REPORTAJE

El 'sobresueldo' que se tejió Del Valls a costa de la UCA

El catedrático detenido por apropiarse dinero de la universidad para hacerse un chalet llegó a fingir que hacía viajes de trabajo que le pagaban cuando en realidad se quedaba en su casa

Chalet que construyó en Vistahermosa. A la derecha, Del Valls.

María Almagro

Él mismo fue principio y fin de su engaño. Esa es la base de toda la trama que se sospecha que tejió Tomás Ángel del Valls para supuestamente quedarse con cientos de miles de euros que la Universidad de Cádiz (UCA) le daba para pagar sus reconocidos proyectos académicos pero que, según la investigación, invirtió en asuntos bien diferentes como pagarse un generoso chalet en la lujosa urbanización de Vistahermosa de El Puerto y además equiparlo a todo trapo. Todo un escándalo porque, como detectó la UCA en una propia auditoría interna que hicieron al olerse lo que pasaba y también la Policía una vez que se hizo cargo del asunto, Del Valls, ese eminente doctor en Química que impartía su sabiduría en decenas de ponencias y estudios por España y el extranjero y que está tan bien considerado en su campo, podría haber estado robando durante años de las arcas públicas . Por eso, él y su mujer, Inmaculada Riba, más cuatro empresarios de la construcción que actuaron en connivencia con ellos, están ahora procesados.

Y las pruebas que se manejan son muchas. Indicios que demostrarían, si así lo estima la jueza que instruye el caso, que este catedrático no solo se benefició ilícitamente de fondos públicos sino que también falseó facturas para en definitiva enriquecerse a cuenta de la universidad y de los ciudadanos que contribuyen con sus impuestos para que la educación sea un bien de y para todos.

Como se ha conocido esta semana, los agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de Cádiz cifran, de momento, en 730.000 euros el dinero que Del Valls pudo desviar para su propio beneficio . La mayoría de ese dinero fue a parar a la construcción y equipamiento del señalado chalet pero no se descarta que tuviera también otros fines. Como responsable del departamento de Química manejaba mucho dinero. La universidad confiaba en su valía y profesionalidad para que él mismo hiciera los cargos que estimara oportunos según iba desarrollando nuevos estudios y proyectos. El proponía y firmaba pero, como se le acusa, quien pagaba era la UCA. Jamás ningún cobro fue directamente a su cuenta donde sí consta la hipoteca y otra serie de movimientos para, posiblemente, esconderse tras una engañosa apariencia de normalidad.

Sin embargo cuando se comenzó a escarbar fueron saliendo cuentas que no cuadraban en absoluto con el sueldo que tenía la pareja. Unos ingresos de docentes pero unos gastos desorbitados . La propia universidad mandó hacer una auditoría interna cuando tuvo sospechas de que algo estaba ocurriendo. No era normal la cantidad de material que estaba pasando a facturación, sobre todo en el período coincidente con los tres o cuatro primeros años de la compra del chalet. Y fue entonces cuando empezaron a salir a flote otra serie de cuestiones, igualmente escandalosas. Como por ejemplo que se detectara que durante uno de los frecuentes viajes que realizó a Brasil (supuestamente por trabajo) envió correos electrónicos con una IP que correspondía a su domicilio. Es decir, que ese viaje con sus dietas correspondientes no lo habría hecho aunque, presuntamente, se pudo quedar con el dinero que se le abonó por realizarlo. Miles de euros.

«Un trabajo de chinos»

Las sospechas acerca de su alto nivel de vida le fueron delatando. Y el caso llegó a los juzgados donde él mismo acudió en marzo de 2017 para autoinculparse cuando supo que la UCA estaba auditando las cuentas de su departamento. Entonces admitió haber sido el responsable de un desfalco de 20.000 euros, cantidad que depositó. Sin embargo no pudo frenar el procedimiento judicial que se abrió después también de que el propio Rectorado hubiera ya trasladado una completa auditoría a la Fiscalía provincial. Un detalle significativo que da muestras del peso que tiene esta investigación es que la jueza ordenó con un auto que las pesquisas se desarrollaran de manera conjunta entre la UCA y la Policía Nacional . Y así se ha venido haciendo de manera escrupulosa.

La engorrosa labor de encontrar explicación al supuesto descuadre ha durado dos años y todavía continúa. «Un trabajo de chinos» en el que se han analizado más de medio millar de facturas que los implicados emitieron para que la universidad liberara esos fondos y, con ellos, pagar su casa.

Analizando estos cobros uno a uno se descubrió que la Universidad de Cádiz, la Universidad de Jaén o la FUECA habían pagado a empresas constructoras, de fontanería, de electricidad... miles de euros por trabajos que poco tenían que ver con la contaminación de aguas marinas en el litoral de la Bahía de Cádiz, uno de los proyectos estrella de Del Valls.

Según la investigación, el catedrático habría intentado disfrazar en los conceptos estos pagos falseando las facturas con la permisividad de los empresarios que le hicieron las obras. Utilizaba su poder como gestor y los tecnicismos oportunos para que nadie revisara nada . Pero además, y según consta en las pesquisas, en la mayoría de estos pagos ponía como conceptos materiales desechables , lo que le podía servir de excusa si alguien iba a buscar dichos materiales porque al ser perecederos no los inventariaba. Así por ejemplo, y tal como consta en la auditoría, pudo poner como concepto ‘jaulas bentónicas’, una técnica para el estudio de calidad de las aguas y sus organismos.

Y precisamente en este carácter tan especializado de su trabajo también pudo saltar la liebre cuando se comprobó que uno de las constructoras había cobrado a la UCA por un supuesto traslado de microorganismos cuando, además de no encajar con el objeto social de la empresa dedicada al ladrillo, no tenía los permisos oportunos que se exigen para ese tipo de transportes.

También llamó especialmente la atención que aparecieran unos cobros a Mediamarkt por un frigorífico y una smart TV sin que se hubiera relacionado con ningún proyecto determinado y que la Policía comprobó más tarde que estaban en casa de Del Valls.

El dinero que pudo desviar de momento se cifra en más de 700.000 euros. Sin embargo la investigación sigue abierta y en una segunda fase se adentrará con total seguridad en otros cobros que pasó a la UCA por viajes y dietas que ahora también están en tela de juicio.

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