Daved Fremont, Washington University
CELL

Identificados los anticuerpos que podrían acabar con el zika

Se han detectado seis de ellos que podrán servir para diseñar tratamientos o análisis más sensibles y eficaces. De momento, no hay vacuna para el zika

MADRID Actualizado: Guardar
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El virus zika sigue expandiéndose. La Organización Mundial de la Salud considera que desde 2015, un total de 62 países y territorios sufren la epidemia a causa de las picaduras de los mosquitos, el principal vehículo que usa el microorganismo para expandirse entre los afectados. No se trata, a priori, de una enfermedad grave: en la mayoría de los casos no produce síntomas y cuando los hay estos son moderados y similares, aunque más benévolos, a los del dengue. Sin embargo, tal como los CDC de Estados Unidos consideran, hay consenso en que el virus está relacionado con un aumento de casos de síndrome de Guillain-Barré y con la microcefalia en bebés, dos dolencias que provocan severos daños neurológicos.

Hay evidencias de que el virus se expande con gran rapidez, a través de mosquitos del género Aedes (y quizás también a través del mosquito común), y además el sexo, las transfusiones de sangre y el embarazo también lo contagian.

Pero lo cierto es que para contrarrestar al virus aún no hay ninguna vacuna capaz de plantarle cara. Sin embargo, un estudio presentado este miércoles en « Cell» ha puesto a servicio de la comunidad científica la identidad y la naturaleza de unos nuevos anticuerpos que podrían servir para hacer por fin una vacuna o un tratamiento.

«Lo que es más importante es que algunos de nuetros anticuerpos son capaces de neutralizar las cepas africana, asiática y americana del zika », ha dicho en un comunicado Daved Fremont, coautor del estudio e investigador en la Universidad de Washington, Estados Unidos. Esto permitirá que una futura vacuna pudiera cubrir a personas de todo el mundo.

Estos investigadores han logrado identificar seis anticuerpos, (moléculas capaces de reconocer y unirse a ciertas estructuras biológicas, como puede serlo un virus), que se unen fuertemente al virus zika. En teoría, podrían servir tanto para hacer una vacuna contra el virus como para mejorar la sensibilidad y velocidad de las pruebas de diagnóstico cuya función es detectar la presencia del virus.

Los dos anticuerpos más prometedores se unen a una proteína que tapiza la superficie del virus. «Creemos que esta pieza de la envuelta del virus podría activar una respuesta inmune contra el zika», ha dicho Fremont, lo que quiere decir, en definitiva, que podría usarse al anticuerpo como gatillo para activar la respuesta de las defensas del organismo, es decir, como vacuna.

Embarazadas, en el punto de mira

Poder hacer una vacuna a partir de una proteína modificada es importante, porque con el zika no es posible hacer otro tipo de vacunas en la que se inyecta al virus muy debilitado en el organismo para activar las defensas. El problema es que el virus zika es una amenaza muy seria para las embarazadas, por su vinculación con problemas de desarrollo como la microcefalia en bebés, y es precisamente en estas mujeres donde el sistema imune está más debilitado hasta el punto de que podría incluso verse amenazado por estos virus debilitados.

Además de esta ventaja, en opinión de Daved Fremont, estos anticuerpos podrían servir para hacer análisis de diagnóstico más sensibles y rápidos, «lo que es especialmente importante para mujeres embarazadas que quieren saber si están infectadas al principio de su embarazo. Los tests actuales no nos dirán esto».

De momento, los investigadores solo han puesto a punto estos anticuerpos en ratones, pero han logrado ampliar lo que se sabía sobre estos anticuerpos para facilitar futuras investigaciones.

Para llevar a cabo este trabajo, y encontrar anticuerpos capaces de reconocer al virus, usaron una técnica conocida como cristalografía de rayos X, que permite estudiar la forma de pequeñas estructuras. En futuras investigaciones, los científicos consideran que tendrán que hacer experimentos con primates, puesto que es en estos animales, y no en ratones, donde la placenta y los anticuerpos tienen un comportamiento parecido al de los humanos.

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