Córdoba - Cádiz
De la mofa al amor propio para salvar un mayor ridículo (4-2)
El Córdoba golea al Cádiz, que se repuso con uno menos en la segunda parte tras una primera de chirigota
Así lo contamos
Sobrino se lamenta tras una acción.
Seis puntos llevaba el Córdoba en toda la segunda vuelta en su casa, vamos, que le costaba tela ganar y hacer fútbol pero es que este Cádiz es un regalito para todo aquel que le ponga algo de ganas a esto de darle al balón. Porque los de Garitano son la mejor receta para cualquiera que dude; sus chavales son tan majos que hacen mejor de lo que es hasta a un terrorista. Los cansinos y paniaguados podrán decir misa pero, hoy por hoy, y a salvo de un milagro del Eldense, lo mejor que le puede pasar a este equipo es que vaya de derrota en derrota y de ridículo en ridículo para que la limpia de este vestuario sea, ante todo, obligatoria. Al final, los de amarillo sacaron la vergüenza que se les olvidó en el vestuario al inicio del partido para maquillar un poco la imagen más que censurable que dieron en una primera parte imperdonable.
Cuando Iván Ania dijo en la previa del encuentro que sigue pensando en el 'play off' de ascenso pese a estar a ocho de distancia marcó la diferencia tremenda con su rival y su colega, Gaizka Garitano, que lleva cerca de dos meses recordando que vino en descenso y que este equipo, su equipo, no da para más. Claro que tiene razón, pero al decirlo machaca a los suyos, los limita y, al final, se creen lo que son, malos. Y así, con esas ideas, poco crecimiento puede darse y explica el porqué el Córdoba, un recién ascendido que apasiona a su afición, le saca cinco puntos a un triste Cádiz recién descendido que anestesia a su afición.
Sacó Gaizka Garitano un once atractivo sobre el papel. Dada la buena labor que tuvo la defensa en el pasado encuentro ante el Sporting de Gijón que amarraba la permanencia prácticamente ni la tocó para tranquilidad de David Gil, que siguió bajo palos. Como era de esperar tras sus palabras del jueves, el preparador vasco le devolvió la confianza a Diakité, que el muchacho no lo pasó muy bien durante el Ramadán. Junto al africano se colocó en la sala de máquinas Álex Fernández. Aunque no esté al cien por cien, Ontiveros pidió sitio en la banda izquierda, Melendo se colocó de enganche y el bueno de Rubén Sobrino partió por la derecha para dejar como hombre más adelantado a Roger Martí, el expistolero de Torrent.
Salió impetuoso el Córdoba, que en apenas un minuto ya había metido al Cádiz en su área y forzado un córner que entrañó mucho peligro aunque la jugada quedó invalidada por una mano de un atacante local. Los de Iván Ania gustan, y mucho, a su hinchada, que para estar a ocho puntos del 'play off' apretaba de lo lindo porque, entre otras cosas, su equipo le daba argumentos para no aburrirse. Los califas salieron en tromba y al tercer minuto de juego volvían a la carga con una internada por banda derecha que Zaldua impedía a Obolskii que rematase a bocajarro a David Gil, que al rato tuvo que salir de puño de aquella manera para después abrazar el disparo que le devolvió su despeje.
Tuvieron que pasar cerca de diez minutos para que el Cádiz le tomara el pulso al encuentro, producto de ello forzó su primer saque de esquina que botó con Ontiveros para que Carlos Marín repeliese de puño. Acto seguido, reaccionó el Córdoba, que volvía a hacer pupa por la banda de Zaldua con un gran pase de Jacobo con el que Calderón intentó buscar un pase de la muerte desactivado por Fali.
Estaba bonito el encuentro gracias al empuje y el ritmo que le metió desde el inicio el Córdoba para alegría de la hinchada cadista, que vio como los suyos respondían con algo de ese brío que le lleva faltando desde tiempos inmemoriales. Les duró poco, eso sí.
Corría el 24' de partido cuando Carracedo filtraba un pase dentro del área a Obolskii, al que encimaba Kovacevic, que se preocupó tanto por el ruso que se olvidó del balón al que llegó el propio Carracedo para chutar y batir a David Gil por primera vez en la tarde. El gol le dio más alas a un Córdoba agradecido con su afición, que seguía viendo como los suyos iban a por el segundo tras un control dentro del área de Obolskii, que esta vez remató para ver como su disparo encontraba el muro amarillo y acababa en córner.
El guion seguía siendo el mismo y obedecía a un mandato global del Córdoba, que volvía a llegar por mediación de Theo Zidane, que con el exterior buscaba el palo largo aunque encontrando los guantes de David Gil, que recibía el balón raso de forma plácida en esta ocasión.
Daba gusto ver al Córdoba, que iba en tromba y por las dos bandas. Entre Jacobo y Calderón, por la izquierda, cocinaron una jugada finaliza por Theo desviado. Al minuto, era de nuevo Zidane el que remataba fuera tras una dejada de Obolskii.
Penalti, roja y el segundo
Si mal le iban las cosas al Cádiz, peor se le pusieron en el 35' tras una pifia de David Gil, al que alguien le debía haber dicho hace mucho tiempo que no es bueno con los pies, con ninguno de ellos. Eso debería saberlo Pedro Ruiz, que lo presionó y le robó la cartera para quitarle el balón y ser agarrado levemente cuando encaraba ya una portería vacía. Penalti, expulsión y gol desde los once metros de Jacobo González, que recibía de esa manera a José Antonio Caro. Un 'hat trick' de calamidades en un minuto para enmarcar en la habitación de una abarrotada habitación de los horrores amarillos.
Las cosas se ponían negras para un Cádiz que si ya estaba siendo rebasado con facilidad por el Córdoba once contra once, ahora en inferioridad la papeleta era de aúpa. Para más inri, la piedad no estaba en el librito de los de Ania, que seguían arrinconando con saña a un Cádiz que pasa de dar risa a dar pena en instantes.
Un pelele. Un auténtico pelele era el Cádiz en los pies de los jugadores de un Córdoba que maravillaba a su entregada hinchada. El acoso a la portería gaditana era constante. Un abuso, un tremendo abuso que se veía en cada acción de los locales, que a medida que el Cádiz se encogía ellos se crecían. Y, además, con una preciosidad al hacerlo que hacía afición. Las llegadas cercanas al gol de Obolskii, Theo y Jacobo ponían final a un primer tiempo para discernir muy bien lo que ha sido un bonito en la ciudad de la Mezquita y lo que ha sido un auténtico infierno en la de La Caleta.
Estando las cositas como estaban. Garitano optó en el descanso por meter a Iza y Chust para refugiarse con una defensa de cinco y dejaba en las duchas a los artistas Ontiveros y Melendo.
Y no le sentaron nada mal los cambios porque en la primera llegada al área cordobesista tras un gran centro medido de Climent era cabeceado con maestría por Roger, que celebraba el gol con mucha rabia y hasta con fe. No quedaba otra que sacar la vergüenza para reparar lo de los primeros 45 minutos y en esas estaba el Cádiz hasta que despertó el Córdoba, que no metió el tercero gracias a que Churripi, que vaya apodo, salió para despejar fuera de su área cuando Theo enfilaba completa y sorprendentemente solo iba a por un balón enviado por Carracedo.
Empate con uno menos
No se amilanó el Cádiz, que seguía creciendo desde la vergüenza hasta el punto de empatar en el 58' tras un gran saque de esquina centrado por Álex que cabeceaba, pizarra mediante, Víctor Chust para conseguir el milagroso 2-2. Se adaptó, y muy bien, a ese 5-3-1 un Cádiz que comenzaba a pagar el esfuerzo con el cambio de un Climent acalambrado, que dejaba su puesto a Matos.
Como era de esperar, el Córdoba se volvió a poner serio reteniendo el balón y metiendo en su campo a un Cádiz embravecido que, tras un asedio de tres córners seguidos, iba a volver a sufrir un penalti por una carga de Chust sobre Albarrán más que discutible a no ser que los jugadores del Córdoba no se les puede tocar.
Roto el Cádiz, el Córdoba impuso su superioridad y en el 84' llegó el cuarto tras un espléndido control de Ander Yoldi con el que asistió a Jacobo para que el '10' blanquiverde se dirigiera al arco de Caro para con un zurdazo no poder batirlo aunque con la fuerza necesaria para que el despeje del cancerbero amarillo le llegase a las botas de Antonio Casas para remachar la sentencia con la que daba rienda suelta a su hinchada, que le cantó al once de Garitano 'esto sí que es una chirigota'. Y no, no iban tan mal encaminada aunque, por la pena que dieron en la segunda mitad, era más bien una comparsa. Eso sí, en los primeros 45 minutos fueron un chirigotón. Un uno clarísimo. Tan claro como que si a esta plantilla no se le da la vuelta como a un calcetín no verá la Primera en mucho tiempo.
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