poster Vídeo
Foto: A. Vázquez / Vídeo: J.M.Aguilera/A.Vázquez

Veinte atunes, el botín de los almadraberos de Barbate

Las almadrabas reviven hoy su milenario ritual en el mar de Cádiz

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Como cada mes de mayo, las cuatro almadrabas que trabajan en el mar de Cádiz reviven el rito de esta pesca artesanal, milenaria y que tiene como protagonista al atún rojo salvaje que en esta época, cuando viaja del Atlántico al Mediterráneo para desovar, se convierte en un preciado manjar.

Entre setenta y ochenta personas, entre marineros y buzos, trabajan en una "levantá", como se conoce la captura del atún rojo que practican las almadrabas de las localidades gaditanas de Barbate, Conil de la Frontera, Tarifa y Zahara de los Atunes.

Para realizar una "levantá", varias embarcaciones rodean el enjambre de redes que previamente se ha establecido a unos tres kilómetros de la costa, con unos 34 metros de fondo, para atrapar a los atunes en la época de sus migraciones, cuando su grasa es de major calidad.

Tirando de las redes, los almadraberos hacen que los atunes lleguen al denominado "colador", donde, con la ayuda de buzos, se eligen los ejemplares que están listos.

Un golpe certero con una vara, un sistema usado porque provoca una muerte sin estrés, es uno de los detalles que se han modernizado en esta pesca que antiguamente utilizaba cuchillos y teñía el mar de sangre.

Una grúa ayuda a extraer del mar los atunes, de unos 300 kilos, hasta los barcos que los llevan a tierra para proceder a su "ronqueo", como se conoce, por el ruido que hace, el despiece de este pescado del que, dicen, se comen, "hasta los nadares".

La almadraba de Barbate ha extraído hoy en su levantá una veintena de atunes.

Podrían haber sido muchos más, pero estas pesquerías dosifican sus capturas para no acabar en apenas unos días con la cuota de atún que tienen asignada, y que este año es inicialmente de 1.097 toneladas.

Las almadrabas dosifican las capturas para que las campañas se alarguen los dos tradicionales meses, antes de volver a recoger y guardar todos los aperos, una tarea que les ocupa dos meses extender el enjambre de redes y otros dos recogerlas.

Ver los comentarios