NATURE

Juno revela nuevos secretos de las misteriosas profundidades de Júpiter

La sonda de la NASA ha permitido a los investigadores analizar el interior del planeta, las grandes tormentas de sus polos y la profundidad de sus vientos

Imágenes obtenidas en el infrarrojo por Juno en el polo sur de Júpiter. Representan la salida de calor: las partes más oscuras se corresponden con nubes más gruesas NASA/SWRI/JPL/ASI/INAF/IAPS
Gonzalo López Sánchez

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La sonda espacial Juno, de la NASA, fue enviada a Júpiter en 2011 para estudiar los secretos de este gigantesco planeta gaseoso. Después de un viaje de 2.800 millones de kilómetros (una distancia que la luz tarda en recorrer 155 minutos) la sonda, de más de tres toneladas de peso, llegó el 5 de julio de 2016 a la órbita de nuestro vecino del Sistema Solar. Allí se encontró con una atmósfera revuelta y colorida, en la que destacan las tormentas y los vórtices de los polos. La gran bazas de Juno es que va equipada con avanzados instrumentos para «ver» qué se esconde debajo de las nubes : sus objetivos son investigar el campo magnético, la velocidad de los vientos, la composición del interior o las interesantes auroras . Y no solo porque esto sea interesante para conocer a Júpiter y sus orígenes, sino también por otros dos motivos: por una parte lo aprendido allí sirve para comprender cómo son los exoplanetas gaseosos que están cerca de otras estrellas y, por otra, Júpiter es una especie de laboratorio donde es posible encontrar cosas que no existen en la Tierra, como hidrógeno y helio sometidos a enormes presiones.

Aspecto de la sonda Juno. Tiene un diámetro máximo de 20 metros - NASA

En el último artículo, dirigido por Alberto Adriani , investigador del Instituto de Astrofísica y Planetología Espacial de Roma (Italia), los científicos han publicado sus observaciones en el rango de la luz visible e infrarroja de las regiones polares de Júpiter. Así han publicado nuevos detalles sobre los ciclones polares , que tienen forma poligonal, y que están rodeado por vórtices más pequeños: en el norte, ocho ciclones circumpolares rodean a un gran vórtice, pero en el sur son cinco los remolinos que rodean a uno mayor. Adriani y sus compañeros, sin embargo, aún no han podido explicar cómo se formaron estas grandes tormentas o por qué no se fusionan con el tiempo.

Todos estos estudios nos permiten adentrarnos un poco más en las inmensas y misteriosas profundidades de Júpiter y en la vida hasta ahora casi secreta de los planetas gigantes gaseosos. Fortney explica que la sonda Juno, cuya misión finalizará este mismo año si la NASA no la extiende, podría ahora estudiar la profundidad de tormentas como la Gran Mancha Roja o las mareas creadas en Júpiter por sus mayores lunas, con el objetivo de entender mejor qué oculta en su interior.

Gracias a la misión Cassini al planeta Saturno, que acabó el año pasado y cuyos datos siguen siendo estudiados, los científicos podrán comparar lo aprendido en Júpiter y Saturno para entender mejor a los grandes planetas gaseosos.

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