Una oportunidad para los niños que se quedaron sin alternativa
Jóvenes, con los 18 años recién cumplidos, sin familia, desprotegidos y en serio riesgo de exclusión social. ¿Qué pasa con ellos? ¿Qué ocurre con esos jóvenes que al cumplir la mayoría de edad pierden la protección tanto de la Administración pública como de una familia de acogida? No hay un protocolo establecido. Los chicos y chicas ya pasan a ser autónomos e independientes, en una época vital donde prácticamente nadie está preparado para enfrentarse en solitario a los retos de la vida.
En esa labor de apoyo y compañía responde Afasode, la Asociación de Familias Solidarias para el Desarrollo, con ubicación física en Chiclana aunque presta servicio a toda la provincia. Hasta donde pueda alcanzar su mano. Esta problemática que exponemos la expresa muy bien su presidente, Juan Molina, que señala como estos "chicos y chicas, que una vez salen del sistema de protección de menores, se quedan sin una alternativa", responde. Tienen que abandonar esos centros y es muy complejo encontrar, sin recursos y con esa edad, vías para continuar con su proceso de emancipación y desarrollo personal".
Este colectivo, fundado en 2004 (cumple ahora 20 años) para dar respuesta a a la tragedia de los Balcanes, a la guerra en Bosnia, ejerce un trabajo relevante para ofrecer un respaldo a estos niños y jóvenes en desamparo. Muchos de ellos migrantes, aunque es un núcleo muy amplio. "Desde Afasode hemos logrado contar con un número significativo de pisos de acogida (algunos de ellos subvencionados por la Junta) para estos jóvenes que no cuentan con una referencia familiar. Son 89 personas solamente en la zona de la Bahía de Cádiz, Chicilana y Conil. Están viviendo allí y se trabaja para darles oportunidades de empleo e inserción laboral en un proceso gradual de emancipación", apunta.
"Hay otros que están en situación de calle", la más delicada, sin duda. "No tenemos más pisos ni dinero, pero para algunos de ellos hemos conseguido reunir a familias con experiencia en acogida de menores. En esta ocasión no hay formalidad, pues se trata de una convivencia libre y voluntaria, no está regido por la legislación española al contar con la mayoría de edad. Tenemos 18 jóvenes en varias familias, tanto en localidades gaditanas como en la provincia de Sevilla".
Es la primera parte de su actual proyecto. La segunda respira aires franceses. Al conocer esta iniciativa, la ong gala Barayole, de protección de la infancia, "se puso en contacto con nosotros. Al igual que aquí, tienen a jóvenes que han vivido situaciones complicadas (abuso, abandono, maltrato...) y ven interesante la posibilidad de, en lugar de mantenerse en centros, venirse con alguna familia española".
En Francia no existe este modelo, "así que creen interesante recurrir a esta fórmula. Entiende que es muy positivo el intercambio cultural, además de la experiencia que pueden adquirir estos chicos y chicas. A su vez, a la familia de acogida se le podría ayudar con una prestación económica, un incentivo, al entender que hay más dificultades por el tema del idioma".
Por ello, la semana próxima iniciarán una campaña "en la que haremos un llamamiento a familias interesadas en acogimiento de jóvenes de entre 18 y 20 años durante un periodo de diez meses con una prestación económica que servirá para cubrir los gastos".
Estarían apoyados "tanto los jóvenes por Barayole, como las familias por nuestra asociación", incide Molina. "Estaremos en contacto para que no haya ningún problema. También queremos unirnos a diferentes empresas para que realicen prácticas laborales en ellas". El empleo es una palanca fundamental para la inserción en la sociedad, necesario para el desarrollo económico y personal.
En Afasode hay familias de todo tipo, "desde monoparentales a la típica familia tradicional, con hijos o sin hijos. Normalmente ya han tenido experiencia anterior en acogida de menores. En este caso, no son importantes los recursos económicos debido a esas prestaciones". Los filtros a estas familias son: "que no haya problemas de adicciones, ni con la justicia, y que tengan actitud y disposición de acogimiento".
La campaña arrancará en estos días. No obstante, no hay una fecha concreta, la colaboración no la va a marcar el calendario. "La fecha la determinaría la propia familia de acogida. No vienen en grupo, sino de manera individual, cuando haya disponibilidad", destaca. "Y tampoco tienen que ser de la provincia de Cádiz, se abre el campo a Sevilla o Huelva, aunque no más lejos" para poder llevar a cabo ese apoyo desde Afasode.
Aquí, en Cádiz, esta experiencia "está funcionando muy bien, con familias que después de acoger a un joven han querido atender a otro. No ha habido conflictos". Estas familias están compuestas de gente "que saben que hacen un ejercicio de solidaridad, ayudando a jóvenes con una familia sana que vienen de relaciones tóxicas".
La Administración no tiene regulada la modalidad de familias de acogida de personas de más de 18 años. Hay pisos que conciertan con las asociaciones o que son viviendas públicas. Y por ello se percibe "una diferencia abismal entre los niños que están en situación de calle, que están sobreviviendo, a los que viven con familias de acogida. Los primeros están abocados a sobrevivir de cualquier manera, y por ello hay una merma importante en los hábitos saludables y un déficit de su desarrollo cognitivos. Terminan en algunos casos en delitos menores que perjudican tanto a ellos mismos como a la población, y contribuyen a estigmatizar a este colectivo. Es un problema para la Administración pública".
Éste es quizás uno de los grandes problemas, de los inconvenientes a la hora de plantearse un acogimiento. "Sí, están muy estigmatizados. En líneas generales conviven perfectamente con familias y vecinos, y estas experiencias son únicas para desarticular esos prejuicios. Tenemos que ayudar a que terminen su situación de calle. En Jerez están acomodando a muchos en los albergues, y no es el recurso adecuado para los jóvenes".
Los profesionales y voluntarios de esta asociación les acompañan "en su proceso de inserción laboral, y terminan convirtiéndose en personas que contribuyen a la sociedad, que a su vez demanda mano de obra como ésta. Sus focos son diferentes a los nuestros. Su interés es la búsqueda de un trabajo, ganar dinero para ayudar a su familia si la tienen en otro país y contribuir para mejorar personalmente".
Cualquier persona interesada puede llamar a este teléfono de Juan Molina (661 30 88 66) y "le daremos la información necesaria. "Empezamos atendiendo a las víctimas de la guerra de Bosnia. Entonces trajimos a más de 3.000 niños a España. Cuando acabó la guerra, nos quedamos ayudando a los niños de aquí, participando en el sistema de protección de menores. ¿Y cuando cumplen 18 años? Pues tenemos que seguir ayudando". No queda otra.