La Voz en la Operación 'Sophia'

Isidro Carrara: «El mejor momento será cuando lleguemos a Rota con el deber cumplido»

El comandante de la fragata ‘Numancia’ destaca el «capital humano con una enorme experiencia en la Armada» que hay en la Bahía de Cádiz

El comandante, en la cubierta de la ‘Numancia’. FRANCIS JIMÉNEZ

Verónica Sánchez

De trato cercano con cada una de las 215 personas que forman parte de su dotación, al comandante de la fragata ‘Numancia’ es fácil encontrarle en la cubierta o el gimnasio del buque, como uno más. Sabe compaginar a la perfección la cercanía y el mando y eso se nota en el buen ambiente que impregna este barco de guerra, a pesar de que los militares llevan más de cinco meses lejos de sus casas. Hijo de infante de Marina e isleño de nacimiento, el capitán de fragata Isidro Carrara Navas se emociona al hablar de las personas que, bajo su mando, siguen luchando contra las mafias en el mar Mediterráneo, desplegados en la operación ‘Sophia’.

Llevan casi medio año de misión. ¿Se nota el cansancio?

–La gente ya está pensando en llegar, el tiempo pasa factura, están cansados y hay que tener mucho cuidado en que nadie incumpla las precauciones de seguridad. Yo creo que siguen haciéndolo muy bien, pero hay que tener mucho cuidado. Al final es todo psicológico, si te vas tres meses u ocho, en ambas situaciones, cuando queda un mes ya todo el mundo está pensando en que quiere volver a casa a ver a la familia. Lo importante es que la gente no se olvide de que tiene que seguir trabajando y de las precauciones de seguridad. La vida en los barcos es muy dura, las condiciones de habitabilidad, la gente está en contacto continuamente. Para estar aquí, yo no diría que hay que nacer de una pasta especial, pero sí que hay que hacerse de una pasta especial. Hay que tener buena forma física y, sobre todo, dureza mental, la cabeza muy bien puesta.

Durante estos meses la ‘Numancia’ ha sido el barco de la operación ‘Sophia’ que más visitas consensuadas ha hecho a otros buques, superando la treintena

–Sí. Ahora salen pocas embarcaciones y no hay tanta necesidad de estar atacando a las mafias, que seguimos con ello, pero sobre todo hacemos más tareas de lucha contra el contrabando de armas. Por eso hemos realizado más visitas consensuadas, muchas más que cualquier otro barco de la operación, porque creo que el siguiente ha hecho cinco o seis. Es una diferencia importante pero cualquier barco español lo haría de la misma manera. Las Fuerzas Armadas españolas tenemos un nivel altísimo de adaptación a la misión y a la operación que sea.

¿Cómo vivió los tres rescates a migrantes que realizaron el pasado mes de mayo?

–Nos acompañó el tiempo, que fue muy bueno. Además, el personal estaba francamente motivado, lo hizo muy bien. Con gran empatía creo que fueron capaces de tranquilizar a los migrantes, que no se tiraran al agua, que subieran al barco y confiasen en nosotros.

Fue un poco peculiar porque 600 personas son muchas a bordo y, una vez rescatados, la prioridad era llegar cuanto antes a puerto para dejarlos, porque en la mar pueden pasar muchas cosas, simplemente que haga mal tiempo, y con tanta gente la situación se complica.

Yo estaba muy atento a todo. Y vi un trabajo de cohesión en la dotación tremendo. En otras misiones hay gente que no se involucra tanto, aquí era desde el comandante hasta el último marinero, con la misión clara de sacarlos. Por supuesto tuvimos que destruir las embarcaciones y luego otro trabajo es intentar identificar a los traficantes y en este caso identificamos a cuatro de ellos. Fue un gran trabajo. Se hizo muy bien.

¿Dónde se meten 600 personas en un barco como este?

–Buena pregunta. En la cubierta de vuelo montamos un toldo, la cubrimos, dimos mantas y allí metimos a los hombres. A las mujeres y a los niños los metimos en el hangar que hace las veces de gimnasio. En este caso los tuvimos a bordo dos noches, y la segunda hizo un poco de mala mar, con lo que tuvimos que estar más atentos.

Al principio de la misión rescataban embarcaciones con migrantes y ahora los cometidos se centran más en el tráfico de armas y de combustible. ¿Qué ha cambiado?

–La primera misión sigue siendo la lucha contra las mafias y el tráfico ilegal de personas. Mientras no hacemos eso, hay otras tareas secundarias que son combatir el contrabando de armas, de combustible, controlar el tráfico marítimo y a la vez se obtiene también información sobre el posible tráfico de personas. Al principio había más actividad en la tarea principal porque había muchas más salidas de embarcaciones. Ahora la tarea principal está ahí, la seguimos teniendo como la más importante, pero como no salen tantas embarcaciones, no hay necesidad de ir a atacar a las mafias porque no salen de las aguas territoriales tampoco.

Hace unos días realizaron una videoconferencia con el nuevo Almirante de la Flota, Manuel Garat Caramé. ¿Qué les dijo?

–Que siguiéramos hasta el último día trabajando. Las palabras fueron «hasta el rabo todo es toro» y así es. Y le dije que sí, que lo íbamos a hacer, por supuesto. La gente, aunque sabe que va a acabar la misión, trabaja continuamente al máximo y no hay que descuidar las precauciones de seguridad.

La ‘Numancia’ forma parte de la 41ª Escuadrilla de Escoltas de la Armada, con base en Rota y otra fragata de esa Escuadrilla será la que les releve

–Tenemos dos Escuadrillas de Escoltas en la Armada. Ésta, que está compuesta por seis barcos cuya base está en Rota, es la más veterana. Durante los últimos 30 años ha participado en todas las misiones: la primera y la segunda Guerra del Golfo, en todas las operaciones de la OTAN y de la Unión Europea. De hecho, este es el famoso barco en el que cantó Marta Sánchez. Así que las fragatas de la 41ª Escuadrilla de Escoltas son los barcos españoles que han participado en más misiones. Y todavía les quedan algunos años porque están muy bien, son capaces de acomodarse a cualquier tipo de misión. Sobre todo porque la Bahía de Cádiz tiene un capital humano con una enorme experiencia en la Armada, con lo cual estos barcos tienen siempre unas dotaciones extraordinarias. Aquí hay cabos primeros que llevan diez años en la fragata, operación tras operación, por lo que tienen un conocimiento espectacular del buque y eso pasa en todos los barcos de la 41ª Escuadrilla.

Nuestro relevo en ‘Sophia’ es otro barco de la 41ª Escuadrilla, otro barco de Cádiz, la ‘Reina Sofía’ que vendrá y que lo hará exactamente igual de bien, porque las dotaciones de gente de Cádiz conocen la Armada a la perfección.

Es su primera misión como comandante de la ‘Numancia’ pero ya estuvo antes destinado en este barco

–Estuve de teniente de navío cuatro años. Como siempre digo, los mejores años de la vida en la Armada se pasan en los barcos, lo que ocurre es que cuando estás en esa época no lo aprovechas lo suficiente, pero luego los echas de menos. Aunque yo llevo un pequeño diario en el que escribo todas mis sensaciones en los barcos en los que estoy y ahora, al releerlo, creo que me daba cuenta y lo intenté aprovechar al máximo.

Es duro porque un buque como este sale mucho de misión. De hecho, la ‘Numancia’ en un año ha estado ocho meses desplegada.

Y cuando lleguen de ‘Sophia’ a Rota, dentro de dos semanas, ¿qué les espera?

–Ahora vamos a descansar. Cada dos años se realizan obras de mantenimiento del barco y este año tenemos una varada, metemos la fragata en dique, en seco, en los astilleros de Cádiz. A finales de abril empezaremos un pequeño adiestramiento y en mayo haremos unos ejercicios internacionales. Y dentro de un año y medio otra vez a otra operación.

¿Cuál ha sido para usted el mejor y el peor momento en esta misión?

–El peor momento lo tengo claro. Cuando desembarcamos a una cabo primero muy querida por la dotación, que sufrió un accidente a los cuatro meses de navegación, a finales de agosto. Parecía que no era nada, pero luego la tuvieron que tratar en España. Afortunadamente ya se encuentra bien. Se juntaron dos cosas, que se acercaba el final y que le pasó eso, por lo que fue un punto de inflexión.

El mejor momento la verdad es que no sé, probablemente esté por llegar y será cuando termine la misión, con toda la dotación sana y salva y con el deber cumplido, habiendo hecho lo que manda España y los españoles.

El otro día, al terminar el zafarrancho de combate, le dijo a su dotación que estaba orgulloso de ella

–Es que es así (se le llenan los ojos de lágrimas, traga saliva, pausa al hablar). He estado toda mi vida en buques, así que llegar a un barco de estos y mandarlo es algo que emociona.

¿Tiene ganas de llegar a casa?

–El que diga que no tiene ganas de llegar a casa, miente. Una de las mejores cosas de navegar es llegar a puerto. Tengo ganas pero porque la dotación las tiene. Y, sobre todo, porque la misión se está acabando. Si mañana nos dicen que tenemos que ir a otro sitio, lo haremos, pero es muy importante mantener los periodos de despliegue, porque la gente se acostumbra y se hace a la idea. En la mar la dotación tiene que estar descansada, porque si mañana tenemos un problema y no están descansados, por mucho que quieran no van a trabajar en condiciones.

Y llega al sitio donde nació.

–Sí, soy de San Fernando. Allí viví hasta los siete años, luego me fui a Madrid porque mi padre es infante de Marina. Me eduqué y crecí en Madrid, pero he vivido más en Cádiz que en la capital. Además, dos de mis hijos nacieron en Madrid, pero otro vino al mundo en El Puerto.

Estamos en la última patrulla. En unos días entraremos en Catania y allí relevaremos con la ‘Reina Sofía’, que se incorpora a la operación ‘Sophia’ el 15 de octubre. Entonces, nosotros iniciaremos el tránsito de regreso hasta la Base Naval de Rota, donde nos estarán esperando nuestras familias.

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