Cádiz - Racing
Garitano tenía razón (2-3)
Partidazo con remontada del Racing incluida en Carranza, donde el Cádiz presenta su nuevo disco con una dura derrota ante un gigante
Así lo hemos contado
De la Rosa fue protagonista en los dos goles del conjunto gaditano.
Sin estrellas este Cádiz compite mejor, pero ni por esas. Este Racing es mucho Racing y este Cádiz es muy poco Cádiz si lo que se quiere es tutear a un gigante como el equipo cántabro, que es una maravilla verlo jugar y da mucha, mucha envidia. Y de la mala. Pero cuando no se puede, no se puede, aunque lo que sí hay que elogiarle a los de Garitano es su disposición absoluta a intentar hilvanar milagros como el que comenzó a edificar poniéndose 2-0 en el marcador.
Lo decía Garitano en la previa del encuentro con esa claridad y rotundidad vasca. Este Cádiz no puede ganar a golpes porque le falta la calidad que ha derrochado este domingo su oponente, al que le da exactamente igual cómo vaya el marcador para ponerse al servicio de un modelo de juego con el que encuentra espacios con una facilidad insultante. Fue así como, poco a poco, los de José Alberto fueron metiéndose en un partido que acabó con un 2·3 tan justo como injusto ya que, antes, Camara pudo poner 3-1 si llega a marcar solo y sin portero en boca de gol un centro de Climent- No obstante, tampoco vale de nada pensar qué podría haber pasado si lo hubiera marcado porque por delante aún quedaba toda una segunda mitad ante un Racing que nunca, nunca, nunca, está muerto.
Comenzaban las cosas bien para los más sensatos, o lo que es lo mismo, mucho tiempo después Garitano se dejaba de cábalas y le entregaba a su afición el once esperado por todos con la salvedad de Jorge More, que suplía en el centro de la defensa al lesionado Kovacevic. El resto, los mismos que neutralizaron hace una semana al Córdoba, el mejor de los sparring posible antes de medirse a uno de los púgiles más potentes de la categoría como indican los 37 goles que llevan y que le hacen el equipo más letal de la tabla.
No había pasado ni un minuto y el Racing ya había pisado el área gaditana y hasta con peligro después de una asistencia del Búfalo Villalibre para que Íñigo Vicente forzara un saque de esquina tras un disparo ajustado que dio en lateral exterior de la base del palo de Víctor Aznar, que ya tragaba saliva. Muy temprano.
Tan temprano como, poco antes de cumplirse el 5' de partido, llegó el gol del Cádiz tras un centro de rosca sublime de José Antonio de la Rosa para que el Tanque Dawda, perfectamente en línea, controlase con exactitud con la zurda para con la misma tocar lo suficiente para salvar la salida del meta cántabro. Se adelantaba el Cádiz, que de nuevo apostaba por su dupla atacante con más calidad y más gol.
Dawda Camara adelantó al Cádiz.
Otra vez, como tantas otras, se adelantaba el Cádiz en su casa bajo el recuerdo de lo sufrido ante Burgos o Cultural Leonesa, que a medida que avanzaron sus minutos se fueron merendado a los anfitriones. No estaba dispuesto a que eso se volviera a repetir. Para nada. Y para frenar esa reacción qué mejor que un segundo que comenzó a cocinarse Roger al robarle la cartera a Íñigo Sainz-Maza y lanzar un contragolpe al galope de las piernas de De la Rosa, que se envió el balón tan profundo que nadie pudo cogerle hasta que centro fuerte para que el portero desviase el pase a Camara con tan buen olfato para Roger que recibió el rechace, sentó al arquero y fusiló al fondo de la red llevando la euforia a las gradas de Carranza cuando se llegaba al cuarto de hora de partido. Dos llegadas y dos goles. Es lo que tiene jugar con tus dos mejores delanteros.
Roger celebra el segundo del equipo.
Poco duró la euforia porque el Racing cuenta con muchísima calidad, como la de Íñigo Vicente, que se inventó una maravilla tras no encontrar huecos aunque el único que vio, dentro ya del área cadista, fue la escuadra de Víctor Aznar, que se vio sorprendido con una espectacular vaselina de un jugador para quitarse el sombrero. Volvía el Racing al partido. Y de qué manera, macho. Lo hacía cerca del 20'.
Apenas se había alcanzado la media hora de partido y ya habían sido amonestados hasta tres cadistas (De la Rosa, Camara y Climent) por parte de un árbitro, el madrileño Pérez Hernández, con las manos tan largas como la mirada tan ciega al pitarle unas manos a Dawda que no fueron cuando los amarillos armaban otro ataque. En el 27' vio la primera amarilla el Racing después de que Íñigo Vicente derribara claramente a De la Rosa cuando el onubense ya maquinaba otro lío por su banda derecha.
Clara ocasión fallada por Dawda
Tenía las ideas claras el Cádiz, que presionaba en los momentos en los que el Racing se encontraba retrasado y se juntaba cuando los cántabros pisaban campo gaditano. Ya con el balón, los de Garitano se apoyaban en el fútbol directo y no les iba mal con un Dawda Camara incrustado entre los centrales. Fue precisamente el ariete cedido por el Girona el que aprovechaba un balón que le llegó en la frontal después de que Roger molestase a los defensas para volear de primeras y ver como Jokin Ezkieta estrenaba sus guantes mandando el balón a un córner que peinado por Jorge More para mandar el balón cerca del palo largo del arquero racinguista.
Pasada la media hora el encuentro entró en una fase de embarullamiento para alivio de Garitano, al que le interesaba quitarle algo de frescura al juego a sabiendas de que esos ida y vueltas podían perjudicarle más que lo que le estaba beneficiando hasta ese momento. Una vez acabada esa especie de tregua protagonizada por faltas, más amonestaciones y muchas más discusiones, volvía a la carga con un jugador por banda de Ocampo y terminado con un centro de Climent al que no llegó Roger pero sí Camara, que remató fuera con la portera vacía para indignación de muchos que no saben ver lo importante que va a ser este delantero para el equipo.
La respuesta, ya en el descuento, del Racing fue igual de peligrosa después de un magnífico pase al espacio de Íñigo Vicente con el que dejaba solo a Andrés Martín, que tras controlar bien se le hizo enorme Víctor Aznar, una vez más salvador.
Sin cambios en el Cádiz
Se reanudó el encuentro sin cambios en el Cádiz y con uno en el Racing, el de Maguette Gueye por Íñigo Sainz-Maza en el pivote. Saliendo desde atrás como malabaristas, los racinguistas se colaban en las inmediaciones del área local con un estilo de juego definido que era contestado por las carreras a la contra de Ocampo y De la Rosa.
Poco a poco, como era lo normal, el Racing iba sellando el encuentro a su medida mientras el Cádiz rezagaba el bloque poniéndose al servicio de sus hombres de banda, como De la Rosa, que forzó un saque de esquina en jugada con Iza en la jugada previa al que pudo ser el tercero del Cádiz de no ser por la mano milagrosa sacada por Jokin Ezkieta al cabezazo de Roger tras el lanzamiento del córner.
Con sus armas, el Cádiz defendía el resultado sin reservarse nada en el ataque cada vez que se daba la ocasión, como la que inventó Ocampo tras una internada por la izquierda en la que no quiso ver a Dawda en línea puesto que tenía en la cabeza la acción que casi acaba en gol de haber apuntado un poco mejor su lanzamiento buscando la escuadra de Jokin Ezkieta.
Movía el banquillo Garitano en el 57' dando descanso por García Pascual, que nada más entrar probó a Jokin Ezkieta tras un control con volea que le quedó algo centrada para tranquilidad del cada vez más presente guardameta navarro del Racing. Otra ocasión fallada ante un gigante que se levantó en la siguiente acción de una manera bestial.
Empate a lo fútbol playa
Tocaba y tocaba el Racing, que en el 62' se marcó un golazo de gran categoría. Porque estos colíderes no solo tocan sobre el césped ya que si los mandas a la playa te la pueden liar como la liaron Ínigo Vicente, que la picó a Peio Canales, que de cabeza le asistió a Andrés Martín, que sin dejarla caer voleó el balón para guardarlo en la mismísima escuadra de Víctor Aznar llevando el 2-2 al electrónico.
Se iba viniendo abajo De la Rosa y Garitano lo sentaba para dar entrada al goleador Tabatadze, que recibió la ovación de un público que lo adora desde su llegada. Se le iba a hacer muy largo lo que le quedaba el partido al Cádiz porque el Racing seguía creciendo minuto a minuto como demostró un jugadón que comenzó con un saque de mano larguísimo para que Íñigo Vicente comenzara a inventar una acción que terminó con un paradón de Víctor Aznar tras ver como los atacantes racinguistas se asociaron en una baldosa para acabar con la punterita Andrés Martín bien contestada por el arquero ítalo-brasileño.
También tenía algo que decir el ataque gaditano después de que Dawda Camara, en la frontal y rodeado de rivales, asistiera por alto a Tabatadze, que le cedió el balón a Garcíaa Pascual para que el malagueño estuviera lento, primero, e impreciso, después al mandar el balón a las nubes con todo para él.
A falta de diez minutos, entraba Efe Aghama por un ya cansado y sin suerte, Ocampo y lo primero que hizo el nigeriano fue quedarse ronco de gritarle a Diakité para que le echase el balón en su banda solitaria y ver como su compañero se llenaba de balón y acaba una jugada con un disparo bien tapado por la defensa contraria.
Parecía llegarse a las tablas ya en el descuento cuando en la enésima obra maestra del Racing, después de una maravilla de Salinas para habilitar a Suleiman, que se adentró en el área cadista para asistir con un pase a trás a Andrés Martín, que de un zurdazo firmaba la remontada cántabra para dejar sin recompensa a un Cádiz que hizo un gran partido con lo poco que tiene en comparación a sus adversarios, ya líderes.
La derrota dolió en exceso por los esfuerzos realizados, las ocasiones desperdiciadas y por el momento en el que llegó, sin embargo, hay que quedarse con la manera de competir de un equipo que, sin sus estrellas, se organiza mejor y sabe mucho más a lo que juega ahora que a lo que intentaba antes. Garitano ha encontrado el camino y por la mitad ha demostrado al personal que su discurso no es una excusa sino la verdad.
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