Las “cadenas de solidaridad” durante el apagón, “claves para afrontar crisis”

Cuerpos de seguridad y voluntarios recorrieron barrios, centros de salud, estaciones y residencias

El histórico apagón que este lunes dejó sin electricidad ni comunicaciones a toda España dejó una imagen que muchos en Jerez no olvidarán: la de una ciudad que, en mitad de la incertidumbre, se sostuvo sobre los hombros de su gente. Frente al colapso tecnológico, surgió algo más poderoso: cadenas humanas de solidaridad, gestos espontáneos de apoyo mutuo, y una organización coordinada que mostró lo mejor de una comunidad unida ante la adversidad.

La alcaldesa, María José García-Pelayo, ha querido poner el foco precisamente ahí. En ese valor que se activa cuando todo lo demás falla. “Ha sido una cadena humana de apoyo, uno de los grandes valores para afrontar esta crisis”, señaló emocionada desde la Jefatura de Policía Local, donde el Cecop del Plan Territorial de Emergencias permanecía activo. Porque aunque la electricidad se restableció en la ciudad entre las tres y las seis de la madrugada, la fuerza que mantuvo todo funcionando fue humana.

Desde los cuerpos de seguridad, que se repartieron la ciudad y sus zonas rurales para garantizar cobertura, hasta voluntarios que acudieron sin que les tocara turno. Desde bomberos que rescataron a personas atrapadas en ascensores, hasta agentes que transportaron a enfermos dependientes de oxígeno o se aseguraron de que ningún mayor quedara aislado. Las cadenas de ayuda recorrieron barrios, centros de salud, estaciones, y residencias.

Jerez no solo respondió con eficacia, sino también con calidez. La colaboración entre instituciones, empresas como Aquajerez o Endesa, y ciudadanos de a pie ha sido, en palabras de la alcaldesa, “una demostración de que, cuando se apagan los sistemas, lo que queda es la humanidad”.

Pero este episodio ha sido también un recordatorio. Uno de los grandes aprendizajes que deja esta crisis es la necesidad de información clara, planificación estratégica y capacidad de respuesta inmediata. La alcaldesa insistió en la importancia de contar con datos precisos en tiempo real: "No sabíamos ni qué estaba pasando ni con qué criterio se estaba restableciendo el suministro. Y eso, en una emergencia, es grave".

Frente a la incertidumbre, Jerez ha actuado como una ciudad preparada, capaz de blindar infraestructuras esenciales como hospitales, gasolineras o centros de mayores, y prever recursos alternativos —como el reparto de botellas de agua o la disponibilidad de cubas— en caso de fallos en el suministro. Esa capacidad de reacción, sumada al espíritu de comunidad, constituye una lección clave para afrontar futuras crisis.

Así, mientras el nivel 3 de alerta continúa activo a nivel nacional y las causas del apagón siguen sin aclararse, lo que sí ha quedado claro es que Jerez ha sido ejemplo de resistencia, organización y solidaridad. Porque a veces, las crisis no solo nos apagan la luz, también nos encienden la conciencia de lo verdaderamente importante: el apoyo mutuo, la coordinación y la capacidad de cuidarnos unos a otros cuando todo lo demás falla.

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