MUJER EN LAS FUERZAS ARMADAS

«La mujer puede elegir seguir su vocación donde quiera que esté»

La teniente psicóloga María Hernández es reservista voluntaria y está activada en la Subdelegación de Defensa de Cádiz

La teniente reservista Hernández, enfrente de la Subdelegación de Defensa. FRANCIS JIMÉNEZ

VERÓNICA SÁNCHEZ

Mujer, militar reservista voluntaria, psicóloga, terapeuta de pareja y educadora social de menores en centros de acogida . Todo eso y mucho más es María Hernández, una almeriense de 57 años que desde el 8 de enero hasta el mismo día del mes de mayo estará activada en la Subdelegación de Defensa de Cádiz. Teniente psicóloga, lamenta que si asciende, va «a estar sólo un año de capitán porque me tengo que retirar a los 61 y voy a echar de menos el ejército».

Es una de los algo más de 4.000 reservistas voluntarios con los que cuentan las Fuerzas Armadas españolas. Una figura muy desconocida para la sociedad. Civiles que, de forma voluntaria y temporalmente, aportan sus capacidades, habilidades y conocimientos en la milicia. Para ello, se presentan con el objetivo de obtener una plaza en las diferentes convocatorias para reservistas voluntarios que oferta el Ministerio de Defensa anualmente. Dependiendo del nivel educativo que tengan pueden optar a ser oficiales (estudios universitarios), suboficiales (bachiller o formación profesional) o tropa y marinería (graduado escolar). Una vez aprobado el concurso-oposición, los reservistas tienen que superar un período de formación militar básica y otro de específica. Tras él, pasan a situación de disponibilidad y son activados cuando se incorporan a unidades, centros u organismos de Defensa para participar en programas de formación continuada o para prestar servicio en los mismos.

¿Por qué decidió ser reservista voluntaria?

Una amiga me planteó la posibilidad, me informé y decidí presentarme. Sentía que quería servir a los demás y tenía ganas de aprender y aportar algo de mi especialidad. ¿Qué puedo yo aportar a las Fuerzas Armadas y a la vez qué me pueden enseñar ellas a mí?, me pregunté. Una de las cosas que me ha llamado la atención siempre es la disciplina y, una vez que estás dentro, ves lo importante que es la jerarquía y la autoridad en una organización con una misión tan especial como es establecer la paz o ir a la guerra. Aquí descubrí que no es tanto lo que se nos vende a los civiles de que hay una jerarquía y que tienes que aguantar cosas. En mi experiencia durante mis activaciones ellos se preocupan mucho por el resto y ha sido beneficioso para mí.

Soy reservista voluntaria desde 2006 y he estado activada en siete ocasiones: dos veces para formación, en Valencia y Granada y el resto en prestación de servicios: Gran Canaria, Cádiz, León, Zaragoza y ahora repito Cádiz otra vez. Durante mis activaciones he conocido a personas que me han llamado mucho la atención por los valores, porque me han enseñado una disciplina, una estructura de vida, valor para servir a los demás y a la patria.

¿Antes de ello conocía las Fuerzas Armadas? ¿Alguien de su familia es militar?

No. Nadie. Tengo un espíritu más aventurero. Creo que el ser mujer no me va a determinar nada y he querido emprender lo que a mí me nacía desde un principio. Siempre he sido fuerte y he luchado por hacer lo que realmente quiero y luego sopesar y a la vez organizar mi ámbito familiar con mis padres, mis hijos... Después explicarlo y hacer un trabajo de mentalización de que la mujer tiene que estar donde quiere estar.

¿Le resulto fácil el paso de la vida civil a la militar?

Sí. Lo que ocurre es que en las Fuerzas Armadas hay una serie de normas. Y éstas pueden aportar a la sociedad esa figura de respeto que tiene el superior, no tanto como superior jerárquico como la persona que se ha decidido que tome la organización y no rebatirle constantemente eso para lo que está formado.

En mi vida civil soy psicóloga, tengo un centro de Psicología y soy terapeuta de pareja y sexual. Además, soy educadora social de menores en centros de acogida y en mi profesión veo que hay un empoderamiento de los hijos. A nivel general el respeto se ha perdido. Creemos que los padres son amigos y al profesor le cuesta ejercer la autoridad. Es una autoridad de dirigir, de educar, no tanto de mando que se está perdiendo porque se está derrumbando la base, que serían los valores, y los profesores no tienen autoridad, como no la tienen los padres. Tienes que escuchar a los menores pero también contrastar con los profesores, hacerles caso y delante del niño no quitarles la autoridad. Eso sí podía enseñar la disciplina militar en los mandos, el respeto. También puedes acercarte al mando y hablar con él, pero el trato es de respeto a tus superiores. Aunque es más la distancia que se ve desde fuera a la que tienes cuando estás dentro.

¿Qué le parece la iniciativa de introducir en las aulas los valores de las Fuerzas Armadas?

Deberían enseñarlos en todos los sitios. Los valores, el respeto a tus superiores en la sociedad se está perdiendo y eso genera muchos conflictos familiares, en la escuela y mucho menor perdido. El menor necesita límites pero si no se establecen queda huérfano de padres y sin formación académica.

Algunos chicos que vienen aquí a pasar las pruebas, en cuanto los veo pienso, «¡madre mía!». Puedes tener la libertad pero también la corrección de ir acorde y con respeto a donde vas. El futuro soldado tiene que centrar su vocación, no tanto en aspectos externos como internos. Debe tener una disciplina férrea, una actitud positiva para ayudar a los demás y desprenderse de muchos apegos y del estado de confort que tenemos en la vida civil.

No podemos venir a lucir el traje. El que venga a la vida militar debe saber que en su prestación de servicio puede encontrarse cualquier cosa y tiene que ir a lo que le manden. La vida militar es de prestación de servicio en todos los momentos que se puedan presentar.

María Hernández estará cuatro meses desempeñando su labor como psicóloga en Cádiz.-F. JIMÉNEZ

¿Cuál es su labor en la Subdelegación de Defensa?

Me han activado por un periodo de cuatro meses. Estoy muy contenta y además no me lo creo. Es muy bueno estar tanto tiempo porque conoces a los chicos y chicas que se van a presentar a los test desde la primera fase. Ellos te conocen a ti, tienen esa referencia tuya y en la segunda fase, que es el test de personalidad, se van a encontrar con la misma persona. Los chavales cuando se examinan requieren de una figura tranquila, que les hable con un tono adecuado y que les de la tranquilidad, la serenidad y el silencio para que en siete minutos hagan una de las partes de la prueba, para lo que necesitan concentrarse.

Tengo que pasar los test a los aspirantes. En la primera fase los test de aptitud, en la segunda los de personalidad. Les digo cómo es la prueba, las dificultades que pueden tener, los problemas que pueden surgir y consejos para hacerla. Luego se les da la nota y también se les orienta y se les da alguna información sobre lo que han pedido, los destinos que han elegido. Sobre todo se les motiva para que sigan haciendo el ejercicio, porque en la segunda fase tienen que examinarse de las pruebas físicas y aunque la nota creas que no te ha dado a veces el corte puede ser que esté en el límite y puedas entrar. Hay que transmitirles que son capaces, que no es tan difícil el examen y que van a hacerlo bien.

En el periodo entre las fases de selección el psicólogo en la Subdelegación de Defensa, investiga, ve cómo han ido otros años las pruebas, intenta pensar de qué forma puede explicar mejor y en qué orden. Con el objetivo de mejorar la atención y el asesoramiento.

¿Cómo se compagina ser reservista voluntaria con la vida profesional y la personal?

Cuando solicitamos la activación podemos elegir los destinos que ofrecen, en los que pone el tiempo y el mes en el que se desarrolla. Yo trabajo de educadora en sustituciones de la Junta de Andalucía los veranos, así que esos meses no pido. Lo que he organizado siempre es que mis hijos viniesen a verme a la unidad de destino, con lo cual teníamos unas minivacaciones. Cuando venían nos lo pasábamos estupendamente porque mis hijos, por ejemplo, no habían conocido Gran Canaria y la conocieron conmigo, al igual que León. Cada destino ellos lo han disfrutado conmigo.

Ahora puedo estar activada cuatro meses porque no trabajo a tiempo completo en la Junta y, como me voy algunos fines de semana a Almería, congrego mis consultas de Psicología entonces. Lo bueno de esto es que tampoco pierdes porque el mes de trabajo aquí te cuenta para las bolsas de empleo público. A mí en estos cuatro meses me están dando un sueldo correspondiente a mi empleo, que soy teniente, y me cuenta mi tiempo de servicio porque me dan de alta en la seguridad social.

Lo que sí creo es que la sociedad tiene que mentalizarse de que una mujer reservista puede elegir estar donde ella quiera por vocación y para realizarse como persona. A un hombre no se le pregunta cómo compagina tanto como a una mujer, porque a nosotras se nos implicita el hecho de que, por ser mujer, tenemos más obligaciones que ellos. Lo veo en mis compañeros reservistas hombres que no tienen tanto que decir en cuanto a la responsabilidad como la mujer. No se les pregunta cómo coordinan su vida con los hijos. Y tendría que ser lo mismo, en igualdad de condiciones. Si yo tuviese pareja tendría que adaptarse. Porque yo lo he elegido y es mi vida. Mi decisión y mi vida no es de nadie porque además tengo una y si no lo hago ahora no estaría igual de feliz porque es mi vocación. Quiero reivindicar que la mujer puede estar donde ella sienta que es su vocación sin que le digan que tiene más obligaciones que el hombre.

¿Qué tal en Cádiz? ¿Cómo se encuentra viviendo aquí?

Cádiz es una ciudad abierta, maravillosa. La gente es amable, cercana, familiar y yo me siento aquí muy bien. Luego miras al lado derecho, al lado izquierdo y ves mar y estas playas maravillosas. No te digo nada de los pueblos, que puedes ir a cualquiera de la provincia y todos son muy bonitos.

Asimismo, Cádiz tiene historia militar. Lo veo en los chavales de aquí que se presentan a las pruebas y tienen una vocación intrínseca que les aporta la cultura militar de la zona, que se nota respecto a otros sitios en los que he estado. Vienen muy seguros de sí mismos. Y a nivel social puedo salir a la calle de uniforme y no pasa nada.

Además, con los compañeros me encuentro muy bien. Tienen una organización muy buena en la que cada uno sabe la función que debe cumplir. Estoy integrada desde el principio, tanto durante la otra ocasión en la que me activaron aquí como ahora. Y esta vez, además, estoy asumiendo más responsabilidades profesionales, como dar la puntuación a los aspirantes, algo que nunca había hecho.

¿Qué importancia tiene la Psicología en las Fuerzas Armadas?

La Psicología está tomando mucha importancia, siempre la ha tenido pero aquí en España a la Psicología y a la Reserva Voluntaria les ha costado tener su lugar. En lo militar, la Psicología empezó como un asesoramiento, sobre todo en la captación y porque se vio que en misiones, cuando había que entrar en una zona de conflicto, existía un miedo previo y también, a veces, cuando se volvía, un trastorno de estrés postraumático. Además se comprobó que incluso las familias se ven afectadas y es necesaria la figura de ese psicólogo mediador que hable con ellas.

La figura del psicólogo es primordial. Vemos las posibles patologías y la prevención que puede haber. También en prevención en tema de drogas o en zonas penitenciarias militares asesorando a los presos, así como en prevención de riesgos laborales. Además, el psicólogo tiene que enseñar a controlar el estrés en situaciones en las que hay que tomar decisiones en segundos.

¿Cómo animaría a la gente a que fuese reservista voluntario, en un momento en el que se está planteando el cambio de modelo de la reserva voluntaria en España?

La reserva voluntaria puede funcionar porque nosotros ofrecemos con ilusión nuestra especialidad, lo que hemos aprendido, todo nuestro bagaje, lo está aportando.

Si algo tienes que dar y cuentas con valores, este es el sitio adecuado. Si quieres dar algo por los demás, servir a España, estás en tiempo y lugar.

No hay mentalización de la necesidad de los reservistas porque estamos en una situación de paz. En Estados Unidos, por ejemplo, ya se ha visto que el reservista es un gran apoyo a la fuerza. Siempre aportamos algo, nuestro punto de vista, traemos lo civil a lo militar y flexibilizamos ciertas mentalidades.

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