Un grupo de música y danza del Ejército de Corea del Norte ofrece un concierto en Pyongyang. :: AFP
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Seúl desplegará su propio 'paraguas'

Corea del Sur, que aspira a evitar la dependencia de EE UU, aguarda el inminente lanzamiento de un misil norcoreano a modo de ensayo balístico

SEÚL. Actualizado: Guardar
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Mientras aguarda el considerado inminente lanzamiento de un misil norcoreano, el Ejército de Corea del Sur ultima su propio 'paraguas' defensivo para no depender de Estados Unidos. Según informa la agencia Yonhap, este sistema antimisiles entrará en funcionamiento en julio y estará formado por proyectiles Patriot y radares de largo alcance. Corea del Sur, que ha declinado unirse al paraguas antimisiles global que lidera EE UU, lleva desde 2006 reforzando sus defensas ante la creciente beligerancia del régimen estalinista de Pyongyang, que podría almacenar en su arsenal más de un millar de cohetes de distintos rangos.

Dos de ellos, de medio alcance, han sido montados en lanzaderas móviles en la costa oriental y podrían ser disparados «en cualquier momento», tal y como reconoció ayer el ministro surcoreano de Exteriores, Yun Byung-se. A tenor de las imágenes tomadas por los satélites espía, dichas rampas han sido localizadas en la provincia de Hamgyong del Sur, desde donde podrían disparar los misiles.

A pesar de las amenazas casi diarias proferidas por el régimen de Kim Jong-un durante el último mes, tanto el Ejecutivo de Seúl como los analistas internacionales ven prácticamente imposible un ataque con esos proyectiles porque sería un suicidio. En cambio, lo más probable es que sean disparados a modo de ensayo balístico y para celebrar el aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, fundador de Corea del Norte y abuelo de su actual dictador, que se conmemora el lunes día 15.

De esta manera, el joven Kim Jong-un pretende consolidar su poder dentro del régimen y galvanizar a su sufrido pueblo para justificar sus sacrificios por la amenaza de un enemigo exterior. «Con dicha demostración de fuerza persigue, además, presionar a EE UU y Corea del Sur para que vuelvan a sentarse a negociar con él», explica a este periódico Park Young-ho, analista del Instituto de Corea para la Unificación Nacional (KINU), quien sin embargo no cree que consiga reabrir las estancadas negociaciones de desarme nuclear a cambio de petróleo, ayuda humanitaria y reconocimiento internacional.

Con la particular 'diplomacia atómica' que heredó de su padre, el 'Querido Líder' Kim Jong-il, el joven dictador ha desatado la peor crisis de los últimos tiempos en la Península Coreana. Tras llevar a cabo su tercer ensayo nuclear en febrero, Pyongyang ha respondido a las sanciones acordadas por la ONU declarando el «estado de guerra», recomendando a los extranjeros que abandonen Seúl y retirando a los 53.000 empleados del Norte que trabajaban para 123 empresas del Sur en el polígono industrial de Kaesong, que ambos países gestionaban de forma conjunta en la frontera del Paralelo 38.

Junto a estas provocaciones militares, Corea del Sur también sufrió el mes pasado un potente «ciberataque» que afectó a tres bancos y otras tantas cadenas de televisión, y que ya por fin atribuye al régimen de Pyongyang después de casi tres semanas de investigaciones.