TURISMO

El turismo en las playas de Cádiz termina ahora en noviembre

Los hoteles de Conil y Sancti Petri abrirán por primera vez hasta finales de octubre, alargando casi un mes la temporada turística

Cádiz ofrece un clima templado durante casi todo el año L. V.

Cádiz va por libre. También en esto del negocio turístico. Esta parte de la costa andaluza, que llegó tarde a la empresa del ocio y el tiempo libre contradice a casi todas las estadísticas (más aún cuanto más lejos se elaboren).

Una muestra es que mientras que el Instituto Nacional de Estadística (INE) aseguraba hace unos días que la provincia de Cádiz ha perdido pernoctaciones en hoteles durante el mes de julio, los propios hoteleros afirman que la temporada alta «está siendo estupenda» y confían en poder permanecer abiertos más tiempo que nunca , ganando puntos a ese monstruo del empleo temporal alimentado por una alta estacionalidad de la demanda turística. Ambas realidades son ciertas e incluso compatibles.

Este año, en Conil, por ejemplo, «los hoteles estarán todos abiertos hasta finales de octubre. Es una alegría poder decir que ya casi nos metemos en noviembre para comenzar a hablar de temporada baja... Y empezamos a registrar entorno a un 90% de ocupación desde junio », apunta satisfecha la edil de Turismo de la localidad, Pepa Amado .

Como dato aclaratorio, cabe apuntar que lo habitual es que un alojamiento permanezca abierto si su ocupación se sitúa en una media del 60% de ocupación, para que se puedan mantener las plantillas y ofrecer el servicio. Y Conil estará abierto completamente como destino turístico hasta finales de octubre .

Si se consulta a los directores comerciales de las grandes cadenas hoteleras asentadas en la costa de Cádiz, especialmente en Sancti Petri y Conil, la respuesta es clara: «en esta provincia luchamos desde hace tiempo por vender camas en otoño. El verano ya está vendido de antemano» , explica el director de Hipotels, Dushan Ocepeck a este medio cada vez que se le pregunta por los elevados niveles de ocupación de su cadena hotelera.

Esto ocurre porque la touroperación internacional está descubriendo este destino turístico como una b uena alternativa para los meses fríos de otoño en sus países de origen. La oferta de la costa de Cádiz crece en número de plazas y en prestigio, y esto está favoreciendo que la demanda suba, a pesar de las escasas comunicaciones aéreas que ofrece este territorio.

La oferta hotelera y hostelera de Cádiz está de moda. Tiene prestigio en redes sociales, incluso más que en prensa escrita. Se mueve rápido. Y se escapa a cualquier sistema estadístico con pies de elefante. De ahí que las conclusiones de los hoteleros y técnicos de turismo gaditanos cobren cada vez más peso.

La patronal provincial Horeca reconoce en sus propios estudios un ligero retroceso en ocupación en hoteles durante los meses más fuertes, tanto en julio como en agosto , donde ya casi se registra el lleno, pero apuntan hacia un alargamiento de la temporada turística que es todo un éxito para el desarrollo del sector.

El propio INE subraya en sus estudios que en el último año, solo en doce meses, abren sus puertas en la provincia 26 alojamientos nuevos, pasando de 495 a 521, independientemente de la ligera caída en la demanda del mes de julio que la misma estadística muestra.

Según los nuevos alojamientos recogidos en dicho estudio, Cádiz ha crecido considerablemente en número de camas disponibles; de las 42.273 de 2016 a las 48.240 de este 2017. Esto indica que este verano hay nada menos que 967 camas (declaradas) más, casi mil.

Y en este punto los datos coinciden con la percepción de empresarios veteranos, en algunos casos alarmados por la aparición constante de pequeños hostales (ahora denominados hostels y antes pensiones). Cabe apuntar que el número medio de plazas que sale de dividir los nuevos hoteles por las camas ofertadas es de 37, es decir, unas 18 habitaciones. Esto indica que en la mayoría de los casos hablamos de pymes (pequeñas y medianas empresas).

Perfil bajo en el INE

En cuanto al descenso de turistas en juli, el INE asegura que durante el pasado mes se alojaron en nuestra provincia 327.791 personas , 2.777 menos que en el mismo periodo de 2016, según el resultado de la extrapolación de datos realizada a partir de los hoteles que forman parte de su base de datos.

Hay que considerar en primer lugar que en 2016 se creció muy por encima de la media, como reacción a unos años duros de crisis. De hecho, las cifras de julio de este año son las segundas mejores en los últimos diez años. Y a esto se suma que subió el número de contrataciones en el sector en un 5% durante el citado mes .

Un factor que también merece un análisis es el hecho de que el sistema estadístico nacional se encuentre demasiado alejado de la realidad gaditana.

Este último punto es complejo de abordar pero es necesario hacerlo. Una posible explicación a dicho desfase entre los datos del organismo nacional oficial y la percepción del sector y del ambiente que hemos vivido este verano en las playas de Cádiz puede radicar en una base de datos obsoleta o en un método de obtención de los mismos inadecuado para captar el dinamismo del turismo gaditano.

En muchos casos, el municipio en cuestión no está ni siquiera incluido en la lista de los puntos turísticos de interés, como le ocurre a Conil . Aquí cabe apuntar que los ayuntamientos han de pasar por caja si desean ser estudiados como puntos turísticos (con mayor detalle) y que a las entidades, ya sean públicas o privadas, también se les cobra por disponer de los datos actualizados y pormenorizados por municipios.

De cualquier forma, los datos publicados hacen referencia a viajeros alojados exclusivamente en hotele . Así es difícil captar los cambios que se producen en cada temporada como la proliferación de pequeños hoteles y hostales (al calor de la demanda); el crecimiento y la bonanza que se observa ahora en los campings, analizados en estadísitcas aparte (aunque muchos ofrezcan ya excelentes bungalows a precio de hotel de cuatro estrellas); los veraneantes de provincias vecinas, especialmente procedentes de Sevilla, Córdoba o no tan cercanas como Madrid. Estos llegan por miles a zonas antes desiertas como El Palmar (y donde cada año son más).

Si la realidad de la Costa de la Luz gaditana se escapa al muestreo oficial, el florecimiento del turismo rural que se disfruta en la Sierra de Cádiz ya ni se roza en las estadísticas más cercanas.

Un dato curioso es que las programaciones culturales veraniegas y las antiguas tradiciones recuperadas y ampliadas proliferan por los pueblecitos más pequeños y alejados, perdidos en el monte. Y lo hacen al calor de la demanda turística. Municipios como Benaocaz, pedanías como la Huerta de Benamahoma (Grazalema) nunca tuvieron tanto ambiente como en estos últimos veranos .

Desde allí, el presidente de los hoteleros serranos, Antonio Fernández, también celebra un gran verano en cuanto a ocupación y nivel de gasto y asegura que el viajero ha recuperado los reparos que tuvo a viajar durante la crisis iniciada en 2008. Y esto, a pesar de que el verano no es precisamente temporada alta para unas vacaciones en el campo.

En definitiva, los datos de 2016 son significativos pero no suficienes para ofrecer una perspectiva veraz del desarrollo del turismo extranjero en Cádiz a medio y largo plazo. El destino Cádiz sigue creciendo, y lo hace por donde debe, en lo que siempre ha sido temporada baja.

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