La abadesa, en el locutorio de Santa María, antes de marcharse. :: LA VOZ
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«Después de 500 años, los gaditanos siguen mirando por Santa María»

La religiosa ve más cerca el regreso al convento, gracias al apoyo ciudadano a iniciativas benéficas como la Noche BlancaSor María Luz Suárez Abadesa del monasterio de la capital

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Son siete años de desvelos. De distintos proyectos que parecían ver la luz y finalmente se torcieron. Siete años lejos de su Monasterio de Santa María. Un tiempo que pesa a Sor María Luz Suárez, abadesa de Santa María, y a su comunidad. Sin embargo, el padecimiento ahora parece hacerse más liviano gracias a que la iniciativa ciudadana se ha sumado a la salvación del convento. La Asociación de Amigos de Santa María y el éxito de la Noche Blanca organizada por el colectivo Cádiz Ilustrada hace unos días son la muestra de ello.

-Cerca de 2.000 personas se sumaron hace unos días a la causa a favor de rehabilitar el Monasterio de Santa María, ¿cómo ha vivido esta implicación?

-Tenía mis temores ya que estamos en una situación complicada por la crisis. Pero cuando me fui enterando de las colas que había lo viví todo con emoción y agradecimiento. Se veía interés, deseo de ver y de echar el hombro. Hoy predomina eso, el agradecimiento y la satisfacción de ver que la gente es sensible a Santa María.

-¿Cree que patrimonios religiosos como Santa María son suficientemente conocidos por los gaditanos?

-Creo que no lo conocen y es una pena. Es la base de una fuente de riqueza. No tenemos que esperar nada de fuera, lo tenemos aquí en la ciudad. Es cuestión de explotarlo y de saber hacerlo, que no todo el mundo sabe. En este sentido, Cádiz Ilustrada ha tenido la brillantez de saber organizarlo y ponerlo en marcha. Eso implica mucho porque según como se presente y se organice, luego se ven los frutos. Porque yo al principio, cuando conocía la idea decía: 'Es una idea genial y preciosa, ¿pero se podrá realizar?' Finalmente fue todo un acierto.

-¿Cree que en esta sociedad tan rápida y cambiante sigue despertando interés la vida contemplativa?

-Creo que sí. Precisamente, frente a estos cambios tan rápidos, poco consistentes; la vida contemplativa está personificada en los muros de Santa María. Me hace ilusión descubrir que en los archivos hay documentos que hablan que en julio de 1513 ya había donativos al monasterio. Es muy bonito que, justo ahora, 500 años después, sigan los gaditanos mirando por Santa María y trabajando por ello. Eso por no hablar de lo que queda por descubrir. Queda mucho por saber de lo que significó Santa María para la ciudad y lo que los gaditanos hicieron por el monasterio. Fue la ciudad la que en su momento levantó Santa María y hoy los gaditanos quieren mantenerlo.

-¿En qué punto se encuentra la rehabilitación del edificio?

-Va despacio. Me gustaría pedírselo a la alcaldesa. Cuando nos recibió y firmamos el convenio lo vio fácil, no puso problemas, se ilusionó. Ya está entregada toda la documentación en el Ayuntamiento para realizar la primera fase. La alcaldesa siempre nos ha recibido bien y se ha mostrado deseosa de que volvamos, pero la verdad es que necesitamos el empujoncito para comenzar la rehabilitación que nos permita volver a la zona de la casa del capellán.

-Con estas iniciativas, ¿ven más cercana la vuelta?

-Qué duda cabe. A parte del tema financiero, la sensibilización del pueblo está surtiendo efecto. Un poquito más cerca estamos. Ahora depende de que el Ayuntamiento aporte el importe que se comprometió. Hay muy buena voluntad por su parte y eso es de agradecer.

-¿Qué sensación le produce a usted ver el convento cada vez que lo visita?

-Cada vez que voy, e incluso sin ir, cuando veo que hay cualquier promesa que se demora, se me desgarra el corazón. Cuanto más tiempo pasa, más deteriorado está el convento y eso me produce un dolor inmenso, pero me veo impotente. Hago lo poco que puedo, pero no tenemos los medios. Lo que se ha hecho ya ha sido gracias a lo que teníamos en la comunidad y lo que ha aportado la Asociación de Amigos de Santa María.

-Las piezas que se pudieron ver en la Noche Blanca son un aperitivo de ese museo que quieren crear, ¿no es así?

-Tenemos mucha ilusión en el museo. No tenemos piezas muy ricas, pero sí hablan de la historia y la cultura que van en favor del barrio y de la ciudad. Es el caso de la poetisa, la Hija del Sol (por Gertrudis de Hore). ¿Cree que no produce pena que Madrid tenga una calle en su honor y que en Cádiz apenas se la conozca? Suerte que la historiadora Federica Morand está investigando para elaborar su tesis y está descubriendo muchos datos sobre el convento. Nuestra orden es la primera que llegó a América, en 1530, y embarcaron aquí en Cádiz. Eso también es un honor para la ciudad.

-Los que visitaron Santa María tuvieron oportunidad de escuchar los versos de Gertrudis de Hore, ¿han pensado alguna fórmula para dar a conocer su obra literaria?

-Morand luchó mucho por poner una placa en la iglesia o una calle con su nombre, pero como no era conocida no lo tuvieron en cuenta. Todo eso lo tenemos en cuenta y en mente para que, cuando volvamos, mover que, al menos una calle se le dedique con una placa conmemorativa. Tenemos muchas ideas, el museo será un proyecto de puertas abiertas a la ciudad, para que conozcan su propia historia.

-En la rehabilitación se habla de espacios abiertos a la ciudad, ¿cómo de importante consideran esta relación? ¿Es compatible con la vida contemplativa?

-Lo que sea en beneficio del barrio y de la ciudad, dentro de nuestras posibilidades y forma de vida, se hará. La relación es muy importante. Pongo un ejemplo: hay un cantaor flamenco del barrio que oía los cantos gregorianos de las monjas y decía que eso le inspiraba para su cante. No solo la Hija del Sol, ha habido muchas 'ilustres hijas de Cádiz' como yo las llamo. Hay muchos monasterios que ya tienen experiencias de espacios abiertos a la ciudad y que lo atienden ellos mismos: hospedería, museo. Todo es cuestión de organizarse.