REPORTAJE

'Vuelcos' en Cádiz, una guerra entre narcos sin cuartel ni escrúpulos

Crece en la provincia la actividad de peligrosas bandas especializadas en robar droga a otros grupos criminales

M. ALMAGRO

«Le dejaron en ropa interior, le envolvieron la cabeza con cinta diciéndole que era para que no se salieran los fluidos al dispararle, mientras le obligaban a tocar una pistola y le golpearon repetidas veces propinándole puñetazos y patadas. Para estar seguros de que decía la verdad, le cortaron parcialmente el dedo pulgar del pie izquierdo con un machete». Este relato no está sacado de una novela negra ni ocurrió en un país tomado por peligrosas mafias. Es real y pasó aquí . Este fragmento es parte de una sentencia judicial. La que condenó a los dieciséis miembros de la banda de Cásper, 'El Padrino', a 261 años de prisión por robar contenedores de droga a otros narcos que las lograban colar en los puertos para luego revenderla.

La víctima que se menciona en el fallo de la Audiencia Nacional era un empleado del puerto de Algeciras que no tenía nada que ver con el cargamento ilegal pero que, desgraciadamente, pensaban que manejaba la información que querían por las responsabilidades profesionales que este empleado tenía. Nada ni nadie se les podía poner delante . No había escrúpulos cuando se marcaban un objetivo. Le cortaron un dedo del pie con un hacha y no pudo hacer nada. Entre otras cosas, porque no sabía de qué le hablaban. Querían que les contara el nombre del contenedor en el que se iba a transportar una entrega. Estuvieron dándole puñetazos y patadas durante más de diez horas encerrado en una nave industrial.

La información les había llegado por otra banda de narcos que 'trabajaba' en la provincia. Supieron que estaban esperando esa mercancía. Torturaron a varios miembros de este grupo para tener más datos e ir a por ella.

La banda de Cásper cayó en una macrorredada en la que participaron varios cuerpos policiales especializados en varias provincias de España. Se enfrentaban a gente muy peligrosa. Y entre los que fueron a prisión, el líder, Ángel Suárez Flores, alias 'Cásper', también conocido como 'El Padrino' (cuentan que le gustaba imitar a Vito Corleone). Cásper era entonces un conocido delincuente que saltó por primera vez a la luz pública por estar detrás en 2001 del robo de obras de arte de la casa de la empresaria Esther Koplowitz. Con un rosario de andanzas delictivas en su historial y tras pasar más de una decena de veces por los calabozos decidió darle un giro al ‘negocio’ y se le ocurrió apostar por los ‘vuelcos’, como se conoce a eso de robarse droga o dinero entre narcos. Un buen palo y te embolsas varios millones de euros de una vez.

Se armaron de los dispositivos electrónicos más novedoso s para intervenir conversaciones, seleccionaron entre sus expertos butroneros, hacían seguimientos exhaustivos a sus objetivos, fichaban a buenos contactos dispuestos a dejarse comprar, e incluso se vestían con uniformes policiales para ejecutar sus planes... todo un entramado que les podía reportar generosos beneficios si salía bien.

Todo esto ocurrió hace unos años pero esta forma de delinquir se ha ido asentando en la provincia en los últimos tiempos. Ser una de las principales puertas de entrada a Europa tiene sus ventajas pero también estos inconvenientes. Por aquí pasan muchos de los alijos que tienen como destino toda Europa, un caramelo arriesgado pero muy suculento para los que trafican.

Más medios y una mayor agilidad judicial, las asignaturas pendientes

Ninguna de las reformas legales llevadas a cabo en los últimos tiempos ha logrado agilizar del todo las complicadas investigaciones que se tienen que realizar cuando un agente se encuentra ante un caso tan enrevesado de tramas referidas a bandas criminales.

Cada año son más procedimientos de este tipo los que se acumulan en los juzgados en la provincia de Cádiz. Los asuntos quedan pendientes de que se practiquen las diligencias necesarias pero también en ocasiones se quedan atascados después, cuando ya se formulan las acusaciones y las defensas tienen que hacer sus informes y remitirlo todo al órgano que va a enjuiciarlo.

En este punto, los casos se enmarañan todavía más en unos juzgados que están a menudo sobrecargados y, a veces, los procesados que han ido a prisión preventiva tienen que ser puestos en libertad porque transcurre el período máximo de esa medida cautelar. Otras veces, depende de la gravedad, se les tiene que prolongar dicha medida con la celebración de una vista oral que lo acuerde.

La presión de las dilaciones

Estos plazos suponen una presión añadida para los investigadores que tienen que terminar en tiempo y forma exacta las pesquisas y las indagaciones que les ordene el juez. También los instructores deben de cumplir con este requisito al igual que los fiscales y los letrados judiciales. Se trata de una lucha contra el tiempo por la exhaustiva burocracia que se exige. Cuando una causa de esta índole entra en el procedimiento judicial son innumerables las notificaciones, los recursos, los nombramientos y los cambios de abogados y procuradores que se producen.

La consecuencia de estos retrasos provoca que en muchos de los procedimientos el juez tenga que aplicar el atenuante de dilaciones indebidas muy cualificadas que conlleva a una rebaja extraordinaria de la pena.

Para agilizar los trámites, desde hace años, colectivos de la lucha contra la droga y fiscales de este área de la provincia vienen reclamando la creación de unos juzgados específicos que se dediquen exclusivamente a los asuntos referidos al tráfico de drogas debido al gran impacto de estos delitos que hay en Cádiz. Entienden que así, focalizados en estas causas podrían sacar adelante con una mayor fluidez los asuntos pendientes y evitar que se retrasen meses y meses.

En contra, los delincuentes sí se especializan cada vez más. Usan métodos más modernizados y es más complicado poder dar con ellos. Además también crean entramados para limpiar el dinero negro que consiguen del narcotráfico por lo que, todavía más, se necesitan nuevas armas judiciales para que las investigaciones policiales logren sus resultados.

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