Economia

El PIB crece un 0,3% en el primer trimestre gracias a las exportaciones

El avance de la actividad supera en una décima la primera estimación del Banco de España

MADRID. Actualizado: Guardar
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La economía española crece, pero a un ritmo que los expertos y organismos internacionales consideran insuficiente para cumplir los objetivos fijados por el Gobierno para el conjunto de 2011 y que sitúa a la otrora octava potencia económica mundial entre el grupo de países que viajan en el furgón de cola de la zona euro.

El INE avanzó ayer que el PIB registró en el primer trimestre un incremento del 0,3% respecto al último cuarto de 2010, y del 0,8% comparado con enero-marzo del año pasado. Esos avances superan en una décima las estimaciones del Banco de España, pero están lejos del 1,3% que el Ejecutivo espera para el conjunto del ejercicio.

El organismo emisor anticipó la semana pasada en su informe de coyuntura un crecimiento trimestral del 0,2% y anual del 0,7%. La institución que gobierna Miguel Ángel Fernández Ordóñez constató que el pulso de la economía sigue «débil» por la atonía de la demanda interna. Los hogares se aprietan el cinturón al máximo, lo que impide el deseado repunte del consumo; las empresas aplazan planes de inversión al no encontrar compradores para sus productos, y el ajuste imprimido al presupuesto ha reducido el gasto público.

En ese contexto, las exportaciones se han erigido en la tabla de náufrago que sostiene la economía a flote. En su primer análisis, el Banco de España cuantificó en seis décimas el descenso de la demanda interna en comparación interanual, compensado por una mejora de 1,3 puntos del sector exterior.

A falta de que el INE publique el próximo 18 de mayo los detalles sector a sector de la actividad, Estadística corrobora el papel determinante de las ventas al extranjero. «La actividad global crece a un ritmo dos décimas superior que en el trimestre precedente, hecho que se produce a consecuencia de una mayor contribución del sector exterior». Es decir, las empresas se lanzan cada vez más a vender fuera, en un entorno global que crece a buen ritmo, lo que no consiguen colocar en España, donde el PIB sigue embotado y el paro -o la posibilidad de perder el empleo- tiene atemorizadas a las familias.