El Fandi da un pase a uno de los astados de la tarde :: ESTEBAN
Sociedad

Tauromaquia festiva y superficial

El Fandi, que corta cuatro orejas y un rabo, y El Cordobés salen a hombros mientras Escarcena obtiene un trofeo

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Tauromaquia festiva, incongruente y superficial. Con esta trilogía de adjetivos se puede resumir una corrida de toros en la que los toreros cortan muchas orejas, el público se lo pasa en grande, solicita con vehemencia trofeos y es capaz de aplaudir y entusiasmarse con pasajes de la lidia que carecen de la más mínima enjundia. Yen la que la emoción que transmite el toro bravo es entelequia desconocida. La suerte de varas se simula y el tercio de bandeerillas se reduce a un merro trámite que se suele saldar con dos pares apresurados de rehiletes.

Todo lo expuesto se puede haceer extensible a cuanto ocurrió durante el festejo de ayer, salvo lo vivido en el transcrso de la interesante lidia del segundo de la suelta. Toro ensillado, aleonado, fino de cabos, cariavacado, estrecho de sienes, algo tocado de pitones...un auténtico ejemplar de encaste Núñez. Animal que resultó enrazado, de mirada tensa y de serio comportamiento, que no se entregó en el capote de Escarcena y peleó con bravura bajo el peto. Pero su embestida resultó corta, incierta e intermitente, poco clara por el pitón derecho y muy orientado e incierto por el izquierdo. El poco placeado Curro Escarcena derrochó valentía y realizó un gran esfuerzo tanto en éste como en el manso y brusco que hizo quinto. Y hasta fue capaz de resolver con torera dignidad tan incómodas papeletas. Si bien, manifestó una evidente impericia en el manejo de la espada.

Condición huidiza y abrumadura escasez de fuerzas presentó el colorado que abrió plaza, cualidades no mitigadas por la extrema y bobalicona nobleza que derrochó. Merodeó ante él Manuel Díaz, quien encadenó una multitud de medios pases en redondo, sin convicción ni transmisión algunas, y varios esbozos de naturales, con cites al hilo del pitón. Al final, pasó lo previsible: saltos al anfibio modo con los que El Cordobés se gana la simpatía del respetable. Una gran estocada puso broche a una actuación que tuvo su continuidad en la lidia del sobrero cuarto. Presentó éste una embestida áspera y dubitativa, al tiempo que evidenció una total carencia de raza y de fortaleza. A base de insistencia, El Cordobés pudo obtener ciertos conatos de muletazos.

Recibió El Fandi con larga cambiada al anovillado tercero, cuya corta acometida y escasez de fortaleza le impidió ligar las verónicas de recibo. Pero donde El Fandi adquiere singular brillo es en el tercio de banderillas, en el que ofrece su habitual derroche de facultades y es capaz de ejecutarlo con suma precisión, tanto por su ceñida reunión como por su perfecta colocación. Todo ello ocurrió en los dos espectaculares tercios que ofreció ayer, con pares variados de poder apoder, al cuarteo, de dentro a fuera o al violín. Franela en mano, ante enemigos de extrema boyantía pero sin un ápicee de casta ni vibración en las embestidas, elaboó sendos trasteos que resultaron profusos en muletazos y exiguos en calidades. El acertado uso de los aceros le otorgó el salvoconducto para franquear a hombros la puerta grande.