Opinion

Zapatero no convence

Las previsiones del presidente se estrellan con la desconfianza de los inversores

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El presidente Rodríguez Zapatero salió ayer al paso de rumores que sugerían el contagio español de la crisis griega y que obligarían a Madrid a demandar yuda europea para superar una difícil situación financiera. Zapatero despachó como una «absoluta locura» las especulaciones poniendo de relieve, por el contrario, la incipiente recuperación de la economía europea y algunos indicadores macroeconómicos que, a su juicio, anuncian el final de la recesión en nuestro país. Pero el termómetro bursátil que acabó la jornada por debajo de los 10.000 puntos, por primera vez desde julio de 2009, experimentando la segunda mayor caída del año, certificó el miedo y la desconfianza de los inversores. Puede que en el día en que el presidente del Gobierno recibe a Rajoy por primera vez en dieciocho meses la realidad objetiva de la economía española no sea el reflejo del derrumbe de la Bolsa; pero tampoco se ajusta a las optimistas previsiones de un Zapatero tan propenso a ver brotes verdes donde no existen más que datos aislados de discutible valoración. La fría realidad de una economía como la española que se acerca al 12% de déficit y supera el 20% de paro no permite diagnósticos desenfocados que equivoquen la terapia necesaria para superarla. Por el contario, la reunión de hoy, como demandó ayer el Rey Juan Carlos, debe servir para «trabajar todos juntos para superar la crisis» y poner sobre la mesa con todo rigor los problemas más acuciantes sobre el mercado laboral y el sistema financiero para alcanzar un acuerdo de mínimos que devuelva la confianza a los inversores y a los ciudadanos. No sería aceptable que la reunión de Moncloa sobre cuya voluntad de pacto y cooperación existe un fundado escepticismo en la opinión pública, se sustancie con una instantánea de aparente acuerdo entre PSOE y PP para sosegar a los mercados exteriores. Porque más allá de los factores especulativos, la inestabilidad bursátil, denota una confianza muy volátil sobre la economía española. Y debería ser valorada por el Gobierno y la oposición como una señal de alarma que exige un cambio de políticas para generar empleo, una activación de reformaras en el sistema financiero que libere crédito para inversores y medidas audaces para recortar el gasto público.