Ernesto Pérez Vera - Tribuna Libre

Policías: Respétalos, te protegen mientras te sirven

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad están obligadas a proteger el libre ejercicio de los derechos y las libertades, así como, igualmente, están obligadas a garantizar la seguridad ciudadana

Ernesto Pérez Vera

Segundo jueves de junio. No pasa nada. Pero oye, es 13. Valiente día he elegido para ponerme a escribir este artículo dominical, que no dominguero. Pese a que soy bastante supersticioso, he seguido dándole al teclado. No, no soy un valiente, ¡ojalá! Valientes son los que diariamente asumen la enorme y vital responsabilidad de entrar en un quirófano para, tras rajar el pellejo de sus pacientes, tratar de reducir sus padeceres de salud. Valientes son quienes corren hacia las llamas cuando la gente huye de ellas. Y valientes son también, y ahí me duele más porque son mis hermanos, quienes se enfrentan a los delincuentes cumpliendo con la más sagrada y constitucional de las misiones. Sí, ahora hablo de los integrantes de los cuerpos policiales, de todos sin distinción, porque todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad están obligadas a proteger el libre ejercicio de los derechos y las libertades, así como, igualmente, están obligadas a garantizar la seguridad ciudadana.

La sociedad suele condolerse cuando se producen trágicas pérdidas policiales. Cuando esto sucede, la gente de la calle, los políticos, los sindicalistas y los periodistas estrechan las manos de quienes lucen o hemos lucido placa, porra y pistola. Los crespones negros, las banderas a media asta y los minutos de silencio están muy bien, pero son falsos en demasiadas ocasiones. Muchos de quienes hoy aplauden al paso del féretro de un agente fallecido mientras defendía el Estado de Derecho, ayer lo criticaron exactamente por lo mismo. Ya lo he dicho infinidad de veces desde diversos palcos: aparquemos la hipocresía y respetemos, siempre y de verdad, a estos nuestros servidores públicos armados.

El mismo policía que en estos instantes le está poniendo la para usted siempre injusta multa de tráfico, dentro de cinco minutos podría estar batiéndose el cobre con un atracador en la puerta del banco en el que trabaja su hija de usted. O incluso podría estar corriendo escaleras arriba por el edificio en llamas en el que su madre, también de usted, podría verse atrapada. Algunos de estos héroes mueren ahogados tratando de rescatar a personas incautas e inconscientes que se lanzan al mar cual boyas de plomo.

Estimados lectores, les ruego que cuando se crucen por la calle con un policía lo miren con respeto, porque aunque usted no lo sepa —porque nunca lo sabrá todo—, seguro que alguna vez habrá realizado hechos destacables dignos no solo de respeto sino de admiración. Háganlo con los de verde, con los de azul y con los de amarillo, porque ellos no mirarán de qué color es el carné o la piel de quienes griten socorro y pidan ayuda. No es necesario que un funcionario público se derrame en una calle cualquiera para que nos acordemos de que los policías tienen padre y madre y a veces hermanos e hijos. Estos seres humanos son como usted, solo que ellos están a su servicio.

Sirvan estos párrafos de homenaje a la memoria del oficial de la Policía Local de La Línea de la Concepción Víctor Manuel Sánchez Sánchez, en el segundo aniversario de su fallecimiento en acto de servicio aquel doloroso 7 junio; como, de igual modo, han de servir para recordar la reciente defunción del guardia civil Fermín Cabezas González, caído en Los Barrios el pasado 29 de mayo durante la persecución del crimen, luctuoso suceso que se produjo en circunstancias muy similares a las del óbito del oficial linense. Caprichos de la vida y de la muerte: ambos eran jerezanos de nacimiento.

«‘Eco-110’, ‘Eco-100’ te sigue teniendo muy presente. ¡Continuamos servicio normal…!»

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