Ellos las prefieren «maduritas» y peligrosas

Inexplicablemente, los machos de la araña viuda marrón desdeñan a posibles parejas jóvenes y fértiles y optan por las mayores, a riesgo de morir devorados

Una pareja de la especie de araña viuda marrón Ben-Gurion University

ABC.es

En la mayoría de las especies, a la hora de aparearse, los machos suelen preferir a las hembras jóvenes y fértiles. Es ley de vida, ya que es una forma de garantizar que existen posibilidades de tener descendencia. Pero para estas arañas viudas marrones , la cosa no funciona igual. A los machos les gustan «maduritas», aunque no puedan engendrar. Tanto les gustan que no les importa correr el riesgo de morir devorados por ellas después del acto. Y eso que las probalidades de que eso suceda son un 50% mayores con una compañera experimentada.

Este extraño comportamiento ha sido documentado por investigadores israelíes en la revista « Animal Behavior» . Los científicos recolectaron machos de la especie del centro y sur del país y luego les «presentaron» a un grupo de hembras para que tuvieran la opción de acercarse. Entre ellas había ejemplares jóvenes y otros maduros. Las primeras son capaces de aparearse, almecenar esperma y producir huevos después de la etapa final de muda a adulto.

«Al principio pensamos que los machos preferirían a las hembras subadultas, ya que son más fértiles y es mucho menos probable que los canibalicen, pero nos sorprendió descubrir que ese no era el caso», dijeron los investigadores.

Posteriormente, el equipo investigó si los machos habían tapado las aberturas genitales de las hembras al dejar parte de sus pedipalpos (los órganos copulatorios masculinos) dentro de ellas. Al tapar las aberturas, un macho puede desalentar a la hembra de aparearse nuevamente con otro macho. Si esto ocurriera con mayor frecuencia con hembras mayores, eso sería ventajoso para el donjuán de turno. Pero resulta que eso tampoco ocurrió.

«Los machos no parecen comportarse por su propio interés y tienen un doble coste: menos descendencia y ninguna oportunidad de aparearse con otra hembra», señala el equipo. «Una posible explicación es que las mayores están manipulando a los machos mediante el uso de señales fuertes para atraerlos, una hipótesis que aún no se ha probado».

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