CÁDIZ

La visita de Juan Pablo II a Cuba y la misa en la Plaza de la Revolución

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Sin duda, las reuniones de Juan Pablo II con los líderes comunistas han sido las que más dieron que hablar durante su Pontificado. En su construcción de un mundo sin barreras y confrontaciones, el Papa polaco hizo el primer viaje de un Pontífice a la Cuba dirigida por Fidel Castro, que acompañó a Wojtila en la mayoría de actos. El 25 de enero, quinto y último día en la isla, el Papa se dedicó a la misa final, celebrada en la tradicional Plaza de la Revolución, y allí también estaba Fidel en primera fila, escuchando atentamente lo que Juan Pablo le transmitía a un millón y medio de personas. «Rompió el grito de libertad y entonces el Papa dijo: 'sí, libertad, pero la que da Cristo'», recordó Paloma Gómez Borrero durante su conferencia. De aquel «bautismo colectivo», de aquel mensaje de que «Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba», no sólo resultó la fotografía de la unión de los dos dirigentes, el cubano y el de la Iglesia, sino el cariño que en Castro despertó la entrega del Pontífice. Así se lo hizo saber a Benedicto XVI años después durante su visita a una Cuba gobernada ya por Raúl Castro. «A pesar de estar muy enfermo, Fidel quiso ir a verle para agradecerle el viaje. Le dijo que 'gracias también por beatificar a una persona a la que quiero'», relató la vaticanista.