PINCHITO MORUNO

UBRIQUE

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Cada vez que voy a Ubrique me llevo una sorpresa. En el pasado invierno me llamó la atención que aún en las confiterías, que hay bastantes y buenas, se vendían los boniatos asados, una tradición que era muy habitual a mediados del siglo XX en la provincia. La costumbre había desaparecido porque la gente los hacía en su casa al contar con hornos y ya no era necesario hacerlos en los de las panaderías y confiterías.

Sin embargo, en Ubrique se sigue haciendo porque no saben igual, en los de las panaderías quedan más jugositos. Pero si van a Ubrique, que hay que hacerlo, lleguen tempranito y sin desayunar. Existen en otros sitios de la provincia, pero en Ubrique las he visto por muchos sitios y es un desayuno singular. Se llaman tortas de masa y son unos cuadraditos de un amasado de harina, sal, agua y levadura. Se cortan a rombos muy finos y al ponerse en aceite caliente se ponen como si fueran buñuelos. Su sabor recuerda algo a los churros. Yo las tomé en un bar delicioso, de esos familiares, que se llama Amanoe, un nombre que Juan Díaz Pino, su propietario, puso al establecimiento en honor de sus hijas Amalia y Noelia.

Los ponen con miel y solos. Luego hay que adentrarse por las calles. Ahora es temporada de gañotes, un peculiar dulce que se hace con una masa parecida a los pestiños pero que se modela con una caña hasta hacer unos rulos. La gente los hace en su casa, incluso hay un concurso anual que convoca el Ayuntamiento, pero en las confiterías se encuentran facilmente. Dos visitas. Una a Ana la de Consuelo, que los tiene habitualmente. Cómprenle también un bizcocho, con un poquito de coco. Sabor de siempre, nada de pamplinas. Cerquita del mercado de abastos, otra delicia, la pastelería La Nave. No sólo vale la pena comprar dulces, sino que Gloria, Ana e Isabel te cuenten la historia de su local que abrieron en 1992 como cuenta un cuadro que tienen colgado en la pared hecho en punto de cruz por ellas.

Un joven matrimonio de la ciudad ha abierto hace poco una quesería. Venden piezas pequeñitas y está hecho con leche de cabras payoyas. Me cuentan que al mediodía hay que ir a tapear a la Tasca de Juande. Todavía no he ido, lo confieso y si vas en pareja y quieres un poquito de romanticismo con guiso puedes optar por las vistas en el hotel Sierra de Ubrique o el Mojón de la Víbora, un restauranet situado en las afueras. Si quieres probar la carne de cabrito y cordero de la zona lo suyo es el restaurante Plaza donde Pepe Cozar, carnicero de toda la vida, ha emprendido la aventura de promocionar la carne autóctona, otra tradición a conservar.

Es mi visión de Ubrique. La información es el mejor antídoto contra la basura pero, de todos modos, un consejo, la única forma de terminar con los programas basura es no verlos, esa es la única solución y está en nuestras manos.