La obra titulada 'Sentado en el bosque'. :: L. V.
cultura

La obra de Galán Urréjola, al natural

La colección, que combina el bosque con el bodegón, ha inspirado también un libro realizado junto a la profesora y poeta gaditana Ana Sofía Pérez-Bustamante

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Ricardo Galán Urréjola anda siempre atento. A lo que reclama su mirada, su interés, sus sentidos. El pintor gaditano no ha abandonado la ciudad, pero sí ha emprendido un viaje. Uno que había realizado en centenares de ocasiones, aunque, en una de ellas, algo le llamó poderosamente la atención. Galán Urréjola se perdió en el bosque. Quedó atrapado en su vigilancia, en su observación. Se sintió encerrado, envuelto en su espesura. De esas experiencias ha surgido 'Pintura, naturaleza, quietud', la exposición que hoy se inaugura en la galería Benot. 32 cuadros que, sin perder la «pulsión, el grafismo» que caracteriza al artista isleño, advierten una forma diferente a lo que imperaba en su obra. Novedosa es también la manera que Galán Urréjola se ha adentrado en la naturaleza para su reflejo en el lienzo. «La mayoría de los artistas pintan los bosques como una vista de árboles verticales que se pierden en el infinito, sin embargo, yo me he metido tan adentro que las ramas se cruzan horizontalmente, creando composiciones abstractas y caprichosas», explica. La poética de esta colección no tiene sólo que ver con este sentido de interioridad, de círculo que abraza a quien transita entre los bosques. En este caso, la justificación de la lírica es literal. Ricardo Galán Urréjola y la profesora y poeta Ana Sofía Pérez Bustamante han creado conjuntamente un libro, del mismo título que la exposición -editado por Blanca Edición- que alterna las imágenes de los óleos con los versos escritos por la autora gaditana. Un trabajo difícil, laborioso, «insólito», que ha resultado de las «inspiraciones mutuas».

Con este proyecto el isleño ha vuelto también a explorar una temática hasta ahora aparcada: la mal llamada naturaleza muerta. «Yo prefiero llamarla 'still life'», comenta. De ahí el complemento de 'quietud' no sólo del título de la muestra, sino en la práctica. Mitad naturaleza viva, la otra no de su contrapunto, sino de uno de sus estados.

«He tenido que cambiar posicionamientos interiores porque es muy diferente pintar ciudades a bosques. El tratamiento de la naturaleza es más íntimo, más personal, permite una mayor libertad y espontaneidad», reflexiona el artista sobre la colección. Galán Urréjola también ha advertido un cambio, una fusión, en su producción. «He descubierto casi al final del trabajo que he realizado un híbrido, una mezcla de mi aprendizaje con el Barroco español-holandés con la pintura abstracta del siglo XX. El artista asegura que seguirá pintando ciudades pero que también continuará fascinado por la intimidad de la naturaleza. Sobre todo por la que tanto ha revisitado, la gaditana. «Es un bosque que te cerca, sientes que estás rodeado, que casi te araña», advierte.

Lo siguiente, el mar

Pinturas urbanas, árboles después. ¿Lo siguiente? El mar. Un proyecto futuro para el artista gaditano, aunque no reflejado como una marina, en la costa, «sino el mar adentro, el que no vemos». A corto plazo, los planes de Galán Urréjola son distintos. En febrero expondrá varias obras de sus paisajes de ciudades, en concreto de Nueva York, en Palm Beach, Florida. Y muy pronto empezará a trabajar en una muestra individual de temáticas combinadas que le llevará a finales de 2014 de nuevo a la galería Ansorena de Madrid. Próximamente exhibirá en Bruselas la colección que se ha podido ver estos meses en el Castillo de Santa Catalina, 'La Unión Europea. Nuestras ciudades'. Aunque lo más inmediato en su agenda es la presentación del libro de 'Pintura, naturaleza, quietud'. Será el 12 de diciembre en el Centro Cultural Reina Sofía de Cádiz y el 17 de ese mismo mes en el Centro de Congresos de San Fernando. La exposición que acompaña a esta publicación puede admirarse en Benot hasta el 10 de enero del año próximo.