'La chirigota clásica' se atrinchera en la mejor versión de lo antiguo en esta fase de cuartos. Manolín Santander y Manuel Sánchez Reyes, autores del repertorio, no comparecen en el escenario, pero su impronta es reconocible desde el primer acorde de la presentación hasta el último baquetazo del 'tipo, tipo' final.
Del primero, por una música de pasodoble absolutamente genuina que el grupo defiende con verdadera dignidad. Y qué segunda tan brillante. Del segundo, por el sello característico como letrista, siempre perspicaz a la hora de encontrar el ángulo más certero para las temáticas escogidas.
El segundo pasodoble de la fase de hoy reúne estos mimbres. A las noches gaditanas de entonces, cuando en las congregaciones hasta altas horas se cantaba clandestinamente. Lamentan que la ciudad ahora sea «una vieja medio muerta que se acuesta tan temprano». En la segunda letra, se apunta al machista que primero asesina y luego se suicida. También resulta ser un original punto vista.
La tanda de cuplés se reparte entre uno muy muy nuevo y otro demasiado antiguo. El primero, sobre el cartel de la Semana Santa de Sevilla. Se compadecen de sus vecinos, pero «más duro era ver la cara de Ismael Beiro en las elecciones por las esquinas». La segunda letra, escatológica, acerca del modus operandi que emplean para asearse en el baño.
La presentación y el popurrí presentan renovaciones. Especialmente reseñable la que referencia a Pepe 'El Caja', que regala calcetines a una china de Arizona. A tenor del buen nivel en la modalidad, hay muchas chirigotas en un abanico. Esta es una de ellas.
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