DEMOCRACIA EN CRISIS

No cabe duda que la crisis nos está afectando a todos. Lo que en un principio se negó con ahínco, ha ido minando nuestras economías y nos está haciendo caer en el más profundo de los pesimismos. No sé si la depresión de la bolsa neoyorquina fue algo similar, la diferencia es que en la época actual, donde dependemos tanto del consumismo, se hace mas patente a todos los niveles.

No hay nadie satisfecho. Los obreros del campo ven como su duro trabajo sirve para que unos intermediarios, sin escrúpulos, manipulen los precios de sus productos dejándoles a ellos un beneficio mínimo. Las grandes industrias carecen de trabajo, crean regulaciones empresariales para perder lo menos posible y despiden a gran cantidad de obreros. ¿No es alarmante que haya cada vez más familias donde todos sus integrantes están parados y no entra un euro en sus casas? Parece inconcebible, pero es así.

Hace unos pocos días, de sopetón, nuestro gobierno, el que salió de las urnas, sin mediar palabras con nadie, ha tomado la determinación de reducir el sueldo a los funcionarios públicos. Desde que se promulgó esta resolución no hacen más que proliferar iniciativas en contra aunque, hasta el momento, están sirviendo para poco. Colectivos de trabajadores, sindicatos, políticos, en fin, todos los estratos sociales están en contra de estas medidas arbitrarias e injustas a todas luces. ¿Cómo se puede poner freno a tanto desaguisado? Dentro de un año, si no antes, habrá elecciones y todos reflejaremos en las urnas nuestra opinión. Espero que las campañas que se preparen para entonces den soluciones a estos gravísimos problemas que nos acucian, de lo contrario, nuestra fe en la democracia y sobre todo en nuestros políticos, se verá gravemente afectada. Eso si que será una crisis grave.