FUERZAS ARMADAS

Enseñar a vencer al terrorismo en idioma iraquí

La cabo Malika ha estado desplegada como ‘facilitadora de comunicación’ en la misión de lucha contra el yihadismo

La cabo Malika en el Regimiento de Artillería de Costa nº 4 de San Fernando en el que está destinada. ANTONIO VÁZQUEZ

VERÓNICA SÁNCHEZ

Más de 300 militares españoles participan en la operación ‘Inherent Resolve’ , la coalición internacional integrada por 60 países y liderada por Estados Unidos, que entrena al ejército iraquí para que se enfrente al Daesh o autoproclamado Estado Islámico.

Entre estos militares de la coalición, que enseñan a los iraquíes a que planten cara al terrorismo yihadista y que ya ha dado sus frutos sobre el terreno, se encuentran los ‘facilitadores de comunicación’. Es decir, militares con conocimiento del idioma árabe que se encargan de traducir a instructores e instruidos para que se entiendan. «Los instructores de las Fuerzas Armadas hablan en español y yo lo digo en árabe y viceversa, del iraquí al español», cuenta la cabo Malika Hernández Kabi, una de estos facilitadores de comunicación. «No soy intérprete», nos corrige, «yo hago labor como militar y hablo el árabe, el intérprete es civil y tiene una carrera universitaria que le acredita como tal, yo no», puntualiza.

A sus 34 primaveras, la cabo Malika, que nació en Palencia, lleva 15 años en el Ejército de Tierra, los nueve últimos en el Regimiento de Artillería de Costa nº 4 , situado en el acuartelamiento de Camposoto, en San Fernando. Allí es mecánica de automoción, su especialidad, «un mono, taller, coches, camiones y lo que venga, no tiene nada que ver con la traducción», ríe. «Es completamente diferente a lo que he hecho en Irak».

Parte de su familia es marroquí y aprendió el árabe de pequeña. El Ejército de Tierra pidió para la misión en Irak personal con conocimiento de ese idioma y ella se presentó. «Se pasan unas pruebas, se nos da un curso de dialecto iraquí y, una vez que pasas la selección, se sale de facilitadora», explica. La diferencia entre el árabe iraquí y el marroquí es grande, por ello, el curso de dialecto es de mucha utilidad, «aprendes cosas específicas», explica. Y añade sonriente que tiene «un diccionario propio hecho, con lo que sé, lo que me enseñan y con vocabulario militar, cada vez aprendo más». Un aprendizaje que se potencia en zona de operaciones , «al estar allí voy conociendo su dialecto. Ellos me enseñan, yo les enseño, y al ser la misma raíz tengo facilidad para aprenderlo».

Los iraquíes, agradecidos

Ha estado tres veces en Irak , la primera de ellas en 2016 y del último despliegue volvió el pasado mes de mayo. En total ha pasado 16 meses de los últimos 30 en el país asiático. «Mis condiciones son buenas para ello, estoy soltera, no tengo niños, así que no me pesa, me gusta, es algo que disfruto mucho», narra.

Los facilitadores realizan su labor sobre el terreno junto a intérpretes civiles y locales y, respecto al hecho de si ha notado por parte de los iraquíes alguna reticencia por ser mujer, asegura que tajante que no. «Al contrario, me he sentido muy cómoda. El hecho de llevar uniforme a ellos les despierta mucha curiosidad y me han tratado como uno más », afirma.

Subraya la cabo Malika que los militares iraquíes «son agradecidos, especialmente con los españoles, siempre están ayudando, para lo que haga falta» y muy conscientes de que, después de recibir este entrenamiento por parte de la coalición internacional, irán a luchar a vida o muerte con los yihadistas . «Es su día a día, su lucha. Tienen familiares que han fallecido, están allí para defender su país», explica.

Y esta lucha arroja resultados muy positivos, «hay una diferencia abismal de la primera vez que fui a la última. Se ve que hay un avance » en la derrota del Daesh.

«Saber que estás ayudando, aportando y enseñando a una persona a proteger su vida es muy gratificante . Por ello merece la pena trabajar las horas que hagan falta», explica Malika. «La mayoría de ellos son analfabetos y cuando ves en su cara que han entendido por qué tienen que hacer las cosas de una determinada manera es muy satisfactorio», cuenta la militar.

Volvería a ir de misión sin pensárselo porque para ella es una experiencia «muy enriquecedora» a pesar de que durante el tiempo que se pasa desplegado «no tienes intimidad alguna, siempre estás compartiendo habitación, con gente». Por ello, la cabo Malika está « reforzando los idiomas para sacarme los títulos» y seguir haciendo llegar el mensaje como parte fundamental para ganarle la batalla al yihadismo.

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