TRIBUNALES

«En sus uñas había ADN de sus dos hijos»

El informe de los peritos del crimen de Ubrique desmonta la versión del padre que sostiene que los hermanos se mataron entre sí

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Hasta los miembros del jurado pidieron este miércoles a la presidenta de la Sala hacer un receso por el cruento relato que estaban escuchando y las escalofriantes imágenes que se exponían. Ante sus ojos, los cuerpos de Laura y Juan Pablo, destrozados a puñaladas, en un escenario «cubierto de sangre» y con «evidentes signos de extrema violencia» iban sucediéndose foto a foto junto a las explicaciones de los guardias civiles que se encargaron de inspeccionar el piso unas tres horas después de que Juan Márquez acabara presuntamente con la vida de sus dos hijos con un cuchillo de matanza.

A través de las evidencias encontradas durante su inspección y tras recoger pruebas y obtener los resultados de criminalística, los peritos de la policía científica reconstruyeron con todo detalle la escena del crimen.

Según contaron, lo primero que se encontraron fue el cuerpo de Laura, tendida en el rellano. «Había mucha sangre y desorden», además de «signos de lucha». Al entrar, en el pasillo, vieron a Juan Pablo, con una herida «tremenda» en el cuello (de más de tres centímetros de profundidad). En las paredes, restos de sangre. En el suelo, charcos y pisadas. Más sangre. Algunas correspondientes a los niños, como una de ellas que evidencia que el pequeño estaba descalzo –«lo cogió en la noche»–, como otra de zapato, que coincide con la pisada del padre.

La escena

Como relataron, aquella madrugada Juan Márquez se levantó, se quitó el pijama, lo dejó en el bidé del baño y se fue para el cuarto de su hija. En esa estancia (la A, como la llamaron) encontraron un gran número de perfiles genéticos correspondientes a la sangre de la chica. Sin embargo, no hubo enfrentamiento en el cuarto del niño, todo lo contrario que en el pasillo donde parece que tuvo lugar la parte más violenta de este crimen. Los restos allí hallados respaldarían la tesis de que Juan Pablo se despertó y en calzoncillos (así se le encontró) salió a ayudar a su hermana cuando ésta presuntamente estaba siendo atacada por su padre.

Fue en ese mismo lugar donde recibió varias puñaladas, una de ellas mortal. Laura sí llegó hasta la puerta y pudo salir hasta el rellano donde finalmente murió. En el timbre del vecino quedaron restos de su sangre. «Pidió auxilio», afirmaron. En el resto de la casa todo se encontraba en orden, como si no hubiera sucedido nada en el intervalo de «cinco a diez minutos» que duró el horror.

Por otro lado, la ayuda que pidió la joven no la pudo tener tampoco su hermano ya que «la puerta se cerró por dentro», según los indicios que se recogieron. ¿Y quién lo hizo? Pues para los agentes está claro que el chico no pudo ni intentarlo. «Con esa herida es imposible que llegara hasta la puerta». Tanto Laura como Juan Pablo tenían «numerosas heridas de defensa» sobre todo en sus manos, que quedaron tras el ataque «casi descoyuntadas». «Con esa mano no podría haber cerrado».

En cuanto a los restos hallados en el padre, se le encontraron varias evidencias. En la camisa de Juan Márquez había perfil genético de su hijo. En los pantalones, de su hija. Es decir, en ningún momento se determinó que hubiera mezcla de las sangres de los dos chicos, lo que descartaría que lucharan entre ellos.

También en la puerta de salida del bloque de pisos y en el posamanos de la zona ajardinada por la que presuntamente huyó y tiró el cuchillo. Allí también el presunto asesino dejó la huella genética de Laura. «Tuvo que estar en contacto con ella para portarla». Además, cuando al procesado se le detuvo se le recogieron pruebas y se determinó que «en sus uñas había ADN de sus dos hijos».

Con respecto al cuchillo, los agentes no encontraron huellas dactilares en el mango. Ni rastro. Por lo que se sospecha que quien lo portó utilizó guantes de látex. Sin embargo, la hoja del arma sí estaba llena de sangre. De la de los dos niños, lo que significaría que se utilizó el mismo cuchillo para quitarles la vida.

«Fue a por la niña»

También declararon otros dos agentes que acudieron al aviso. Uno de ellos, policía judicial, describió un escenario «de extrema violencia» y aseguró que los cuerpos tenían «más heridas de las necesarias para acabar con sus vidas». Además, relató que como afirmó el acusado en su primera declaración, Juan Márquez «fue expresamente» a por la niña pero que su hermano «se metió en medio» y también murió.

El otro guardia civil, primero en entrar en el domicilio, corroboró este escenario «dantesco». Según explicó, Juan Pablo había caído con los brazos abiertos en el pasillo y con la cabeza hacia la salida en señal de huida, mientras que Laura estaba tendida fuera ya de la casa. «Irreconocible».

Ante el relato de todos estos hechos. Ante las imágenes de descomposición de sus dos hijos envueltos en sangre, Juan Márquez se mantuvo durante toda la sesión frío, como ausente, mirando la pantalla donde se exhibían las imágenes sin gesto alguno. Como un espectador del crimen. Sin más.

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