SANLÚCAR DE BARRAMEDA

«Ni cobro como el presidente del Gobierno ni mi contrato es de peón»

El empleado municipal de Sanlúcar de Barrameda hace pública en LA VOZ su nómina, que asciende a la mitad de lo que afirmaba la concejala de IU

Una nómina del empleado municipal del año 2016 con el sueldo que percibe. LV

SARA CANTOS

3.026,30 euros . Esa es la nómina de diciembre de 2016 del empleado municipal de Sanlúcar de Barrameda al que este martes la concejala de IU en ese consistorio, Carmen Álvarez, acusaba de cobrar más que Rajoy y Susana Díaz con un contrato de peón y sin cualificación alguna.

El trabajador, cuyas iniciales son F.A. y desempeña su labor en la empresa municipal de Limpieza de Colegios y Dependencias Municipales (Elicodesa) , ha querido desmentir las acusaciones y ha facilitado a LA VOZ varias nóminas aleatorias del año al que se refiere la denuncia de la edil, 2016.

Según se aprecia en el documento oficial con fecha de diciembre de 2016 el salario líquido a percibir asciende a 3.026,30 euros, similar (apenas fluctúa unos pocos euros por arriba o por abajo) al de octubre y diciembre. Esto es, menos de la mitad de la cantidad que le atribuían situándolo por encima del salario del presidente del Gobierno de aquella época, Mariano Rajoy, y de la actual presidenta de la Junta, Susana Díaz. De esta manera, frente a los más de 6.000 euros mensuales que afirmaba la concejala de IU que ganaba al mes, tras consultar este periódico varias nóminas del empleado municipal correspondientes a ese año se puede apreciar que los emolumentos no alcanzan en los meses consultados los 3.100 euros netos , muy por debajo de los salarios de los dirigentes políticos aludidos.

Categoría de encargado

En la nómina se puede ver también como la categoría laboral de dicho empleado es la de encargado de la empresa municipal, un extremo en el que el propio afectado se ha mostrado muy tajante en su desmentido: «En ningún momento y bajo ninguna circunstancia jamás he tenido un contrato ni con el ayuntamiento de Sanlúcar ni con ninguna empresa pública como peón».

Este trabajador municipal -que no es funcionario- accedió al ayuntamiento procedente de la empresa privada en 1999 , al igual que las empleadas de la limpieza, tras municipalizar el servicio el anterior equipo de gobierno y, por tanto, absorver el consistorio a la plantilla de trabajadores que desarrollaban dichas funciones con la empresa concesionaria del servicio de aquel entonces.

Según explica F.A., en la subrogación el ayuntamiento aumentó el sueldo de las limpiadoras (eran todas mujeres) pero el suyo no varió. « El único sueldo que no se tocó fue el mío porque en mi subrogación el acuerdo fue que se respetarían tres cosas de mi contrato: la categoría, la antigüedad y el sueldo ». Así las cosas, su sueldo -asegura- tampoco ha aumentado en el transcurso de estos años «más allá de lo correspondiente a la antigüedad y a lo que establece el convenio de la empresa Elicodesa para todos los trabajadores de la empresa».

Cuando pasó a ser empleado municipal lo hizo «desde el primer día» con la categoría de encargado . Por entonces no se había creado todavía la empresa municipal responsable de la limpieza de los colegios y edificios municipales, Elicodesa. Así, su cargo de 1999 a finales del año 2002, momento en que nace Elicodesa, era de «encargado de la sección de limpieza de edificios públicos y colegios». Con Elicodesa ya en funcionamiento, y al no recoger dicha empresa municipal en su relación de puestos de trabajo la figura de gerente, F.A. entró como encargado general , una figura asimilable. Ese aumento de categoría de encargado a encargado general, matiza F.A., «solo fue de nombre, porque no existía la figura de capataz o gerente, y mi sueldo siguió siendo el mismo », recalca. En este sentido da otro dato para desmentir las abultadas ganancias que se le imputan: «En el momento en que se crea la empresa entran a trabajar otros compañeros de otras categorías con prácticamente mi mismo sueldo pero sin mi antigüedad».

Estrategia política oculta

Con este argumento, interpela a la concejala Álvarez, a la sazón consejera de la citada empresa municipal, y le reconoce algún tipo de estrategia política oculta «para ensuciar la imagen del equipo de gobierno y todo lo que pueda contribuir a ello».

Por este motivo, F.A. se reserva el derecho de emprender acciones contra lo afirmado por la portavoz de la formación de izquierda. De momento, avanza, los abogados del sindicato al que pertenece, CSIF, están estudiando las declaraciones realizadas «así como una serie de mensajes ofensivos que están circulando en redes sociales contra mí».

F.A. dedica algunas palabras a la edil: «Es la primera vez que IU ataca a un trabajador» y le recuerda que él no es «ni personal de confianza ni nombrado a dedo». «Soy un trabajador como cualquier otro con las condiciones laborales que marca la ley; en ningún caso ha habido intento de mejora de mis condiciones más que lo que marca escrupulosamente la ley; es más, justo todo lo contrario, he echado todas las horas del mundo, festivos, tardes, domingos, noches y jamás he pasado a la empresa una sola hora como hora extra, aunque a partir de ahora puede que cambie la cosa».

Gratificaciones

Con respecto a las gratificaciones millonarias que denunciaba IU en las cuentas generales del ayuntamiento correspondiente al ejercicio de 2016 y que supuestamente utilizaría el equipo de gobierno para pagar a empleados municipales por hacer «determinados trabajos», este empleado municipal se desmarca «absolutamente» y afirma rotundo que «ni he tenido ni he cobrado nunca gratificaciones» .

Tras conocer la noticia, F.A. ha recibido numerosas llamadas del equipo de gobierno, incluido el alcalde, Víctor Mora , y de otros grupos políticos «preocupándose por mí y apoyándome» en lo que considera «una injusticia». «Se han volcado, me han dicho que jamás van a ir contra un trabajador y me siento orgulloso de que hayan reaccionado así porque saben perfectamente que en ningún momento ha existido nada de lo que me acusan, aquí no hay sueldos de seis ni siete mil euros al mes».

F.A. califica las duras críticas recibidas por IU como «un manifiesto ataque personal de Carmen Álvarez» que, en su opinión, obedecerían a «una campaña para ensuciar la imagen del equipo de gobierno y todo lo que contribuya a ello».

Pese a todo lo sucedido, F.A. empieza y termina la conversación con la misma frase: «Tengo la conciencia tranquila».

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