PLAYAS DE CÁDIZ

«Perdone, tiene que ir a otra playa»

El incremento en la llegada de turistas a las playas de Cádiz llena los aforos permitidos con el domingo como el día más complicado

Chiclana, Chipiona, El Palmar, Rota o la capital gaditana superan en algunos de sus arenales el límite de afluencia, lo que les obliga a restringir durante varias horas sus accesos

Cola que se formó para poder acceder este domingo a la Caleta, en Cádiz. La Voz

M. Almagro

Ir a la playa con cierta previsión se ha convertido en la época post-Covid en una ley no escrita. Desde que se volvieron a abrir los arenales la situación en algunos de ellos se ha ido complicando y ya es habitual que cada fin de semana en muchas de estas playas se tengan que restringir los accesos para no superar las distancias de seguridad y evitar así los contagios de coronavirus.

Una vez superada la mitad del mes de julio los límites del número de personas establecidos por los diferentes consistorios en sus planes de contingencia se hacen mucho más necesarios, y el cumplirlos de manera escrupulosa, todavía más. Como se ha venido advirtiendo tanto por expertos en la materia sanitaria como por las autoridades, se trata de un tema de salud que afecta a todos, por lo que su rigor y estricto cumplimiento es algo obligatorio.

Este pasado fin de semana fueron varias las playas de la provincia gaditana que tuvieron que colgar el cartel de completo. La pleamar y también el aumento de las temperaturas unido a que cada vez hay más turistas que se deciden a visitar las costas de Cádiz ha motivado que en las playas de más afluencia, como en aquellas que son más pequeñas, estos cierres empiecen a ser ya habituales, sobre todo los domingos.

Es el caso por ejemplo de Chiclana , un lugar elegido por muchísimos turistas como destino vacacional y también por gaditanos que se desplazan desde otros puntos de la provincia a disfrutar de su litoral. Desde el Ayuntamiento de la localidad han extremado las medidas de control y seguridad para evitar aglomeraciones, incluso creando una app que informa al minuto de la ocupación.

Sus playas aunque bastante extensas son de las más concurridas lo que obligó ayer domingo al cierre de las balizas 7 y 8 en La Barrosa de una a dos y cuarto, la 37 y 38, también en la Barrosa, de dos a tres, y la 37, 38, 39 y 41, de cinco y media a seis y media de la tarde. Además se restringió el acceso a algunas bajadas de Sancti Petri de una y media a dos y media y de cinco a seis por la tarde, según han informado fuentes municipales.

Desde la megafonía además se alertaba de esta situación y tanto policía local como los vigilantes dispuestos por la Junta avisaban al público de que se redistribuyeran por otras playas. También tuvieron que restringir el acceso a los estacionamientos del Atenas Riu y la Loma, de dos a cuatro de la tarde.

Pero además de en Chiclana, este mismo panorama se repetía en otros municipios. En El Palmar , por ejemplo. Allí la afluencia de turistas ha crecido considerablemente este fin de semana. Esta playa ha sido dividida en doce sectores y, dos de ellos, los más 'centrales', tuvieron que ser cerrados tanto el sábado como el domingo en torno al mediodía. Además los aparcamientos estaban en su mayoría completos, al igual que terrazas y bares donde se agolpaban muchas de esas personas que no podían acceder a la playa. «Perdone, ya no se puede acceder. Tiene que ir a otra playa», comunicaban los vigilantes a los bañistas que sobre la una de la tarde intentaron entrar de manera infructuosa en algunas de sus playas.

Ocurrió también en Rota , otra de las zonas donde está pasando de manera ya habitual cada fin de semana. Según informó la Policía Local las playas afectadas fueron todas menos la Costilla que es la más amplia. La restricción de paso a los usuarios comenzó a partir de las doce y media y se mantuvo durante todo el día según se iban llenando o vaciando sus arenales.

Otro de los lugares donde se tuvo que cerrar el acceso este pasado domingo fue en Cádiz capital , concretamente a la conocida playa de la Caleta. Fue poco antes de las dos, coincidiendo con la pleamar cuando agentes de la Policía Local informaban que ya no cabían más bañistas. Aún así hubo decenas de personas que se mantuvieron en la zona guardando cola esperando a poder acceder una vez que otros salieran. Una vez pasó la pleamar la situación se normalizó aunque se mantuvo al límite de su capacidad de seguridad. Hace unas semanas esta misma situación se producía en la playa de Santa María del Mar que, ayer, se mantuvo en torno al 80 por ciento.

Y más hacia el Estrecho, en San Roque , su Ayuntamiento ordenó el cierre de la cala de la Sardina y otro de sus arenales, la Alcaldeisa, estuvo también a punto de llegar al límite establecido.

Pero además de estas playas hubo muchas otras donde se rozó al 90 por ciento la capacidad de aforo que tienen establecido por extensión. Fue el caso de Chipiona donde también comienza a ser habitual cada fin de semana en las Tres Piedras, Cruz del Mar o Niño de Oro, o Zahara donde el sábado sí se tuvo que tomar medidas y Zahora donde se llegó al 80 por ciento.

A las puertas del mes de agosto se prevé que esta situación continúe y que ya no sea solo una cuestión de los fines de semana sino que se prolongue durante al menos la primera quincena en algunas de estas zonas. Desde las autoridades se pide que se extremen las medidas y que se use la mascarilla según ha establecido la Junta en la nueva normativa para su uso. Es decir, en todos aquellos momentos donde pueda haber contacto cercano con otra persona como en los accesos, los paseos por la orilla o si la situación en la arena también lo requiriera.

Por su parte, los usuarios piden que haya una información más clara y actualizada , como una aplicación que informara de manera puntual de los aforos en cuanto a toda la provincia de manera unitaria.

Problemas para los bares en El Palmar

Cenar la noche del pasado sábado en algunos de los establecimientos de El Palmar se convirtió casi en una misión imposible. Un corte de lu z que se prolongó durante más de una hora generó un serio problema en la zona porque los hosteleros tuvieron que cortar el servicio y después intentar recuperar un tiempo que ya habían perdido y que se complicó además con todas las medidas de seguridad que tienen que cumplir. Por ello fueron muchos los bares donde se pudo ver a decenas de personas guardando cola para poder acceder a los locales que avisaban de aforos completos ya que la gente seguía esperando que les sirvieran en las mesas. Además, las cocinas y las barras estaban colapsadas en muchos de ellos lo que repercutió de manera directa en un servicio que, según los que lo vivieron, fue caótico.

Esta no es la primera vez que se vive una situación así en El Palmar, un lugar donde se asientan muchas construcciones irregulares, fuera de planeamientos urbanísticos que son imprescindibles para que se puedan ordenar y permitir la puesta en marcha de las infraestructuras necesarias que garanticen el mejor funcionamiento y atención a quien vive o visita esa zona.

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