TURISMO

Pisos turísticos en Cádiz, bajo sospecha

La proliferación de viviendas de este tipo que no cumplen las normas resta clientes a alojamientos regulados y dañan la imagen del destino

Muchas fincas de Cádiz se han convertido en alojamientos turísticos F. J.

MERCEDES MORALES

Alarmados, así se encuentran en estas fechas los profesionales del sector turístico de Cádiz. Aseguran que la situación es delicada, muy delicada, «para un destino turístico que ha trabajado mucho y se ha vendido muy por su gran calidad», afirman. Les preocupa el desarrollo «sin control» de viviendas de uso turístico en la capital gaditana «sin regulación ni control alguno».

Los hosteleros están especialmente alarmados con la situación que se vive en los últimos dos o tres años. El fenómeno de los pisos de alquiler turístico no es exclusivo de Cádiz, ni mucho menos, pero sí que afecta de forma más acusada a esta ciudad por ser casi una pequeña isla y por sus atractivos turísticos.

Los datos conocidos y publicados reflejan que Cádiz capital cuenta con 671 viviendas de uso turístico registradas en la Delegación de Turismo de la Junta de Andalucía. Este número de pisos con fines turísticos se traducen en 5.794 plazas turísticas en Cádiz.

Mientras que en los 34 hoteles y hostales de la capital se encuentra un total de 2.619 plazas turísticas , a las que hay que sumar la escasa representación que suponen ya los apartamentos turísticos (con servicios hoteleros) que son unos escasos 16 y ofrecen 423 plazas para viajeros. Se estima que esas viviendas de uso turístico declaradas en el servicio de Tuirsmo de la Junta de Andalucía representan solo el 30% del total que se oferta por internet.

Desde el sector inmobiliario confirman la tendencia al alza en la demanda de pisos en Cádiz capital procedente de todo el país, especialmente de otros puntos de Andalucía y de Madrid. Pequeños inversores buscan aquí una forma de rentabilizar mejor sus ahorros que en un banco, donde el dinero apenas renta. Tanto que la zona del centro de Cádiz ha experimentado un incremento del precio desde primeros de este año y subrayan que incluso están teniendo mucha más demanda ahora de inversores extranjeros.

Pero la alarma que se extiende en el sector turístico no se debe a la proliferación de las nuevas formas de hacer turismo a nivel global, sino por la aparición de otros muchos que no cumplen los estándares mínimos de calidad. No solo temen perder clientela sino que los viajeros que lleguen no se lleven un buen recuerdo de Cádiz y que se deteriore la buena imagen «que tantos años nos ha costado construir entre todos», apunta Josefa Díaz , propietaria del Hotel Las Cortes de Cádiz.

Otra hotelera gaditana, N oelia Martínez, directora del hotel Spa Cádiz Plaza , asegura que en su caso les está restando clientela. «Todas la mañanas tenemos a turistas desayunando en nuestro hotel que se alojan en apartamentos turísticos cercanos», apunta Martínez, quien concreta que su nivel de reservas no ha bajado.

«Al contrario, el Spa Cádiz Plaza registra a día de hoy un 15% más de reservas anticipadas para junio que en las mismas fechas del año pasado», señala. En el resto del verano se mantienen como en el mismo periodo de 2017. Pero la copropietaria de dicho alojamiento considera que les iría aún mejor si no hubiese tanta competencia «desleal».

Es preciso repetir que ni esta directora ni otros critican a los alojamientos declarados y que ofrecen alternativas de calidad, sino a los «piratas». «Mientras que a los empresarios nos fríen a impuestos e inspecciones, a los dueños de apartamentos sin declarar, que no generan empleo por otra parte, no les piden nada de nada», apunta esta representante de una familia de larga tradición hotelera en la ciudad.

Otra clientela

Realmente, el público que se atiende en los hoteles de mediano tamaño como el Cádiz Plaza, así como en otros de la ciudad, no son las familias de veraneantes, sino que se han especializado en un tipo de viajero profesional, que acude a Cádiz a un congreso, por la reparación de un crucero o por cualquier otra cuestión laboral.

«A las familias las estamos perdiendo cada vez más. Y esto no estaría mal, ya que nosotros estamos encontrando otra clientela que antes no abundaba, siempre y cuando se les atienda bien a todos y se les ofrezca un buen servicio. Pero no suele ser el caso...», duda Noelia Martínez.

La presidenta del club internacional Skal Calidad, Josefa Díaz , es categórica: «Se está dejando en nuestras manos el control de los alojamientos que no cumplen los requisitos mínimos. Nuestra labor no debe ser denunciar a quien estafe a turistas. Esto deberían hacerlo las administraciones públicas. Desde el Ayuntamiento, por ejemplo, hay bastante tolerancia con este tema. Y no lo entiendo. Alguien debe responsabilizarse de este problema», apunta Díaz.

Para intentar coordinar todas las demandas del sector de viviendas de uso turístico nació la asociación Cádiz Aloja , pero esta agrupación de propietarios no está calando en el sector, ya que apenas alcanza los 30 socios después de un año de existencia, mientras que los pisos turísticos aparecen por centenares cada trimestre.

La patronal Horeca , que fue la primera entidad que alertó de las consecuencias cuando se abrió la veda de alquileres de viviendas de uso turístico, atiende a las demandas que van llegando de los profesionales afectados. Apuntan que su misión está concentrándose en poner en conocimiento de las autoridades los casos de fraude que les llegan pero apuntan, al igual que hacen los hoteleros, que ésta no debería ser su función sino de las administraciones encargadas de velar por la legalidad.

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