REPORTAJE | CÁDIZ - MÁLAGA

Alto riesgo: Así controla la Policía Nacional en Cádiz a los radicales del fútbol

LA VOZ, testigo del contundente dispositivo del Cádiz-Málaga de este lunes. Más de un centenar de agentes trabajó para que no se produjeran altercados en una cita que ya llegaba cargada de tensión

Vídeo: Así trabaja la Policía Nacional en el dispositivo de un partido de alto riesgo. María Almagro / Fotos: A. Vázquez / M. Almagro

María Almagro

Lunes 6 de mayo. Estadio Ramón de Carranza. El Cádiz recibe al Málaga en partido de liga. La emoción deportiva está servida. Ambos equipos están obligados a ganar. Eso, sobre el terreno de juego. Fuera, parece que puede haber otro lance pendiente . El encuentro ha sido declarado de alto riesgo . Los hinchas radicales de ambos clubes se tienen ganas. Hace unas semanas cuando los cadistas jugaron contra el Zaragoza, los Brigadas y un grupo de ultras malacitanos del Frente Bokeron, que viajaron a la capital gaditana para apoyar a los maños, se enfrentaron en el Paseo Marítimo. Hubo insultos, lanzamiento de botellas, piedras, sillas, mesas por el aire y carreras delante de la Policía. Se espera que esta historia tenga un nuevo capítulo.

Un centenar de agentes está en alerta, preparados para evitar o controlar cualquier posible enfrentamiento de las hinchadas. El dispositivo de la Policía Nacional para este encuentro es especial. El engranaje que lo conforma es espectacular. Cada pieza está en su lugar y se van moviendo según la experiencia y el conocimiento que manejan sobre orden público.

La tensión es evidente, incluso necesaria . Sin embargo todo lo que se hace se piensa antes. La base es la prevención del riesgo. El control de la situación. La improvisación solo cabe si hay que tomar decisiones de última hora porque haya algún altercado que precise de ello. Y si llega ese momento la puesta en acción debe de seguir también un protocolo ya conocido de sobra. Las líneas, las posiciones, si hay carga o no, todo forma parte de un mismo mecanismo con un mismo objetivo: evitar problemas innecesarios .

El encuentro comienza a las nueve de la noche pero desde primera hora de la tarde los policías que forman parte de este dispositivo están ya en sus puestos. Los momentos previos y los finales son determinantes. Desde hace días se ha venido estudiando la situación para saber cómo y de qué forma actuar. Hay que tener en cuenta que está en juego la seguridad no solo de los que (por voluntad propia) puedan tener la intención de meterse en líos sino también de todos los aficionados que aman el deporte y a su equipo sin más y de toda la ciudad. Miles de personas.

Sobre las seis y media llega el primer aviso . Incidentes en La Laguna. Medio centenar de ultras del Málaga han decidido ir a hacer una 'visita' a los Brigadas al lugar donde estos se concentran antes de cada partido. Agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de Cádiz acuden al lugar rápidamente. El cruce entre estos dos secciones radicales puede ser funesto. Las provocaciones, los cánticos en contra de unos y otros, los insultos, son continuos.

Empiezan los primeros roces y carreras pero la intervención policial es determinante . Logran separarlos, contener a tiempo a los malacitanos, y 'embolsarlos' (llevarlos en grupo y escoltados) hasta el estadio a un lugar ya controlado y seguro. Les acompañan policías de caballería, trasladados desde Sevilla para partidos de esta índole y expertos también en contención de masas. Un helicóptero y la unidad de radiopatrullas y motos vigilan por su parte cualquier otro movimiento. El puzzle tiene que encajar perfectamente. Dos de estos radicales del Málaga que han participado en los incidentes son interceptados y trasladados hasta Comisaría a efectos de ser identificados. Se les propondrá para interponerles una sanción administrativa por haber vulnerado la Ley del Deporte . Las multas de Antiviolencia por este tipo de hechos suelen ser altas. Aquí se pagan caras las consecuencias.

Escolta y cacheo

En la entrada de la ciudad también se trabaja. En el centro náutico Elcano, la Unidad de Intervención Policial (UIP) que se ha trasladado desde Granada para el encuentro está pendiente a pie de carretera de la llegada de los autobuses de aficionados malagueños. Varias motos y furgones esperan en ese punto. La sensación de seguridad es máxima . Al ser un partido de alto riesgo, los autocares de los seguidores del equipo visitante más radicales son escoltados en todo momento para que no se crucen con los contrarios. Es como el agua y el aceite. La mezcla es imposible y así debe de seguir. Como manda el protocolo de un partido de estas características todavía no han pisado Cádiz ciudad y los aficionados se tienen que bajar de los vehículos y ser cacheados. Uno a uno. Después rodeados por un fuerte cordón policial son acompañados por las patrullas hasta el estadio y allí, en las mismas puertas por las que tienen que acceder (siempre las contrarias al equipo rival) bajan y son llevados a sus gradas donde permanecerán hasta el final del encuentro.

En todo este trayecto los ultras aporrean las ventanas, cantan y lanzan gritos de apoyo a su equipo y en contra del Cádiz. Ya en Carranza, al otro lado de otra contundente hilera de agentes, aficionados del equipo amarillo esperan para entrar después de que estos primeros sean llevados a sus asientos.

La tensión es continua . Al tiempo que esto ocurre, la UPR sigue vigilando de cerca al otro 'bando'. A los Brigadas. Es vital tener en todo momento controlada la situación. Lo máximo posible. «El problema son los aficionados que vienen por su cuenta y hay que detectarlos», cuenta el inspector jefe de la UPR. «En Cádiz hacía tiempo que no teníamos un partido de alto riesgo. Nuestra función es mantener separadas las aficiones para evitar problemas», comenta este agente que no para ni un solo minuto. No se puede.

Una vez comienza el partido la tensión se traslada al campo aunque la Policía continúa atenta a cualquier movimiento en el interior del estadio, ayudados además por los vigilantes, cuya labor por cierto es también fundamental, y por un sistema de cámaras que se controlan desde una de las estancias de Carranza.

Termina el partido y el dispositivo de salida sigue los mismos parámetros. Por tiempos marcados, por zonas, separando a los ultras, controlando las inmediaciones... un trabajo medido que se hace en equipo y donde cada pieza tiene que estar exactamente en su lugar. Y, por supuesto, siempre en alerta.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación