Coronavirus

Así se cuida el patrimonio de la Catedral de Cádiz ante el Covid-19

En el primer templo de la ciudad se siguen las recomendaciones del Instituto del Patrimonio Cultural de España

Labores de limpieza en la Catedral de Cádiz este lunes F. Jiménez

A. Mendoza

El Ministerio de Cultura y Deporte invitaba recientemente a las comunidades autónomas a reflexionar acerca de l os efectos de la pandemia sobre el patrimonio cultural , el cierre de instituciones, las prácticas de desinfección aplicadas en el ámbito de los bienes culturales y las futuras repercusiones económicas.

Asimismo distribuía las recomendaciones elaboradas por el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) para garantizar que las medidas de desinfección en el patrimonio cultural obligadas por la crisis del Covid-19 sean compatibles con la protección de los bienes culturales.

En este contexto se encuentra la Catedral de Cádiz, el monumento más visitado de la ciudad que se encuentra cerrado desde el pasado 13 de marzo . En la búsqueda de esa correcta conservación de este importantísimo patrimonio, el Cabildo Catedral incide en estos días en los cuidados especiales y la protección de las imágenes, cuadros... y distintos bienes culturales que se encuentran en el primer templo de la ciudad . Para ello los restauradores gaditanos Pilar Morillo y Álvaro Domínguez han mantenido un encuentro con los trabajadores que se encargan de la limpieza y cuidado del edificio para trasladarles estas recomendaciones de desinfección.

Son unas pautas que se siguen habitualmente pero en las que se incide especialmente no solo para estos momentos en que la Catedral se encuentra cerrada al público sino también de cara a su reapertura cuando será más necesario mantener al máximo esta labor.

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Productos nocivos que no se deben emplear

Pilar Morillo y Álvaro Domínguez han destacado la importancia de no utilizar productos corrosivos que además generan residuos muy dañinos . Como se sabe para la desinfección de lugares públicos tales como calles, hospitales, aeropuertos, residencias o plazas… se utilizan soluciones cloradas bastante efectivas pero que pueden causar daños cuando se emplean sobre los bienes culturales. En este caso se encuentran los derivados del cloro: la lejía y el hipoclorito, el amoniaco y los detergentes . Estos productos tienen consecuencias sobre el patrimonio ya que son oxidantes, alteran los colores, destruyen pigmentos, eliminan pátinas de protección y además son nocivos para la salud y el medio ambiente.

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La limpieza en el interior del templo y museo

1. No realizar fumigaciones o pulverizaciones generalizadas.

2. Desinfección de suelos, mostradores o pomos sin valor histórico-artístico, con etanol disuelto al 70% o con una disolución de jabón neutro (tipo jabón verde o marsella) en agua.

3. El exterior de vitrinas y cristales limpiar con etanol disuelto al 70% y no tocar el interior.

4. Evitar tocar e incluso perimetrar, si fuera necesario, las obras de arte del interior de la Catedral.

5. Importancia de la ventilación tras la limpieza y desinfección.

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La limpieza del exterior del templo y museo

1. En el entorno directo (a menos de 1 metro de distancia, como aceras próximas o zócalos de edificios) se utilizará preferiblemente una disolución de etanol disuelto al 70% en agua proyectada a baja presión evitando el rociamiento directo de los zócalos.

2. La desinfección de paredes, puertas y columnas se realizará hasta una altura de dos metros desde el suelo .

3. En todos los casos las personas encargadas de limpieza realizarán estas labores siempre con las correspondientes medidas de protección que garanticen su seguridad y ante la duda sobre el tratamiento en alguna superficie lo consultarán con los profesionales del ámbito de la conservación y restauración.

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Prevención

Morillo y Domínguez sostienen y destacan que la mejor vía para la conservación del patrimonio cultural es sin duda la prevención. Y la forma más acertada de prevenir es evitar el contacto directo con los bienes culturales. Por ello es necesario:

1. Evitar contactar con posibles partículas víricas que anteriormente hubiera podido dejar cualquier persona.

2. Evitar tener que aplicar soluciones desinfectantes sobre los bienes culturales.

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