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LUNA

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D esde que se suprimió la publicidad Televisión Española emite las películas (y también algunas series) con pausas. Es algo muy agradecido por parte de los espectadores, pero ¿se emiten de forma íntegra? No parece, ya que en cuando el técnico de turno intuye que la grabación toca a su fin, corta a capón, sin permitir que aparezcan los créditos finales, y no ya para meter anuncios sino para dar paso al programa siguiente. En TVE se da la paradoja de que quién quiera ver una película íntegra, mejor será que la vea a través del tan denostado (y con tanta razón) Canal Internacional, que ahí dejan los créditos hasta el último segundo. Por supuesto, esto se agrava aún mucho más en las privadas. Esta semana La Sexta 3 ha estado emitiendo un espléndido ciclo de cine musical. Sin embargo nos hemos quedado sin escuchar con todo su esplendor los temas centrales de 'Oliver' o de 'West Side Story', que suenan mientras se ven los créditos finales. Pero aún hay más. Muchos directores, conocedores de esta nefasta práctica televisiva, tras los rótulos de despedida añaden algún colofón a la trama, que en muchos caso da la vuelta a la intriga (como en 'El secreto de la Pirámide') o incluyen divertidas tomas falsas. Da igual, nuestras cadenas, erre que erre, empeñadas en seguir mutilando. El colmo del despropósito sucedió hace unas semanas en La 2 (¿qué falta le hace a La 2 seguir cercenando los créditos finales?) con la emisión del falso documental 'Operación Luna'. En él se contaba, con apoyo de todo tipo de declaraciones de prestigiosas personalidades como Henry Kissinger, que la llegada de Neil Amstrong a La Luna en 1969 fue mentira. Todo era un montaje televisivo y los astronautas nunca pusieron el pie en nuestro satélite. Por supuesto todo era una enorme broma y solo en el último minuto se desvelaba el montaje. Pero los espectadores de La 2 se quedaron convencidos de que en realidad el hombre nunca llegó a la Luna porque, cuando se iba a desvelar la verdad, el responsable de emisión, creyendo que la película se había acabado, cortó por lo sano pasando al programa siguiente. Un ejemplo de lo que nunca debe hacer una televisión, y mucho menos la pública.