BORRASCA FILOMENA

Un gaditano al frente de los militares de la UME que combaten la nevada en Madrid

El comandante Ángel Fernández ha dirigido el despliegue para paliar los efectos de la borrasca Filomena de los efectivos del Segundo Batallón de Intervención en Emergencias, con base en Morón

El comandante de la UME Ángel Fernández. L.V.

Verónica Sánchez

Eran las 12 de la mañana del domingo 10 de enero. Madrid estaba sufriendo los efectos de la mayor nevada que se recuerda en la provincia en décadas. Carreteras cortadas, millones de personas sin poder salir de sus casas, centros médicos con los accesos cubiertos de hielo y nieve. Cuando en la base de Morón de la Frontera el Segundo Batallón de Intervención en Emergencias (BIEM II) recibió el aviso. Estaban activados, había que ir a Madrid a paliar los efectos de la borrasca Filomena.

El comandante Ángel Fernández , gaditano y jefe de operaciones del Batallón, se puso manos a la obra. «En esta intervención mi labor ha sido la de dirección, coordinando las unidades que se han mandado desde Morón hasta Madrid», explica a este periódico por teléfono. Decidió, configuró y mandó dentro del Batallón los efectivos humanos y materiales que debían acudir a la emergencia.

En total, una sección (es decir, unos 45 militares) en «configuración de nevada», con siete camiones quitanieve y maquinaria de ingenieros . «Y mucha gente para palear», cuenta este gaditano del barrio de La Laguna.

«A las 12.45 horas ya estaban saliendo los primeros y a las 14.oo el resto», detalla. A las 20.00 horas ya estaban todos en Madrid . Allí el comandante Fernández se integró en el puesto de mando de la emergencia y dirigió, junto con el resto de actores participantes en la misma (Protección Civil, Bomberos, etc...), las actuaciones, comprobando en todo momento la labor de los efectivos de su batallón. Y allí llevan desde entonces, intentando que la provincia recupere la normalidad o, al menos, una parte de ella.

«Estamos en Getafe , trabajando en beneficio de la zona de aterrizaje del aeropuerto. También en Torrejón de Ardoz y en Fuenlabrada , por toda la ciudad, sobre todo en los servicios primarios como hospitales, centros de salud, supermercados, centros de ancianos o gasolineras», explica a LA VOZ.

Café y aplausos

«Esto ha superado mi imaginación», afirma el comandante, que llegó a la Unidad Militar de Emergencias (UME) hace 10 años. «¡Yo soy gaditano, estoy acostumbrado a estar en la playa surfeando!», exclama. «Uno pensaba que no estaba en Madrid, sino en Moscú. Pero, pienso que al igual que cuando llegamos al terremoto de México, llegas con la adrenalina a tope y cuando te das cuenta llevas nueve horas quitando nieve », explica.

El comandante Fernández manda un mensaje de tranquilidad, ya que asegura que «entre todos los organismos, España está muy bien protegida» . Durante la intervención «ha habido una coordinación estupenda, todos teníamos los cometidos muy claros». Y, si bien activar a la UME es el «último recurso, sólo para grandes emergencias», el comandante afirma que el sistema de protección civil en este país funciona a la perfección.

Hablamos con él por teléfono, a su llegada a la base de Morón, después de toda la semana luchando contra los efectos de Filomena y tras haber dado el relevo a otros tantos compañeros de su Batallón que siguen con la batalla. En su mochila trae recuerdos, como los termos de café que algún ciudadano les ha bajado mientras quitaban nieve o los aplausos de la gente.

Ahora, de vuelta a la base, sigue el trabajo. Desde que ascendió a comandante en la UME, a donde llegó de capitán, también coordina la formación para que el Batallón esté preparado ante cualquier emegencia. «Se diseña un programa anual, en el que se divide el año en cuatro módulos asimilados a las intervenciones: forestal, nevada, multirriesgo (inundaciones y terremotos) y capacidades básicas militares (como tiro o topografía)», cuenta. Y antes de entrar en cada campaña los miembros de la UME realizan el módulo correspondiente. «Por ejemplo, si el 15 de diciembre empieza la campaña de nevada, pues dos meses antes comenzamos con la instrucción de nevada», explica. Lo complicado es «integrar las formaciones con las intervenciones, pero hemos aprendido a coordinarlo» porque, como dice el comandante Fernández, «cuando te llaman no sabes dónde te vas ni por cuánto tiempo. Así es la UME» .

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