PROVINCIA

Bulos en redes y grupos de WhatsApp alarman a padres de Cádiz

Policía Nacional y Guardia Civil llaman a la prudencia y advierten del peligro de difundir estos engaños como los que han circulado estas semanas sobre secuestro de niños

MARÍA ALMAGRO

«Han intentado secuestrar a dos chavalas aquí en el Mercadona de Camposoto. Venía con mi yerno y hemos dejado pasar a una ranchera blanca que iba en dirección prohibida. Eran los rumanos que se querían llevar a las dos chicas pero los albañiles fueron a cogerlas». «Nena, esto es de verdad, que dice que estaba por el Mercadona de los Caserones y vieron una ranchera con rumanos y cogieron a las dos muchachas... menos mal que había unos albañiles. Hay que decirlo a todo el mundo, que tenga la gente cuidado de lo que hay ahora». «Acabo de confirmar la noticia con un guardia civil amigo mío y es verdad, que tengamos mucho cuidado, pasadlo a todo el mundo que podáis porque es verdad, pasadlo a madres, niños... grupos de colegio...».

Estos son solo algunos de los fragmentos de los avisos de intentos falsos de secuestro que se han producido en las últimas semanas en la provincia de Cádiz. Solo unos cuantos, porque ha habido más. Sin embargo ninguno de estos casos, salvo uno sucedido en Jerez que se está investigando si pudo ser cierto o no, se ha llegado a denunciar en una comisaría de Policía Nacional ni en ningún cuartel de la Guardia Civil. Los avisos han coincidido además con el trágico suceso del niño Gabriel de Níjar por lo que la sensibilidad acerca de estos supuestos delitos y la alerta que provocan han promovido que su difusión haya tomado aún más fuerza.

La Policía y la Guardia Civil alertan constantemente del peligro de difundir rumores y falsas noticias debido a la alarma ciudadana que se crea. «Siempre hay que ir a fuentes oficiales y no dar pábulo a cualquier cosa que te llegue», advierten. Los embustes siempre han existido, pero lo que en el pasado se quedaba en una leyenda urbana ahora se retransmite al instante y a todo volumen por las redes y las aplicaciones de mensajería.

No es la primera vez

En la provincia de Cádiz ya ha ocurrido en otras ocasiones cuando algún suceso ha alarmado de manera especial a la población. Fue este el caso por ejemplo de la mentira que circuló hace unos años acerca de que estaban raptando a niños de una cadena de tiendas de ropa en un centro comercial de Jerez o también el bulo que se difundió en un audio en el que una supuesta enfermera advertía de que urgencias estaba colapsada y la gente muy grave, días después de la intoxicación masiva por salmonela que se produjo en Carnaval. El canal oficial de la Policía y de la Junta de Andalucía en Twitter llamaron a la calma y pidieron que solo se creyera a las fuentes oficiales que esos días estaban informando puntualmente del caso.

La confianza que ofrece Whatsapp es un riesgo añadido en estos casos. Los usuarios suelen pensar que un familiar o un amigo o alguien que tienen en un grupo no va a querer engañarles reenviándoles algo que no es cierto. Sobre todo en momentos de miedo o tensión. Así ocurrió por ejemplo tras los atentados de Barcelona cuando empezaron a difundirse decenas de audios que indicaban que se seguían produciendo atropellos por otros lugares de la ciudad. Todos eran falsos y quien los difundió quiso alertar a sus contactos, sin embargo lo que provocó en las personas que lo recibieron fue un mayor nerviosismo y una gran sensación de inseguridad.

«El anonimato en las redes anima a la gente a hacer cosas que en la vida real se pensaría»

«El anonimato que hay en las redes anima a la gente a hacer cosas que en la vida real se pensaría. Siempre aconsejamos que al recibir este tipo de informaciones lo primero que hay que hacer es desconfiar y si encima desconocemos al remitente o su veracidad no transmitirlo jamás», aconsejan desde el equipo de redes de la Policía.

Según indican los expertos en conductas sociales, las redes aportan base tecnológica para dar publicidad a contenidos que, a menudo, son interesados. También algunos de estos bulos simplemente buscan satisfacer el ánimo de los que quieren una atención que nunca han tenido utilizando además un medio que les puede ayudar a encubrir mentiras y guardar el anonimato. La conducta es irracional porque no se preguntan ni la fuente y no responde a unos criterios informativos lógicos.

Para quien envía o participa de estos bulos es importante saber que el riesgo no solo queda en la alarma que se pueda crear sino que también, dependiendo de la magnitud y viralidad del asunto, el usuario o emisor se puede incluso enfrentar a un delito de alteración del orden público . Así que cuidado con lo que se recibe y también con lo que se envía.

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