Las jirafas vuelven a sorprender a los científicos

El comportamiento de estos animales a la hora de formar grupos es contrario al esperado

Un grupo de jirafas juveniles Zoe Muller

ABC.es

Las jirafas son animales icónicos. Su largo e inconfundible cuello las convierte en el mamífero más alto del mundo, por lo que cualquiera podría pensar que son animales bien conocidos por la ciencia. Pero no es así. Hace un par de años, científicos alemanes descubrían que existen cuatro especies de jirafa, y uno una como se creía . Ahora, otro equipo británico ha vuelto a poner de manifiesto lo poco que sabemos no solo sobre su ecología, sino también sobre su comportamiento.

Pues bien, los biólogos aceptan de forma generalizada que el tamaño de grupo de los animales aumenta cuando existe un riesgo de depredación, ya que ser muchos reduce el riesgo de muerte de los individuos y hay «múltiples ojos» para detectar a cualquier enemigo dispuesto al ataque.

Ahora, en el primer estudio de este tipo, Zoe Muller, de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Bristol ha descubierto que esto no es cierto para las jirafas, y que el tamaño de sus grupos no está influenciado por la presencia de depredadores. «Esto es sorprendente, y pone de relieve lo poco que sabemos incluso sobre los aspectos más básicos del comportamiento de la jirafa», asegura Muller.

El estudio investiga cómo el comportamiento de agrupación de las jirafas difirió en respuesta a numerosos factores, como el riesgo de depredación, el tipo de hábitat y las características de los individuos.

Un grupo de jirafas en Kenia Zoe Muller

Si bien tipo de hábitat tuvo algún efecto sobre el tamaño del grupo, lo que realmente influyó fue el comportamiento de las hembras adultas, que formaban grupos más pequeños cuando tenían crías. Esto es contrario a otra creencia popular de que las jirafas forman grandes grupos para el cuidado comunitario de sus pequeños. El estudio, publicado esta semana en la revista «Journal of Zoology» , presenta la primera evidencia que demuestra que, en realidad, es todo lo contrario.

Las poblaciones de jirafas han disminuido en un 40% en los últimos 30 años, y ahora se cree que quedan menos de 98.000 individuos en libertad. En reconocimiento a su drástico declive en la naturaleza, recientemente han sido catalogadas como «vulnerables» en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación en la Naturaleza.

Sin embargo, la revisión de la conservación está en curso debido al debate actual sobre su estado taxonómico, ya que algunas subespecies pueden estar aún más en riesgo de extinción de lo que se reconoce actualmente.

Según Muller, esta investigación agrega otra pieza importante al rompecabezas para comprender cómo viven las jirafas en la naturaleza. «Las jirafas son una especie amenazada, que sufre un declive constante en África, y esta investigación destaca que son en realidad una especie increíblemente incomprendida. Solo podemos gestionar y conservar las poblaciones de jirafas de manera efectiva si comprendemos adecuadamente su comportamiento y ecología, algo que apenas estamos comenzando a hacer», dice.

A pesar de su importancia, las jirafas han sido significativamente menos estudiadas en comparación con otros carismáticos mamíferos africanos. La idea errónea común es que las jirafas están en todas partes en África. Sin embargo, los recientes esfuerzos de investigación han resaltado la naturaleza fragmentada y en rápido declive de sus poblaciones.

«Su reciente inclusión como 'vulnerable' en la lista roja de la UICN es un paso valioso para reconocer su potencial de extinción, y se necesita más investigación para comprender las amenazas y los desafíos que enfrentan en la naturaleza», señala Muller.

Los próximos pasos para esta investigación serán replicar los hallazgos en otras áreas de África. El estudio se llevó a cabo en África Oriental, y se necesita saber si se observan los mismos efectos en otras poblaciones de jirafas. Los resultados se pueden utilizar para comprender cómo el manejo de los hábitats, las variables ambientales y sociales pueden apoyar la conservación de las poblaciones de jirafas.

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