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Se acabaron los decretos

Sergio introdujo cambios en su once basándose en los méritos realizados y no tanto en la querencia a buscar su once de gala con jugadores que no están en su mejor momento y eran titulares

El once cadista guardó un emotivo minuto de silencio por el abuelo de Chris Ramos.

Alfonso Carbonell

Parecía Sergio instalado en sus once jugadores preferidos y que a menos que no tuviera que hacer modificaciones obligadas por lesión o sanción no se apartaría de ellos en sus alineaciones. Parecía darle igual que el equipo no funcionase. Parecía ignorar tantos los malos resultados como las peores sensaciones que él iba a seguir asido a sus más habituales. Pero no, la dos últimas derrotas consecutivas frente al Girona en casa y ante el Valencia a domicio por fin le han abierto los ojos y ha decidido agitar una coctelera cáduca.

Sin embargo, la falta de puntos y el mal juego frente al Valencia desde los primeros compases del encuentro en los que se encajaba un gol en el minuto 3 fue más que suficiente para que le diese una vuelta a sus ideas pretéritas. Además, había futbolistas haciendo méritos para rellenar algo más que los minutos de la basura. Tampoco es que la labor de estos suplentes fuese para tirar cohetes, pero la cuestión de peso especialmente era que había titulares que estaban aportando muy poco y que no se entendía el por qué de su titularidad casi que por decreto.

El caso más acuciante era el de Gonzalo Escalante en el centro del campo. Fuera de toda duda está que el argentino debe ser capitán general en el once amarillo, sí, pero cuando esté en un bue momento de forma, algo que no lo está a pesar de los muchos minutos (1073) que Sergio le ha medio regalado en esta Liga. El argentino necesitaba minutos para cogerla pero está visto y comprobado en su caso que no sólo con minutos de competición uno se pone 'plenti'. Escalante no está a pesar de haber estado y es más que seguro que se ha aprovechado de la lesión de Fede San Emeterio y la nula confianza que el entrenador tiene en Álex y José Mari. Así las cosas, el advenedizo Kouamé no ha tenido otra que pasar a un primer plano en una temporada que llegaba como apuesta del club, que no de Sergio. El internacional malí salió de inicio ante el Sevilla y todo indica que será de nuevo titular en Getafe pese a que mantiene un perfil muy distinto del que quiere Sergio, que deberá trabajar en reconvertir su registro para jugar en este Cádiz.

Otro caso que bajo sospecha era la titularidad por decreto de Maxi Gómez, delantero que ha venido para marcar pero que hasta el momento nada más que ha hecho centrar. Al ariete charrúa se le ve siempre muy lejos del área y aunque trabaja fajándose con las defensa de turno, está muy lejos de ese delantero top que el Cádiz CF necesita. Hasta el momento no está brillando y las pocas ocasiones que ha tenido ha dejado mucho que desear. Una clara se fue al traste en San Mames, con el resultado de 0-0 en el momento y una clarísima asistencia de Robert Navarro que Maxi contestó con un disparo mordido que murió en las manos de Unai Simón. No estaba mereciendo la titularidad y en consecuencia se perdió el derbi ante el Sevilla en beneficio del veterano Roger, que aunque reñido con el gol sigue aportando infinitamente más que el fichaje llegado de Turquía.

Si había un jugador que estaba mandando señales de ganarse una oportunidad ese era el carioca Lucas Pires, que había ya marcado ante el Atlético en el Metropolitano y cerca estuvo de volverlo a hacer en el encuentro en Valencia. Además, la endeblez en defensa que estaba mostrando Javi Hernández motivaba que Sergio se pensase más de una vez darle la titularidad a Pires en detrimento del de Torrecera. Y pensado y hecho aunque con un matiz. El técnico cadista quitaba del carril zurdo a Javi Hernández para introducir en el once a Pires pero arremetía en el centro de la defensa contra Meré, que lo sentaba para reubicar como central al jerezano.

Cuatro novedades (Pires por Meré, Alcaraz por Escalante, Roger por Maxi Gómez y Machis por Robert Navarro) introdujo el pasado sábado Sergio en un once que pedía a gritos cambios aunque fuera para cambiar la dinámica. Los dos puntos de los quince posibles -ahora tres de 18- presionaban al entrenador para que cediera en sus alineaciones que podían estar maduradas en busca de ese once de gala que todo técnico desea conseguir; sin embargo, muchos de esos jugadores que salían de inicio casi que por decreto no están ni de lejos en su mejor momento, por lo que la filosofía del meritaje irrumpió con fuerza en un equipo inicial que salió decidido a comerse al rival tal y como demuestra la primera media hora de juego ante un Sevilla sobrepasado.

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