Cádiz

Los ángeles de los últimos suspiros

Cruz Roja lleva a cabo en Cádiz un programa de asistencia para enfermos terminales

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La muerte hay que mirarla cara a cara. Así trataba de fortalecer Bernarda Alba a sus hijas una vez que Adela puso fin a su vida. Pero lo cierto es que no todo el mundo tiene la misma fortaleza que el personaje de Lorca. En especial, cuando la muerte no ha llegado aún, pero se ve acercándose, imparable como un atardecer. Y muchos no saben cómo afrontar este trance, ni en primera persona ni cuando el que lo está padeciendo es un familiar cercano. Es por esto que Cruz Roja cuenta en la provincia de Cádiz con un proyecto dirigido a estas personas, por el que se les ofrece apoyo emocional, social, y espiritual, durante la enfermedad .

Además, a los familiares que lo necesitan se les sigue apoyando en el duelo, tras la muerte. «Hay muchos pacientes oncológicos que se encuentran en el estadio final de la enfermedad, aunque también los hay con otras dolencias terminales», explica la psicóloga sanitaria Sonia Wbanet, coordinadora del Equipo de Atención Psicosocial de Cruz Roja, que cuenta con el apoyo de la Obra Social de La Caixa.

Wbanet reconoce que la mayor parte del trabajo que realizan («como un 90%») es de asistencia psicológica al paciente y al familiar, por encima de las labores de acompañamiento, «ya que en nuestra cultura no suele dejarse solo al familiar que lo está pasando mal». Eso sí, una de cal, y una de arena, ya que «también por nuestra cultura, una vez que fallece el familiar, no se pide ayuda a los especialistas porque se entiende que hay que pasar el duelo con tiempo». Esta especialista, por su experiencia, cree que es un error «ya que hay pautas que pueden hacer el trance menos doloroso, en especial cuando la relación con el familiar ha sido problemática».

Ante el trance de la muerte, los psicólogos buscan que el paciente ponga en orden sus asuntos pendientes

Pero, volviendo a la asistencia psicológica, la pregunta del millón es cómo se le trata a una persona que sabe que va a morir. «Esa pregunta es... la esencia del trabajo de los psicólogos de este programa», comienza Wbanet, que detalla: «Abordamos con mucho cuidado el tipo de información que tiene el paciente sobre su situación y le pedimos que nos cuente qué sensación tienen de sufrimiento físico y emocional». Una de las partes fundamentales es determinar qué sentido le dan a ese trance, «porque muchos no lo entienden ni lo aceptan». «Nuestra intención es que integren esa situación como parte del proceso que es su vida y que sepan ajustarse a las limitaciones de la enfermedad», eso sí no centrándose en lo que no pueden hacer, sino en lo que pueden. Wbanet no oculta que es un momento muy delicado por la crisis de identidad que sufre el ser humano al ver venir a la dama de blanco por lo que tratan de resumir «el sentido de su vida en base a sus experiencias anteriores». Y, como insisten en las películas, es fundamental, cuando se siente que ya se tiene un pie en el estribo, «dejar los asuntos pendientes zanjados; esto va desde formalizar el testamento hasta decirle a tu pareja que la quieres».

El papel de los voluntarios

Como puede imaginarse el lector, no son situaciones agradables las que tienen que vivir estos profesionales, ni los psicólogos ni el equipo médico que atiende en los cuidados paliativos. Es por eso que uno de los ejes del programa es asesorar tanto a los que prestan asistencia psicológica a familiares y enfermos como al profesional sanitario. También están muy pendientes de cuidar al grupo de voluntarios que colabora en las tareas de acompañamiento que presta Cruz Roja.

Estos voluntarios se encargan de acompañar a los pacientes y a los familiares y a ayudarles en los trámites que tengan que hacer durante ese periodo. «Son un gran descargo porque les ayudan a desahogarse, además, muchas veces realizan gestiones que, por la delicada situación de la familia, los interesados no pueden afrontar», relata Wbanet, que revela que a estos voluntarios, que provienen de las asambleas locales de Cruz Roja, se les da preparación previa para afrontar estas situaciones. «De todas maneras, muchos no aguantan o lo pasan muy mal cuando se produce el desenlace fatal porque se apegan al enfermo, por eso intentamos que ningún voluntario se ocupe en exclusiva de un paciente», apunta la psicóloga.

Desde que comenzó esta iniciativa se ha atendido a 2.683 pacientes y a 3.085 familiares

El programa de Atención Psicosocial fue puesto en marcha por La Caixa en 2008 y, un año más tarde, llegó hasta Cádiz, concretamente, al Hospital Puerta del Mar. Actualmente, existen en todo el país medio centenar de equipos de esta índole. Durante el último año (concretamente desde noviembre de 2015 y septiembre de 2016), el equipo de Cádiz ha atendido a 625 personas enfermas, y a 597 familiares. Desde que comenzó el programa, según indican desde Cruz Roja, se ha atendido a 2.683 pacientes y a unos 3.085 familiares. Más de 5.000 personas que, en el último momento, encontraron unos compañeros de viaje que les enseñaron que, al final de esta existencia cruel, sigue habiendo quienes merecen la pena.

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