Antonio Jesús Pérez de la Corte, jerezano de la pedanía de Torrecera, es graduado en Gestión y Administración Pública, ha escrito dos libros (‘Metas’ y ‘Terapia de vida’), habla inglés, toca la guitarra y practica natación con regularidad. Tiene tan sólo 24 años, una vida por delante y muchos planes por hacer y objetivos que conseguir. «Voy a sacarme el carné de conducir, quiero escribir teatro, entrar en el mundo laboral, tener pareja... Son metas que para cualquiera pueden parecer obvias, pero para las personas con diversidad, desde mi punto de vista, son un reto».

El joven, que tiene parálisis cerebral por una negligencia en el parto que lo dejó sin oxígeno, cree que «hoy en día se han dado pasos muy grande en la inclusión pero todavía hay quien se sorprende cuando ve a alguien con algún tipo de diversidad desarrollando su día a día como cualquier adulto».

La vida no ha sido fácil pero su optimismo inquebrantable, su constancia y su fuerza han forjado un joven independiente, que no se achanta y que encara casa situación como un desafío que tiene que superar. «Desde pequeño he tenido momentos de frustración en los que he renegado de lo que tenía por discriminación, porque no podía. Me costó 19 años entenderlo pero ahora que lo tengo más que asimilado».

Cabezota en el sentido positivo de la palabra, Antonio (como le dicen sus amigos) reconoce que le encantan las series y sobre todo la música. «Por mi problema con mi parálisis no puedo cantar porque me cuesta un poco la pronunciación, aunque me gusta tocar la guitarra. No soy un experto, pero disfruto compartiendo este pasatiempo con mis amigos».

Y no es su única afición porque le encantan los carnavales. «Tengo un amigo, Luis Alcántara, que ha sido durante muchos años autor en Cádiz junto a su hermano Paco. También escucho flamenco y pop y me gustan grupos como Los Rebujitos, Andy&Lucas, Kiko y Shara y Taburete. Me gusta ese tipo de música».

Pasión por las letras

Todo relato tiene un principio y el de la pasión por la escritura de Antonio arranca en el colegio. «Siempre hemos hecho concursos de cuentos y a mí siempre me ha gustado idear, inventar situaciones y crear un mundo paralelo para evadirme de la realidad. Eso también me ayudó en mi adolescencia ya que usaba la escritura como una herramienta para evadirme y despejarme cuando estaba pasando por una situación complicada».

El joven estudió desde Infantil hasta sexto de Primaria en el CEIP Torrecera. Y después, primero y segundo de la ESO, en el CEIP La Ina. «Me cambié junto con un par de compañeros y fue una etapa muy agitad, con sus más y con sus menos, pero siempre me he llevado un recuerdo positivo», asegura, aunque si tuviera que elegir una etapa como estudiante, se quedaría con la del instituto, en el IES Vega del Guadalete de la Barca de la Florida. «Allí formé mi grupo de amigos (que hoy en día conservo) y guardo unas vivencias que nunca olvidaré», dice rotundo.

Con 18 años, publicó con la editorial Tierra de Nadie ‘Metas’, su primer libro que es un conjunto de relatos con el lema: «las barreras están en la mente». El relato está protagonizado por personajes con diversidad física o mental que pasan por una crisis y buscan reinventarse. Un ejemplo es el que podría poner es ‘Nadadores’ que está protagonizado por un chico que pierde los brazos y decide nadar porque es su pasión.

Este año sacado ‘Terapia de vida’, un libro acerca de la discapacidad pero más allá de la superación. «El protagonista busca de asimilar lo que tiene, de abrazarlo. Una vez que ha sido diagnosticado con parálisis cerebral tiene que aceptarlo e ir creciendo poco a poco».

«Al mérito profesional»

Antonio recogió el pasado viernes, en los Museos de la Atalaya de Jerez, el galardón en la categoría de «Personas con discapacidad de mérito» que otorga Upacesur como reconocimiento a la labor sobresaliente de personas e instituciones.

La gala contó con la presencia de la alcaldesa María José García Pelayo, representantes de las administraciones y del tejido social de Jerez, así como familias y asociados. «Hasta que no he recogido el galardón no lo he asimilado porque fue una sorpresa para mi. Estoy muy ilusionado por haber vivido esta experiencia con mis padres y mi familia. Les debo mucho porque desde pequeño han creído en mi aunque ha sido un camino con altibajos. Espero que vengan muchas ediciones más y que se reconozcan a todas las personas que aportan su granito de arena para que la inclusión siga avanzando. Es un proceso que todavía queda, a pesar de lo que se ha conseguido hoy en día», reflexiona. Y es que como no se cansa de repetir el jerezano: «Las barreras están en la mente».