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Arriba, el acusado, comparece ante la Policía. Abajo, una foto de archivo con un aspecto muy cambiado. - LA VOZ- VÍDEO: ATLAS
SUCESOS

Benjy, el ciberdepredador de menores de Puerto Real, vuelve a prisión

La Policía detiene por tercera vez a este presunto acosador de 30 años tras arrestarlo en 2008 y 2009 por hostigar sexualmente y chantajear por internet a decenas de niños. Estaba en libertad a la espera de juicio

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Lo ha vuelto a hacer. Si es que alguna vez lo dejó tras el paréntesis de poco más de un año que estuvo en prisión preventiva. Benjamín Cabello, un ciudadano de aspecto normal, de 30 años, en paro, no había escarmentado después de que lo pillara la Policía en 2008. Tampoco le asustó que lo volvieran a coger en 2009. Entonces, en su historial (el delictivo porque el laboral lo tiene vacío), había acosado ya por internet a 70 niños de países bálticos. Y parece que después de su excarcelación en diciembre de 2010 pudo volver a las andadas. Según se desprende de la actuación policial que le ha llevado de nuevo a prisión, Benjy, como se le conoce, seguía dedicándose a buscar posibles víctimas por internet.

Preferentemente, niños de 12 a 14 años. Cuentan que le gustaban más pequeños pero que éstos no tenían todavía el manejo tecnológico suficiente para poderlos 'cazar' a través de las redes sociales o los chats de los videojuegos. De nada sirvió que después de que lo pillaran por primera y segunda vez sus padres le cortaran el acceso a internet. Usaba el móvil o buscaba wifi gratis en parques públicos como en Valdelagrana.

Este vecino de las 512 de Puerto Real ha sido detenido por la Policía por tercera vez acusado de acosar en la red a decenas de menores a los que chantajeaba con difundir las imágenes de contenido pornográfico que le habían enviado previamente tras engañarlos. Les hostigaba de tal manera, que según fuentes policiales, uno de sus presuntas víctimas, terminó suicidándose. El joven estonio Sten no soportó que los demás lo supieran o vieran y en 2008 se pegó un tiro con la pistola de su abuelo.

Esta vez, y gracias a las complicadas investigaciones realizadas por la Unidad de Delitos Tecnológicos de la Comisaría Provincial de Cádiz en colaboración con la de Zaragoza, se le han intervenido más de 2.000 archivos pedófilos. Tras ser puesto a disposición judicial, el juez lo enviaba de nuevo a la cárcel este pasado miércoles.

Las pesquisas que en esta ocasión le han vuelto a llevar a prisión se iniciaron a finales de septiembre de 2016. Fue a partir de la denuncia que presentó un padre quien, preocupado, acudió a la Policía en Zaragoza cuando comprobó que su hijo, menor de edad, estaba compartiendo por internet fotos íntimas con una chica. Pero la situación le inquietó todavía más cuando se enteró que esta misma menor estaba 'conquistando' a la vez a otros menores. Tras realizar varias comprobaciones los agentes detectaron que realmente la chica no era tal, sino que el que estaba al otro lado de la pantalla era un hombre que vivía en Cádiz. E incluso, todavía más alarmante, que esa persona ya tenia antecedentes muy serios por corrupción de menores.

Tras la primera denuncia, se fue paso a paso. Los investigadores pudieron localizar e identificar a otras seis víctimas, todos menores de edad. Tres de ellos residían en Zaragoza y el resto en otras localidades españolas. Con dos de estos menores intentó incluso concertar citas, aunque finalmente no lo logró.

¿Cómo lo hacía?

Para capturar a sus víctimas, Benjy había cambiado en estos últimos años en algo su 'modus operandi'. Cuando se le detuvo por primera vez, con 22 años, tras el monitor se hacía pasar por una joven insinuante, siempre ligera de ropa, que delante de la webcam era Lisha o Elisa. Se registró en un portal estonio (uno llamado Rate, entre ellos) con nombres femeninos e identidades falsas. También usaba apodos como Morenita o 'rubiaorient'. A estos avatares les asignaba imágenes de strippers amateurs bajadas de internet y ya él le ponía imaginación. «Estudio en un instituto estonio», «Tengo 15 años y vivo en Tallin», les aseguraba en inglés.

Pero ahora había cambiado de estrategia. Utilizaba distintos perfiles en redes sociales, bien haciéndose pasar por una chica de 14 años o por un niño de la misma edad. Sus conocimientos del módulo de informática que había estudiado más su paso por una televisión local le valieron para depurar la técnica. Así una vez engatusados, les pedía que le enviaran fotos y vídeos de carácter sexual, él también les pasaba imágenes del mismo tipo. Cuando las obtenía las subía a la nube para no dejar rastro en su disco duro. Esto complicó algo más la investigación pero finalmente los agentes pudieron dar con todo lo que él había intentado esconder. Y eso que además, había incorporado un nuevo canal. Los juegos on line de las videoconsolas eran también un perfecto reclamo para sus chats íntimos.

Ya con todas las pruebas. que demostraban la autoría de los hechos denunciados, los agentes se desplazaron a Puerto Real y allí registraron su domicilio. Se encontraron con un Benjy muy cambiado físicamente al que se había iniciado unos ocho años antes en el ciberacoso. En su habitación pudieron intervenirle material informático (smartphones, discos duros y una consola de videojuegos). Además localizaron más de 2.000 fotografías y vídeos de carácter sexual explícito de menores de edad. Tras el registro se le tomó declaración. Y después, el juez lo enviaba directamente a la cárcel.

Pero el trabajo no ha terminado todavía. En una segunda fase y tras el análisis del material informático incautado, los agentes temen que pueda haber más víctimas. Calculan que unas treinta. Niños todos que, engañados y temerosos por haber caído en la trampa, quedaron atrapados en la red que este presunto ciberdepredador había tejido supuestamente desde hacía años.

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