Una de las secciones del Gran Colisionador de Hadrones
Una de las secciones del Gran Colisionador de Hadrones - Archivo

El Gran Colisionador de Hadrones, listo para desvelar los misterios de las superpartículas

Tras dos años de reparaciones, el acelerador de partículas más poderoso del mundo está dispuesto para los nuevos experimentos del CERN

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Han pasado ya casi dos años desde que el «Large Hadron Collider» (el acelerador de partículas más poderoso del mundo y que tiene en su currículum haber descubierto el Bosón de Higgs) se echó a dormir. Sin embargo, los expertos han decidido que -el próximo mes de marzo- levantarán a este gigante de su letargo para colisionar protones a una energía sin precedentes: 13.000.000.000.000 de electronvoltios.

Aunque para ello han sido necesarias varias reparaciones y modificaciones, lo cierto es que los científicos creen que con este artilugio podrán hallar partículas -aún más interesantes si cabe- que el Bosón de Higgs. Concretamente, el CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear, según la traducción al español de sus siglas) ha apuntado que estas energías darán a los científicos de los experimentos ATLAS, CMS, ALICE y LHCb el acceso a un reino de la física que antes era inaccesible.

Entre los diferentes hallazgos que esperan encontrar los investigadores del CERN se halla el gluino, una partícula cuya existencia no ha sido corroborada y que podría dar nuevas pistas sobre la materia oscura. «Podría ocurrir este año. En el verano será difícil, pero quizá a fines del verano si tenemos mucha suerte», ha explicado Beate Heinemann, portavoz del experimento Atlas, a la revista «Symmetry».

El gluino significaría el descubrimiento de las llamadas «superpartículas». . Según los expertos, la teoría postula que, a cada clase de partícula conocida, le corresponde una supercompañera (hasta ahora no detectada). Así la partícula que lleva la luz -el fotón- tendría una compañera llamada fotino o el quark. Por su parte, los bloques que forman los protones y neutrones de un átomo tendrían una pareja llamada squark.

El problema es que cuando el LHC comenzó a colisionar materia, cuando tenía la mitad de potencia de la que tendrá a partir de marzo, no se encontró ninguna señal de estas superpartículas. Esto generó consternación entre los científicos que creían en su existencia desde hace décadas, según ha explicado el investigador. Ahora, puede que la cosa cambie.