Cádiz CF

De los primeros en tomar conciencia

Jesuli Velázquez tuvo que parar hasta en dos ocasiones al sufrir algo similar a lo del Kun Agüero

Era juvenil del Cádiz cuando le diagnosticaron una anomalía en el corazón que le volvió a dar la cara ya siendo jugador del primer equipo

El 1 de mayo de 2005, en Carranza y ante el Córdoba, Velázquez abandonó el estadio en una ambulancia. l. v.

Alfonso Carbonell

El ‘pitbull’ corría con un corazón que no le cabía en el pecho. Y no era una frase hecha. O sea, se decía porque sí, porque cualquiera que lo viera jugando con la casaca amarilla no tenía otra que rendirse a su pundonor , a su indomable fiereza, pero la realidad era que su corazón no era como el de todos. Y las alarmas saltaron siendo él juvenil.

De eso ha pasado ya muchos años, más de veinte, que ya es decir. Entonces no había los avances de hoy en la medicina deportiva y se jugaba al fútbol al límite, como ahora, pero sin los controles exhaustivos que se hacen en la actualidad. Tuvieron que pasar las desgracias de Antonio Puerta o Dani Jarque y no pocos sustos como el de De la Red o el excadista Miguel García para que los galenos y el mundo del balón en general pusiera la lupa sobre un mal que siempre estuvo sobre el tablero pero que se tomaba como un gaje más del oficio. Y como siempre, tuvo que venir la muerte para que llegasen las previsiones.

Recientemente ha sido el Kun Agüero el que ha dado un nuevo susto al mundo del fútbol. El argentino del Barcelona fue cediendo el ímpetu en sus carreras en el partido ante el Alavés. Se fue parando en mitad del encuentro. Obviaba el balón, se alejaba del juego y se asustó. Se fue al suelo llevándose la mano al cuello, al pecho y... desapareció del Nou Camp en ambulancia.

El Kun Agüero también salió en ambulancia del Nou Camp. l. v.

Los primeros síntomas decían que había padecido una arritmia por la que debía permanecer 48 horas en el hospital. Dos días en los que fue sometido a cantidad de pruebas cardiológicas y en estos momentos sigue un atento examen de observación. Por supuesto, el fútbol ha pasado a un segundo plano. Los más optimistas dicen que volverá en tres meses. Los más pesimistas ni hablan.

Las alarmas en el Cádiz sonaron hace ya más de dos décadas , pero entonces el sonido de las mismas apenas se escuchaban en la consulta del médico y poco más. Eran otros tiempos.

Manolo Rueda era el entrenador de Velázquez en el Juvenil del Cádiz, que se preparaba para afrontar una nueva e ilusionante temporada. Jesuli era puro nervio y todo corazón. Pero de repente tuvo que parar. «Me llamó el médico y me dijo que Velázquez no podía seguir entrenando porque se le había diagnosticado en el reconocimiento médico una patología en el corazón. Se me hizo muy duro decirle que no podía entrenar siendo como era él de voluntarioso y entregado a la causa del fútbol», admite el entonces técnico cadista.

Fue así. Tal cual. Velázquez, ahora entrenador de la cantera, lo recuerda de la siguiente manera . «Hombre, no sé qué es lo de Agüero, pero es verdad que viendo el partido me acordé de lo que yo pasé en el Cádiz. El médico me dijo que tenía una hipertrofia muscular por la que mi corazón venía a ser más grande que la cavidad. Es una anomalía muy común en muchos deportistas. Tuve que parar un mes y recuerdo con mucho cariño que Manolo (Rueda) se preocupaba todos los días por mí. Todos los días me llamaba por teléfono para darme ánimos y esperanza. Yo era joven y sólo me importaba jugar,

Velázquez, antes del susto. l. v.

pero no me dejaron mientras me seguían haciendo pruebas de todo tipo», cuenta Jesuli, quien desde la distancia que da el tiempo cree que si le llega a ocurrir ahora no hubiera jugado tan pronto o quien sabe «si probablemente igual» ni hubiera vuelto a los campos. «No sé, la verdad. Por entonces no había pasado los desgraciados fallecimientos de compañeros y ahora todo eso se regula más».

Velázquez, el menor de once hermanos, también se acuerda de la preocupación que llevó a su casa puesto que su madre «también padecía del corazón y la pobre creía que era genético».

Pasado el tiempo, Velázquez va ascendiendo hasta llegar al primer equipo, donde en el año del ascenso en Chapín repite el episodio. «Fue en un Cádiz-Córdoba en Carranza. Al saque de un saque de banda me clavaron un codazo y me quedé sin respiración. Me cambiaron y salí del estadio en ambulancia y con dos costillas rotas. Recuerdo que en San Rafael pasé la noche en observación y los médicos me dijeron que no me quedaba por las costillas sino porque me habían visto algo en el corazón», relata.

En esta ocasión, su regreso fue más rápido.«Yo quería entrenar el mismo lunes siguiente pero Espárrago me dijo que me quedaba una semana sin entrenar y recuperándome. A la siguiente ya volví al equipo», dice un adelantado a un tiempo donde no había tanta concienciación.

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