La memoria de los tiempos más duros

La AFA la Merced desarrolla un programa para el tratamiento de enfermos con Alzhéimer y familiares en épocas de confinamiento

Y de un día para otro, todo cambió. La pandemia arrasó el planeta. No sólo se cobró vidas humanas. Alteró el discurrir diario de esta sociedad, le despojó de comodidades asumidas e incuestionables hasta hoy, y nos encerró entre cuatro paredes durante meses con nuestros miedos e incertidumbres. Las principales víctimas, aquellos más vulnerables.

Los responsables de la Asociación de Familiares con Alzhéimer La Merced, en Jerez de la Frontera, decidieron aprovechar todas esas lecciones extraídas de la experiencia más dura y aplicarlas en un programa que registra soluciones concretas a los nuevos retos y cuenta con el apoyo de la Fundación ”la Caixa”. Lourdes Rivera (psicóloga), Montse Rosado (trabajadora social) y Javier Pinto (fisioterapeuta) detallan los pormenores de este proyecto que se cimenta sobre las nuevas tecnologías para cubrir el enorme vacío y las distancias que marcan esta época pandémica, con vistas a un posible futuro que nadie desea.

‘Contágiate de vida’ es la respuesta a la extrema situación vivida en marzo del pasado año y que se extendió durante tres meses. “De repente tuvimos que cerrar” y los ciudadanos empezaron a vivir en su propia prisión. “Al ponernos en contacto con nuestros usuarios notamos un enorme bajón emocional, cognitivo, físico y social”, recuerda Lourdes. “Si esto nos afecta a todos, imagina a personas más vulnerables. Sus capacidad quedaron más mermadas”.

“Entendimos que nuestros programas terapéuticos no se podían interrumpir de esta manera, sin importar lo que pasara a nivel global”. El contexto es ahora bien diferente, pero el ser humano está obligado a aprender del pasado para no repetir sus errores en el futuro “Era lo que se tenía que haber hecho, y no se hizo por falta de experiencia”. Por tanto ya no caben excusas. “En Contágiate de vida’ ofrecemos una apuesta más por las terapias no farmacológicas para el desarrollo de sus capacidades funcionales, sociales y físicas”.

Inciden en que la presencialidad es clave en su labor. “Los abrazos, besos, el cariño, la cercanía… esto es una familia y ellos lo sienten así”. Pero se desarrollan otras opciones “por si no se puede hacer porque se debe mantener la distancia, continuar con las terapias mediante las nuevas tecnologías”.

El proyecto gira en torno a cinco ejes: ‘Conóceme y cuido contigo’, a través de videoconferencias, llamadas audiovisuales, para superar un tanto esa distancia y que los enfermos no se sientan solos; ‘Conectados’ por las nuevas tecnologías; ‘Muévete conmigo, es hora de cuidarse’, trabajando no sólo con los usuarios sino con sus familiares el apartado físico con tablas de gimnasio y ejercicios; ‘Hazlo tú mismo’, orientado a las capacidades funcionales y tareas específicas con el fin de otorgarle el mayor grado de independencia; ‘Formar para cuidarse’, destinado al voluntariado ya que amén de la importancia de su labor, la unión entre jóvenes y mayores es de lo más enriquecedor.

El fin es darle a usuarios y familiares aquello que siempre se le ha dado pero de manera diferente, con las nuevas herramientas. “Durante los primeros meses hemos ido improvisando, con la intención de llegar a todos. Ojalá no nos encontremos con una situación similar, pero si ocurre ya estamos preparados”, comenta Javier.

El aspecto más positivo de la introducción de las nuevas tecnologías es que con los usuarios “se ha mantenido el ‘feedback’ (retroalimentación), continuando con la relación y haciéndoles que sigan formando parte de la sociedad”. “Ellos son muy nuestros, pero es que nosotros también somos muy suyos, y cuando nos veían a través de la pantalla se ponían muy contentos. Una imagen es más valiosa que una llamada telefónica”, recalca Javier. “Podemos llevar a cabo los tratamientos neuronales. Las pantallas les estimulan y, aunque al principio son reacios por la novedad, les llama la atención y sonríen más”, apunta Montse.

Alrededor de 60 usuarios forman parte de esta comunidad, de lunes a viernes, de siete a ocho horas. “El contacto físico, las caricias, tocarse… es irremplazable, pero se podían cubrir otros aspectos, pensando también mucho en los familiares, que son el pilar en esta enfermedad”.

La pandemia ha supuesto una tragedia a nivel sanitario. Pero en la AFA La Merced han salido reforzados. Un reto que les ha obligado a explorar los límites para superarse. “Hemos ganado en organización y también en desinfección. Observamos como nuestros usuarios se sienten más orientados y hasta se han reducido el número de trastornos de conducta”. Porque siempre de los desafíos más duros se extraen las enseñanzas más valiosas.

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