«El apagón ha sido un toque de humildad»
El apagón eléctrico de este pasado lunes hizo temblar algunos de los cimientos de la sociedad. Fue una fuerte sacudida que especialmente mantuvo incidencia sobre los más vulnerables. Sin luz, sin conexiones telefónicas, muchos voluntarios y personas solidarias se lanzaban a la calle con el firme propósito de ayudar al vecino en lo que necesitara.
Ocurría tal cual con los voluntarios gaditanos de Cruz Roja. La organización desplegó un amplio dispositivo humano, técnico y logístico en la provincia de Cádiz, con más de una veintena de efectivos con el fin de realizar coberturas en los servicios de emergencias ante la imposibilidad de conectar con el 112. Entre ellos, José Antonio Rodríguez Santana, uno de los protagonistas de esa jornada que arrancó «a las dos de la tarde y terminó a las siete de la mañana».
Rodríguez advierte que la situación vivida es «un toque de humildad», porque pese a tanta tecnología, al final sólo funcionó lo de siempre.
Al ver que el problema no remitía y empezaba a adquirir un cariz importante, «empezamos a coordinarnos a través de nuestras radios». Su primera actuación le cogió totalmente de imprevisto. «Una mujer me paró en la carretera. Su familiar es oxígenodependiente y se agotaba la botella». Así que les ofrecía la bombona que tenía en la ambulancia y volvía al almacén, donde contaban con más material. Era el gran miedo. Ese fallo en el funcionamiento de equipos que necesitan de un soporte eléctrico.
«Es una urgencia vital», apunta el voluntario de Cruz Roja. «Se puede descompensar fácilmente, así que hay que actuar con rapidez», sin titubeos. Ocurría una situación similar al recibir a la madre de un pequeño discapacitado, también demandante de oxígeno. Las patologías respiratorias eran prioridad, pero también otras cuestiones que parecen más mundanas. «Muchas personas mayores, con angustia y ansiedad, necesitaban salir de casa. Aquí contamos con la colaboración de los bomberos».
Durante unas horas «volvimos a recordar tiempos de pandemia. Todos juntos, con diferentes uniformes, trabajando en la misma dirección». Así actuaban como una sola unidad, prestando soporte de infraestructuras a centros de salud así como de coordinación y optimización de recursos con la Guardia Civil.
¿Cree que con esta actuación se salvaron vidas? «No sabría decirlo con rotundidad, pero sí que se resolvieron situaciones complicadas».
Recuerda también a un chico con el padre inconsciente que no encontraba esa atención sanitaria. «Intentamos estar a la altura de lo que se espera de Cruz Roja».
Más de veinte voluntarios
Actuaron en diferentes lugares de la Bahía. Un dispositivo con 24 voluntarios y voluntarias, siete ambulancias (dos en Chiclana, dos en El Puerto de Santa María, una en Jerez de la Frontera, una en Algeciras y una en San Fernando) y tres vehículos de socorro. «Cada pueblo tuvo que buscarse la forma de echar una mano».
Durante una jornada maratoniana, prácticamente si descanso, tuvieron que tirar de recursos e inventar caminos para llegar a lugares a los que horas antes se podía acceder con sólo una llamada de teléfono móvil. Así se atendía sobre todo a personas con patologías, a ancianos y a usuarios que tuvieron ataques de ansiedad al no poder conectarse con nadie durante tanto tiempo.
En cuanto a la residencia de personas mayores de Cruz Roja en San Fernando, se realizó un seguimiento garantizándose la atención durante toda la jornada. «Fue una lección de humildad», reflexiona Rodríguez Santana. «Vivimos en una sociedad en la que creemos que tenemos todo, y todo al alcance de la mano, en el bolsillo. Y somos frágiles».
Por eso, «cuando las cosas se tuercen, hay que recordar esos consejos que tanto nos dan los expertos. Contar con dinero en efectivo, hacerse con mochilas con el kit de emergencia, y sobre todo mostrar esa solidaridad con el que está al lado. Preocuparte por el vecino mayor que no tiene ayuda, por el amigo cercano que quizás te necesite».
