CRISIS POR EL CORONAVIRUS

Airbus no descarta otro ajuste ante la cascada de anulaciones de pedidos

La cancelación de contratos de venta de aviones y el aplazamiento de las entregas ponen en aprieto al gigante aeronáutico, que ya prevé reducir la producción

Airbus participa en el transporte del material sanitario LA VOZ

Javier Rodríguez

La crisis del coronavirus ha terminado por pasarle una seria factura al gigante europeo de la aeronáutica, Airbus. La cancelación de pedidos de aviones ya firmados por parte de las aerolíneas y el aplazamiento en las entregas de los que ya estaban terminados han puesto a Airbus en un aprieto económico y laboral que, según ha podido saber LA VOZ, obliga de nuevo a tomar medidas de ajuste . La dirección general de Airbus España ha mantenido contactos por vídeo-conferencia con representantes del comité intercentros para abrir una línea de negociación sobre el futuro de la plantilla. Todo apunta a que Airbus mande a casa a buena parte de sus trabajadores con cargo a sus vacaciones hasta que se resuelva el entuerto y los proveedores empiecen a recuperar su actividad y las aerolíneas a invertir.

Las factorías de Airbus en España se encuentran sin actividad desde el pasado 23 de marzo tras la publicación del nuevo decreto del Gobierno en el que paralizaba la actividad no esencial en nuestro país. Esta hibernación de la economía española está previsto que acabe el 9 de abril, Jueves Santo, sin embargo, no será hasta el lunes 13 de abril cuando se reactive el sector industrial.

El varapalo que ha recibido Airbus ha venido en esta ocasión de la mano de las aerolíneas . La decisión de easyJet de cancelar un pedido de 107 aviones a Airbus de los modelos A320 y A320neo es la punta del iceberg. La compañía de bajo coste está dispuesta a renunciar a este pedido, firmado el pasado año, ante las pérdidas que acumula la empresa con motivo del confinamiento de la población en Europa y de la ausencia de vuelo. Los ejecutivos reconocen que no es el mejor momento para invertir ahora 5.000 millones de euros en la renovación de una parte de la flota.

La situación de easyJet es la misma que han mostrado otras aerolíneas. El presidente de Lufthansa , Carsten Spohr , aprovechó la presentación de resultados del año 2019, ejercicio en el que la compañía ganó 1.200 millones de euros, un 44% menos, para trasmitir cierto optimismo al mercado y sus trabajadores en medio del colapso que asola al sector aéreo por el coronavirus. «Nuestra compañía está en una situación extraordinaria. Hemos pasado de pensar que la gente no iba a querer volar a saber que nadie va a poder volar. El sector será distinto después de la crisis pero, a pesar de las dramáticas consecuencias, hay sitio para la esperanza porque nos recuperaremos», aseguró Spohr, que lleva desde 2014 al frente de la compañía.

La compañía anunció en febrero un ajuste que afecta en Andalucía a 260 empleados, de los que 44 son de la planta de El Puerto

«El sector será distinto después de la crisis pero, a pesar de las dramáticas consecuencias, hay sitio para la esperanza porque nos recuperaremos». El alto ejecutivo no escondió en ningún momento que a la compañía le esperan momentos muy difíciles que afectarán tanto a los accionistas, como a los trabajadores y los directivos. Los primeros deberán renunciar al dividendo y hacerse a la idea de que el Gobierno de Alemania tendrá que salir al rescate de la firma, los segundos sufrirán fuertes recortes, incluidos despidos temporales y vacaciones sin sueldo , y los últimos se quedarán sin bonus.

Economía de guerra

La compañía ha activado el modo economía de guerra con la idea tener los aviones en tierra al menos tres meses por lo que ha recortado un 60% los gastos fijos y recortará un 30% los gastos variables para mantener la caja . No en vano, la liquidez se está viendo seriamente amenazada porque a la caída de las reservas de más del 64% se está sumando una oleada de cancelaciones por las restricciones a la movilidad que les obliga a devolver el dinero de los billetes.

Entre los recortes se incluye la paralización de casi toda la flota, la reducción de la misma y el freno a su renovación . Así, la aerolínea alemana va cancelar los contratos de alquiler de aeronaves y ya está negociando con Airbus y Boeing la cancelación de algunos pedidos y el retraso de otras entregas de aviones. La aerolínea tiene al menos 147 aviones A320neo y A350 pendientes de recibir.

Las plantas gaditanas están sin actividad desde el 23 de marzo en que entró en vigor la hibernación de los sectores no esenciales

Airbus tiene actualmente 1.197 aviones pendientes de entregar sólo a aerolíneas europeas, lo que supone el 9,4% de los pedidos realizado y sin entregar que tiene en cartera en todo el mundo. El problema es que la crisis del coronavirus es mundial y las cancelaciones o retrasos se extenderán a otros continentes. En Boeing está crisis no le puede llegar en peor momento, ya que lleva con su buque insignia, el 737 MAX, lleva en cuarentena un año y los pedidos bajo mínimos.

Una pequeña parte de la flota se mantendrá en condiciones óptimas para que puedan a empezar a volar en un periodo de máximo de dos meses mientras que el resto no estará disponible en el corto medio plazo ya que o bien serán sometidas a un proceso de mantenimiento muy profundo que implica desmontar el avión o bien estarán aparcados en otros aeropuertos sin pista al día. Por ello, Lufthansa asegura que cuando se levanten las suspensiones, tardará en volver a la normalidad . Igual que todo el sector. «Estamos muy lejos de volver a la normalidad y de poder pensar en lograr beneficios», adelantó el presidente de la aerolínea durante la presentación de los resultados de 2019, que reflejan ya un descenso de la demanda por el enfriamiento que empezaba a vivir la economía, sobre todo en el sector premium. Así, la combinación exceso de oferta y menos demanda llevó a la firma a reducir un 2,5% el ingreso unitario por pasajero para mantener la ocupación. Los ingresos totales subieron un 2,5% a los 36.400 millones de euros pero el margen de ebitda pasó del 8% de 2018 al 5,6% de 2019.

La situación es tan complicada y está rodeada de tanta incertidumbre que la cúpula de Lufthansa no se ha atrevido a calcular el impacto de la crisis del coronavirus ni ha poner una ficha a su finalización.

De un ajuste a otro

Toda esta situación ha llevado a Airbus ha replantearse su futuro más inmediato. Airbus ya presentó a mediados del pasado febrero un ajuste de plantilla que afectaba a 2.362 trabajadores en Europa, de los que 630 corresponden a las factorías españolas y 44 de ellos a la planta portuense del CBC . El ajuste laboral se lleva por delante también a 216 de las factorías sevillanas de Tablada (116) y San Pablo (100). Cabe recordar que la planta portuense ya liquidó en diciembre del pasado año a 26 trabajadores con contrato temporal. El ajuste solo afecta a las plantas de Airbus dedicadas a la construcción militar, quedando exentas las comerciales-civiles como la de Puerto Real. El ajuste afecta también a la planta de Getafe, con 275 salidas, y a la de Barajas, con 72.

El sobrecoste del avión militar A400M y los problemas para su venta, amén de las dificultades para vender el C295, han generado un agujero en la cuenta de resultados de la compañía, que se quiere cerrar cuanto antes con una reestructuración internacional. El impacto de la medida fue especialmente virulento como se preveía en las plantas sevillanas de San Pablo y Tablada, donde se ensambla este avión de transporte militar.

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