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El Sevilla deja a Caparrós contra las cuerdas

'Manita' terapéutica para los hispalenses y mortal para un Mallorca desfigurado. Vea las mejores imágenes del encuentro

MADRID Actualizado: Guardar
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El fútbol suele tener coincidencias crueles, tal y como se comprobó en el Iberostar. Llegaba con dudas el Sevilla de Míchel pero ganó con tanta holgura al Mallorca que dejó a Joaquín Caparrós contra las cuerdas. El técnico utrerano, muy querido en el Pizjuán y rojiblanco de corazón, puede quedar K.O. tras la manita propinada a un equipo bermellón que deambuló sobre el mojado césped y provocó incluso la hilaridad de la escasa afición local que acudió a la grada. De principio a fin, los hispalenses se encontraron con el rival soñado para superar su crisis de juego y resultados. Todo apuntaba a que Caparrós se sentaría el próximo fin de semana en el banquillo ante su Athletic, también tocado de muerte, pero ya nada puede asegurarse. El Mallorca lleva tres meses sin ganar, ha sumado dos de 30 puntos en Liga y está virtualmente apeado de la Copa.

Ni por asomo podían soñar los andaluces que el paseo por Baleares iba a resultar tan gratificante. Y menos en una noche fría y lluviosa. Apenas se había cumplido un cuarto de hora cuando Negredo remató con facilidad un córner bien lanzado por Rakitic, fenomenal toda la noche. Minutos después, Manu del Moral centró con suma facilidad y de nuevo el ariete vallecano acreditó sus condiciones de buen goleador. Auate salvó su primer remate pero no pudo hacer nada en el segundo. Los zagueros miraban y reclamaban fuera de juego. Caparrós trataba de recuperar a sus jugadores, anímicamente destrozados, pero juró en hebreo cuando vio que Medel remató sin oposición un envió de Navas. La zaga del Mallorca era una verbena.

Pudieron meterse los isleños en el partido casi al descanso, pero definitivamente no era su noche. Fazio había cometido un penalti tontorrón por derribo a Arizmendi, pero Palop le adivinó la intención a Giovanni. Por si quedaba alguna duda, Botía se encargó de disiparla nada más reanudarse el juego. Acción a balón parado, el balón que pasa por medio de toda la defensa y remate inapelable. A partir de ahí, dio la sensación de que el Sevilla no quiso profundizar en la herida. Pero tal fue el desconcierto bermellón que, casi sin querer, entre Navas y Luna completaron un sonrojante 0-5 para un Caparrós cada vez más nervioso.