FÓRMULA 1

La razonable exigencia de Alonso

MADRID Actualizado: Guardar
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«Llevamos seis carreras con el mismo coche, sin mejoras», afirmó el domingo con un agrio gesto Fernando Alonso ante los medios, unas 30 vueltas después de abandonar por el toque de Kimi Raikkönen en la primera curva del Gran Premio de Japón. El piloto asturiano ha visto cómo, en apenas tres carreras, ese océano de puntos que hace unos meses parecía imposible de ser franqueado, se ha evaporado hasta quedarse en un riachuelo de solo cuatro puntos. El transatlántico Red Bull está a punto de abordar al Ferrari, y repetir la jugada de 2010. Los fantasmas de aquel año acosan las mentes de Maranello, y Fernando Alonso no está dispuesto a volver a pasar por aquello.

Aunque Stefano Domenicali se apresuró a negar que no haya habido mejoras, lo cierto es que, con los datos en la mano, se puede afirmar de manera rotunda que Ferrari no está en condiciones de ganar, a día de hoy, ninguna de las carreras que quedan, a excepción de la incógnita estadounidense, dónde, a priori, todos parten en igualdad de condiciones. Desde el GP de Alemania, Fernando Alonso no ha liderado ni una vuelta. Aquel gran premio, que acabó con victoria del español por delante de Jenson Button y Kimi Raikkönen, fue el momento culminante para Ferrari, que ya respiraba al ver cómo sus rivales empezaban a matarse entre sí, como lobos hambrientos peleándose por un trozo de carne. Alonso se marchó de Hockenheim con una ventaja de prácticamente tres grandes premios. Todo eran días de vino y rosas. En Hungría, antes de las vacaciones, se mantuvo la dinámica, y nada hacía pensar que, unos meses después, iba a pasar lo que hoy acontece.

El accidente de Spa puso un punto de inflexión en el campeonato. Primer abandono de la temporada, y primer cero absoluto de Alonso en casi año y medio. No obstante, sus rivales también se quedaron lejos y, aunque con un ligero susto en el cuerpo -y algunos dolores en la espalda- Alonso se mantuvo al frente, confiado y con cierta tranquilidad. Dos terceros puestos en Monza y Singapur y todo se apretaba, pero aún había ventaja de sobra: Alonso estaba recogiendo lo que había sembrado a principio de campaña. No obstante, cuando la regularidad falla, todo lo demás se vuelve, de contingente, a necesario. El incidente de Japón -curiosamente, con otro Lotus y ya ha habido voces un tanto paranoicas que han visto aquí un contubernio Red Bull-Lotus contra Ferrari- ha sumido a la escudería italiana en la mayor crisis de los últimos meses.

Desde la ‘pole’, todo es más fácil

La queja de Alonso no se refiere tanto a lo que sucede los domingos en carrera, como a lo que acontece los sábados. El F2012 adolece de una seria falta de velocidad y competitividad en las sesiones clasificatorias, mientras que sus rivales, fundamentalmente los Red Bull, apuran más sus opciones ahí para dejarse llevar al día siguiente. Dicho de otro modo: salir desde la ‘pole’ hace mucho más fácil ganar y no tener ningún incidente, y hacerlo desde el cuarto o el quinto puesto propicia que los incidentes estén a la orden del día.

Ferrari lleva lastrado desde el inicio de temporada. La mala calibración de su túnel de viento, que será sustituido la próxima pretemporada, ya provocó que el F2012 naciera con serios problemas de diseño, que se intentaron solventar poco a poco y que, a mediados de temporada, parecían superados. Sin embargo, para un equipo que pretende ganar, eso no es suficiente. Mientras en McLaren y Red Bull estrenaban modificaciones completas de sus elementos aerodinámicos (alerón delantero en caso de los ingleses, y doble DRS en caso de los de las bebidas energéticas), en Ferrari probaron una nueva especificación de alerón trasero en Japón que no funcionó como esperaban. La igualdad reinante en el loco inicio de esta campaña se ha diluido solo un poco, y ahora mismo sigue habiendo en cada gran premio un Lotus, un Sauber o un Williams peleando por los podios con los tres equipos de arriba. Demasiados enemigos para que Alonso pelee solo y pertrechado con un arma roma como el F2012.

Por si fuera poco, Vettel ha salvado con nota el que, sobre el papel, iba a ser uno de sus peores circuitos. La victoria en Suzuka le devuelve de lleno a la pelea por el campeonato, y ya ha sacado las uñas para arañar esos cuatro puntos que le restan. Alonso, por su parte, afronta este final de temporada con ansia de mejora y, en sus palabras, como si de un «minicampeonato» se tratara. Para ello, necesita que Ferrari se ponga las pilas, y lo necesita ya. Corea está a la vuelta de la esquina.