Obama afronta la polémica por liberar a cinco talibanes
WASHINGTON. Actualizado: GuardarEl Gobierno de EE UU trató de sortear ayer la polémica que ha generado la liberación de cinco presos afganos de Guantánamo a cambio de un militar estadounidense, mientras los republicanos advirtieron de que esa decisión puede poner en peligro al país y enviar un mensaje equivocado a Al-Qaida.
El traslado a Catar de cinco presos que integraron la cúpula del régimen talibán en Afganistán y que llevaban más de una década en la cárcel de Guantánamo (Cuba) ha generado críticas por la decisión del Gobierno de desplegar la operación sin avisar al Congreso estadounidense y la percepción de que ha roto su política de no negociar con terroristas. «La fuente principal de financiación de Al-Qaida son las recompensas por secuestros. Y acabamos de ponerles precio», dijo ayer el legislador republicano Mike Rogers, que preside el comité de Inteligencia de la Cámara baja, a la cadena CNN. «Al negociar en este caso, hemos enviado un mensaje a todos los grupos de Al-Qaida de que ahora los rehenes estadounidenses tienen un valor que antes no tenían. Eso es peligroso», agregó.
El trato para lograr la liberación del militar estadounidense retenido en Afganistán, Bowe Bergdahl, también fue condenado por los dos republicanos de más alto rango en los comités de Fuerzas Armadas de la Cámara baja, Howard McKeon, y el Senado, James Inhofe. «El intercambio podría tener consecuencias para el resto de nuestras fuerzas y para todos los estadounidenses. Ese incentivo pondrá en un peligro aún mayor a nuestras fuerzas en Afganistán y en todo el mundo», indicaron McKeon e Inhofe en un comunicado.
La asesora de seguridad nacional del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, Susan Rice, respondió a esas críticas con el argumento de que Washington tiene un «honor sagrado» de devolver a casa a los prisioneros de guerra, como era el caso de Bergdahl. «Si ahora, en el siglo XXI, cuando algunos de nuestros adversarios no son actores estatales tradicionales, tomáramos una posición de que no vamos a hacer todo lo posible para liberar a los prisioneros de guerra, eso violaría la fe del pueblo estadounidense y de los que sirven en las Fuerzas Armadas», dijo Rice a la cadena ABC.
El temor de muchos legisladores de que los sospechosos de terrorismo presos en Guantánamo puedan emerger de su cautiverio con una mayor radicalización que ponga en peligro a Estados Unidos ha sido la principal traba que ha impedido el cierre de la cárcel, prometido por Obama en 2008.