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Cádiz CF

¿Y ahora, qué?

Al Cádiz CF le quedan dos compromisos por delante que deberá meditar cómo se los toma

El Cádiz CF perdió en Ferrol. l. v.

Alfonso Carbonell

Cádiz

¿Pachangas o la poca dignidad que queda? Esa es la cuestión. Y esa también puede ser la pregunta que les hará a sus cansados discípulos -por el viaje en bus de vuelta de Ferrol, que no por el partidito que se marcaron en a Malata- un Gaizka Garitano que es el primero que está loco por irse de vacaciones para volver en julio y que Vizcaíno le haya hecho ese trabajo que debe hacer pero o no es capaz o no quiere hacerlo.

El tema es que a este Cádiz CF, como a todos los equipos de Segunda, le queda por delante dos encuentros que deberá tomar de alguna manera. Sus rivales, este domingo el Huesca con opciones de meterse en el 'play off' de ascenso aún, y el siguiente fin de semana el Oviedo -con opciones de asenso directo todavía- en el Tartiere. O sea, dos equipos con mucho en juego que se verán las caras con un Cádiz CF que por no jugarse ya no quiere jugarse ni la poca honra que le queda tal y como se vio el pasado domingo en el campo del descendido Racing de Ferrol.

En esto del fútbol hay muchas, demasiadas, leyes no escritas dentro de un gremio donde los valores muchas veces se quedan en las redes sociales y poco más. Pero cualquier bien informado sabe que en estas últimas jornadas se dan muchos resultados tan sorprendentes como increíbles sino fuera porque detrás existen muchos intereses, entre ellos económicos. ¿O alguien se cree aún que aquel 6-1 de hace un año en Almería fue solo porque a los de Pellegrino les dio por dejarse, más de lo que ya lo hacían, de una manera asombrosa?

La pelota no se mancha dijo el más manchado y, como tal, se sigue manchando. Por supuesto, claro que hay honrosas excepciones, como por ejemplo aquel empate en Los Cármenes del Espanyol ante un Granada que dejaba al Cádiz CF de Sergio en Segunda tras vencer en Vitoria ante un Alavés ya descendido.

No tuvo tanta suerte el Cádiz CF años antes, cuando en la penúltima jornada perdió ante el Huesca en El Alcoraz y se quedaba en la última dependiendo de terceros en varios campos donde no se dio ninguna de las muchas probabilidades que había. Ese club, entonces presidido por Antonio Muñoz, se fue a Segunda B en la última jornada tras golear sin despeinarse en Carranza al Numancia, que nada se jugaba; como tampoco se jugaban nada los rivales de los equipos que se disputaban la permanencia con el once amarillo.

Al conjunto entrenado entonces de Víctor Espárrago le valían dos de cinco resultados posibles, algo que a priori era complicado, pero no imposible de lograr. Hasta los más pesimistas confiaban en que la suerte esta vez estuviera de lado gaditano como antaño con Irigoyen, pero no fue así y los amarillos se fueron al cajón tras ganar 5-2 al equipo soriano. En el camino hacia la Segunda B le acompañaron el Murcia de Jose González -con 50 puntos también-, el Real Unión y el Castellón, estos con 46 y 33 respectivamente. Murcianos y gaditanos se quedaron a uno de los 51 que marcaron Nàstic de Tarragona, Las Palmas y a dos de los 52 de Salamanca, Albacete, Girona, Huesca y Celta que por supuesto ganaron todos sus compromisos salvo, curiosamente, el Girona, que empató en Montilivi tras errar un penalti en el 92' donde la suerte estuvo esquina con Alberto Cifuentes, portero entonces del Murcia. Fue el único encuentro de esa jornada por la permanencia donde había algo en juego. Quizás por ello, el Girona contrató al hijo del número dos del arbitraje español solo dos meses más tarde de la caída a Segunda B del Murcia... Fútbol.

La lectura de todo aquello se podía leer una semana antes de que se cumpliera en la cara apesadumbrada de Antonio Muñoz en el viaje en tren de vuelta de Huesca. Al habla 'off the record' con un servidor, el empresario cordobés hacía ingenuamente cuentas en un papelito de las probabilidades que tenía aún su equipo para salvarse, pero con la boca pequeña, mientras asentían sus inseparables Paco Puig y Federico González, venía a decir que había una especie de trato, un acuerdo, una informal formalidad que se llegó a ella antes del campeonato y que no era más que los clubes que llegaba a la última jornada sin jugarse nada debían dejar ganar a todo aquel que sí se jugase algo. Un pacto de caballeros que le tocó pagar al Cádiz CF ese año. Las cosas..

Ha pasado mucho desde aquello y el fútbol ha cambiado mucho y a saber cómo van esas costumbres, pero por lo que se vio el pasado año con el Cádiz CF, que solo fue capaz de ganar a rivales que nada se jugaban (Getafe y Sevilla), no parece que hayan cambiado demasiado. Y ojo, sin maletines ni nada raro que se le parezca. Otra cosa ya son las apuestas por internet y esas movidas. Y claro, la tesitura que se le presenta a este equipo de Garitano es de armas tomar. Por un lado, este domingo se despide de su afición y, lo normal y tras el vergonzante tropiezo en Ferrol, es que los muchachos de amarillo no quieran ganarse la última bronca del año, pero también es lógico que se pueda dar la camaradería con el rival de turno, en este caso un Huesca que se juega el pase a los 'play off'. Así que habrá que estar a la expectativa de cómo se toma el trámite este desilusionante Cádiz CF.

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