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Los padres de la pequeña Rocío luchan para trasladarse a un piso con mejor accesibilidad

CHICLANA. Actualizado: Guardar
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Tener dos niñas les cambió la vida a Jesús Rodríguez y Priscila Pinto, como a cualquier otra familia. Pero el cambio que no esperaban llegó en septiembre, cuando a Rocío, la pequeña de cuatro años, le diagnosticaron la enfermedad de Perthes.

Esta dolencia, que normalmente afecta a varones a partir de los seis años, provoca que a la niña no le llegue el riego sanguíneo a la cadera. Por eso, Rocío necesita una silla de ruedas para moverse y en enero tendrá su primera intervención quirúrgica para practicarle una osteotomía, sustituir el hueso de la cadera para ponerle una prótesis.

Será la primera de otras tantas ya que, según vaya creciendo, tendrá que repetir operación. Este hecho, sumado a las constantes visitas al médico, el largo postoperatorio que le obliga a permanecer tumbada, y la rehabilitación, han obligado a Jesús y Priscila a solicitar un cambio de vivienda porque continuar en su tercer piso sin ascensor de Emsisa en La Carabina se les hace imposible.

Para ello, desde hace dos meses, no han cesado de buscar soluciones en el Ayuntamiento. Pero el problema con el que se encuentran es que no hay viviendas sociales vacías, con la dificultadañadida de que reúna las condiciones que la vida de la pequeña requiere.

Varias opciones

El delegado de Vivienda, Andrés Núñez, explicó que en este tiempo se ha actuado «con toda la diligencia posible» y se han planteado soluciones como que abandonaran su vivienda y se acogieran a una ayuda de alquiler para otra adaptada o que encontraran otra familia que se prestase a la permuta de casas.

Así, los padres de Rocío han llenado la ciudad de carteles en los que buscan la colaboración ciudadana para lograr un cambio a una vivienda accesible.

Ayer mismo quedó una vivienda de la Plaza de Cuba vacía y Emsisa avisó inmediatamente a Jesús y Priscila para ofrecerles las llaves. Sin embargo, a lo largo de la tarde, probaron a manejar la silla de ruedas y comprobaron que a pesar de tener rampas y ascensor, «no hay espacio en los pasillos y los batidores de las puertas están muy pegados unos a otros», explicó Jesús.

Por eso, la familia de la pequeña continuará esforzándose por lograr una vivienda que ofrezca a Rocío el espacio que ella necesita.