Para algunos ha primado el orgullo del científico a la hora de capturar y matar al animal
Para algunos ha primado el orgullo del científico a la hora de capturar y matar al animal - Rob Moyle/University of Kansas

Polémica después de que un científico mate al «pájaro fantasma» de las Salomón

Un científico persiguió durante 20 años al alción bigotudo, una de las especies más escurridizas. Después de fotografiarlo, mató al ejemplar para estudiarlo, pero no todos aprueban su decisión

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El alción bigotudo es uno de los pájaros más escurridizos. Hay constancia de que en 1920 se encontró una hembra de esta especie, llamada Actenoides bougainvillei, pero hasta 1950 no se volvió a contactar con la especie, cuando unos cazadores entregaron dos ejemplares a unos coleccionistas. Por eso, durante muchos años los científicos no han sabido nada de él, y este colorido animal ha sido algo así como un « pájaro fantasma».

Es frecuente que, para algunos investigadores, no haya nada más emocionante que buscar las especies más misteriosas. El problema es que el mes pasado el ornitólogo Christopher Filardi, del Museo de Historia Natural Americano, capturó uno de estos ejemplares y, aparte de fotografiarlo por primera vez, lo mató para realizar más estudios.

Por eso, la que podía ser la historia de un descubrimiento científico, se ha convertido en polémica después de la publicación de un artículo en « The Washington Post» en el que se reconstruían los hechos.

«Los alciones son fantasmas, hasta que aparecen en un momento repentino de claridad antes de esfumarse de nuevo. Quizás hasta otro día, quizás hasta otro año o incluso hasta otro siglo», escribió Filardi en su blog. Sus palabras estaban inspiradas porque acababa de culminar una búsqueda de alrededor de 20 años. Por fin había encontrado al «pájaro fantasma» en Guadalcanal, la mayor de las islas Salomón.

Durante varios días el equipo de Filardi estuvo buscando el canto del alción. Por fin pudieron capturar uno «bonito, fuerte y estridente», escribió el investigador. Le tomaron fotografías, le filmaron en vídeo y, al final, le mataron, «con la aprobación de la población local», para estudiarlo más a fondo.

Según relata el científico, esta no fue una decisión apresurada, sino una muy bien meditada y además difícil. La justificó recordando que este animal es muy común y que recoger muestras es una «práctica común entre los biólogos de campo». Además, recalcó que hacerlo puede ayudar a salvar a una especie.

¿Una muerte innecesaria?

Sin embargo, cuando estos hechos salieron a la luz, la polémica surgió tanto entre científicos como en redes sociales. Unos estaban espantados por la muerte del alción, otros defendían la utilidad de la pérdida de un número pequeño de animales para ayudar a entender su especie y quizás facilitar su supervivencia.

Los detractores recordaron que la historia está plagada de ejemplos en los que se captura y se elimina a animales que eran los últimos de su especie, a manos de coleccionistas que no pensaron en las consecuencias de matarlos. Otros resaltaron el orgullo que algunos naturalistas sienten al capturar a una especie rara, y la competitividad que les lleva a hacerlo.

Charles Darwin capturó centenares de especímenes, y su trabajo contribuyó a los importantes avances científicos de su Teoría de la Evolución de las Especies, y al conocimiento de animales antes desconocidos en las Galápagos. La muerte de este escurridizo pájaro puede ser un ejemplo de progreso o un «asesinato» innecesario, pero lo cierto es que los investigadores que acompañaban a Filardi se han visto obligados a publicar una nota en el artículo donde anunciaban su descubrimiento para recordar que su intención es conocer mejor a esta especie y que su muerte no tendrá ningún impacto en la población.